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"Yom Kipur" breve en Arabia Saudita



Un antiguo proverbio árabe dice: "Cada mañana, al levantarte, dale una cachetada a tu mujer. Si no entiendes por qué, no te preocupes; ellá lo entenderá".

Sin embargo, y aunque parezca un cuento de ciencia ficción en esa sociedad machista, la "primavera árabe" que recorre Oriente Medio y el Yom Kipur se detuvieron por unos minutos también en Arabia Saudita.

Esta semana el rey Abdullah bin Abdelaziz (foto) anuló una sentencia de diez latigazos (!) contra una mujer por conducir un auto emitida sólo dos días después de que el monarca anunciara que las mujeres del conservador reino musulmán podrán votar (!) y presentarse a elecciones municipales y al Consejo de la Shura, el principal órgano consultivo del país, aunque sin poderes legislativos.

Sin duda un acto digno de ser admirado, elogiado y aplaudido por toda la comunidad internacional.

Shayma Jastaniah, la mujer indultada, fue condenada a ser azotada y al pago de una multa por un tribunal de Jeddah, la segunda ciudad más importante del país, por atreverse a manejar un automóvil por sus bulevares.

No podemos olvidar que bajo las estrictas leyes islámicas de Arabia Saudita, las mujeres necesitan el permiso de un varón para trabajar, viajar al extranjero e incluso para someterse a ciertos tipos de cirugías.

Pero este "Yom Kipur saudita" es demasiado breve. Aún no llegó la hora de sacar bombos y platillos. También esta semana, un grupo de clérigos radicales solicitó al ministro de Información del país que detenga los esfuerzos de liberalizar los medios de comunicación y saque a las mujeres sauditas de la televisión estatal. Los sacerdotes argumentan que el gobierno está violando sus propias reglas sobre religión y moral, lo que podría ser el inicio de una orgía popular de las mil y una noches.

Las leyes sauditas prohíben mostrar a mujeres bailando, cantando o haciendo programas de noticias, ya sea en árabe o en lenguaje extranjero. Además, impiden que ellas aparezcan en televisión bajo cualquier circunstancia.

En el mundo árabe y musulmán es difícil encontrar un país tan represivo, tan misógino y con una clase política tan hipócrita como Arabia Saudita. Todo lo que uno se pueda imaginar es poco: policía secreta omnipresente, negación total de las libertades y los derechos básicos, castigos medievales, racismo y prohibición de otros cultos religiosos.

En cuanto a la situación de la mujer, la cosa ya pasa de ser vomitiva. Al lado de Arabia Saudita, la República Islámica de Irán es casi un modelo de emancipación feminista.

Las averiguaciones indican que el problema está en el mismo Corán. El libro sagrado de Mahoma se pasa alabando una y otra vez la misericordia de Alá, pero el pecador - y especialmente la pecadora - nunca saben con seguridad si van a obtener el perdón y si podrán entrar al paraíso después de su muerte.

Alá resultó ser un dios demasiado todopoderoso pero también demasiado indiferente como para que el creyente islámico - y especialmente la creyente - puedan predecir definitivamente su actitud y su trato a la hora de rendir cuentas.

En pocas palabras: no hay de qué entusiasmarse; mucho arrepentimiento y perdón allí no hay.