Magnum es una agencia internacional de fotografía independiente con sedes en París, Londres, New York y Tokio. Fue fundada en 1947, entre otros, por el máximo exponente de los reporteros gráficos de guerra - el húngaro judío conocido por el nombre de Robert Capa. En realidad se vio forzado a sustituir su verdadero apellido - Friedmann - por otro que no molestara a los nazis. También fueron de la partida Junto a él, Henri Cartier-Bresson y David Seymor, exponentes de lo mejor de la fotografía del siglo XX.
Robert Capa es conocido por su famosa foto «Muerte de un miliciano» tomada segundos antes de que una bala matara al anarquista Federico Borrell García, durante la Guerra Civil española en 1936. Tan famosa como el «Beso» de Doisneau - es la del muchacho que abraza a una chica -, que parece de postal, como preparada, para causar la ilusión de que el amor se sobrepone a la guerra, a todas las adversidades y dura eternamente. Años más tarde Doisneau tuvo que admitir que así fue pensada - nada espontánea - para la revista Life, donde se desempeñaba. Estas dos magníficas obras las vi hace un par de años en Argentina.
El mismo Capa murió trabajando, mientras tomaba fotos en la guerra de Indochina. Pisó una mina que explotó sobre su pecho. Es el creador de la frase: Si tus fotos no son lo suficientemente buenas, es que no te has acercado lo suficiente. A él le costó la vida, aunque dejó una cantidad inaudita de negativos.
Las muestras Magnum se destacan en todo el mundo ya que están minuciosamente curadas. En la oportunidad, la exposición se realizó en París - dedicada a la Ciudad Luz - en el Hotel de Ville, que entre otras cosas, no cobra entrada. Sólo hay que hacer una cola donde ingresan tantos como las personas que salen. Medida democrática en el país de la Libertad, Igualdad, Fraternidad, pero a la cola. Y a nadie se le ocurre la trampita de pasar al otro.
La muestra se encuentra dividida en cinco grandes segmentos desde 1932 hasta el 2014, con diferentes nombres que dan la idea exacta de qué se pretende realzar. No son fotos bellas, son fotos que dicen, hablan de la realidad a la que se dirigen y pretenden explicar.
Me interesó el módulo 1945-1959, llamado Pobreza y Preocupación. París, después de los festejos por la Liberación, atraviesa el real estrago que deja la guerra. Se ven trabajadores en bicicleta con sus típicas boinas negras o tomando el tren con un fondo de hambre y desesperanza. Había necesidad de alimentos y pocas sonrisas en un proletariado que no hallaba un sentido a la contienda que acababa de atravesar. En las imágenes se halla presente la muerte, aunque todavía no se habla de ello. Está muy cercano el horror. Eso, es al menos, lo que interpreto. Dice el folleto: «El fin de la Cuarta República ya está inscripta en sus caras». De Gaulle resulta en las fotos hasta bien parecido con birrete y traje militar y no una jirafa con nariz y birrete, con el que siempre lo vi. ¿Es que no tuvo vida civil o un traje sastre para ponerse?
Los años 1960 al 69 - Los años Pop - señalan el despegue de los más jóvenes. Llega la minifalda, surge la acreditadísima Nouvelle Vague y el Pop-Art. También los sucesos de Mayo del '69 con sus slogans tan poéticos como irreverentemente locos. «Sean realistas, pidan lo imposible», o este otro. «Debajo del asfalto, la playa». Esa revolución burguesa estudiantil, marcó, sin embargo, un hito en la acartonada y burocrática Francia. Se revieron programas y la currícula estudiantil, entre otras cosas. La imaginación de algunos jóvenes parisinos se tradujo en un cierto poder y entusiasmo que rápidamente contagió el espíritu de la época a otros lugares y países. Una reproducción del Barrio Latino inundada de gases da perfecta cuenta de aquello que se vivía. Es de Bruno Barbey.
Reacción y Resistencia filosófica es el nombre del segmento 1970-1989. Aquí aparecen los filósofos con Sartre a la cabeza, hablando a los obreros de la Renault, el Movimiento de Liberación Femenina ocupando calles y un Truffaut jovencísimo.
¡Por Dior! No me quiero olvidar de Monsieur Dior que dotó al atuendo femenino de ese no sé qué, ese qué se yo, ese rayo de distinción à la francesa.
La muestra Magnum funciona como una lente que muestra lo bello, lo malo y lo feo sin tapujos ni vergüenzas. Uno no sale como entró. Deja marca, que es más de lo que se puede decir de otras muestras.
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