Cuando hace tres años Bibi era líder de la oposición presumía de su "sincera amistad" con dos dirigentes de la derecha europea, Silvio Berlusconi y Nicolas Sarkozy. Hoy, el italiano ya es historia mientras que el francés demostró que los amigos pueden ser muy complicados .

Sarkozy llamó mentiroso a Netanyahu en una charla privada con Obama. Desde entonces, y consciente de la metedura de pata - o de boca -, el líder francés intenta de forma casi desesperada salvar el honor de su "amigo" y sobre todo restablecer la vieja amistad. Primero fue una carta "amistosa" firmada de puño y letra por el inquilino del Eliseo.

Sarkozy no se refirió al incidente diplomático que enfureció en silencio a Bibi. Se hizo el vivo al elegir el camino más fácil y directo a su corazón: la lucha sin cuartel para evitar que Irán siga con su programa nuclear. Hizo referencia al informe de la OIEA sobre el objetivo militar del plan iraní y prometió sanciones sin precedentes.

Pero el culebrón tiene un nuevo acto. Otra carta llegada a Bibi desde Paris. No de amor sino de duelo ya que Sarkozy le escribió con motivo de la muerte del padre de Sara Netanyahu. Tras expresarle el pésame de Carla Bruni y suyo, Sarkozy se refiere por primera vez aunque con cierta sutileza francesa a su ya famosa frase dicha a Obama ("No lo puedo ver más, es un mentiroso").

"Querido Benjamín, aprovecho esta oportunidad para decirte que tienes garantizada mi amistad. Nuestras visiones diferentes sobre los problemas en Oriente Medio y los comentarios que aparecen en los medios no tienen ninguna influencia en nuestra amistad". Hace unas semanas, Bibi y Sara le enviaron a él y a Carla una felicitación por el nacimiento de su hija Giulia.

Bibi no reaccionó oficialmente a la ofensa de Sarkozy, pero fuentes de su oficina afirmaron que es más fácil hacer concesiones para recibir elogios que mantenerse firme en los intereses de Israel. En otras palabras, Bibi asumió que efectivamente sus dos "amigos" dijeron lo que la prensa había desvelado.

Pero a esas dos cartitas con aromas de Francia, se avecina un gesto definitivo para olvidar peleas típicas de una pareja. Según diversas fuentes, Sarkozy - si se desocupa un poco del embrollo en Europa - podría llegar a Israel a principios de 2012 a un esperado reencuentro con su "querido Benjamin" ante las murallas de Jerusalén.

Con amigos así, ¿quien necesita enemigos?