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Qué es un hermano/a

Técnicamente, según la RAE - Real Academia Española - un hermano, y de ahora en adelante no haré salvedad de sexo, es la persona que con respecto a otra tiene el mismo padre y la misma madre. Luego comienzan las variaciones cada vez más amplias: mismo padre distinta madre; misma madre distinto padre; misma madre subrogada; distinto líquido seminal crioconservado; en fin, siguen las consideraciones.

Remitámonos a la primera y más sencilla de las definiciones: mismos padres. Aquello de «los hermanos sean unidos porque ésa es la ley primera, si entre ellos se pelean, los devoran los de ajuera», desde el inicio de los tiempos, según la Biblia, no se cumple. Y más adelante tampoco.

Adán y Eva luego de desobedecer a Dios concibieron dos retoños. Cada uno bueno en lo suyo. A Caín le salía bien el negocio de la tierra. Abel era pastor. A Dios le gustaba más este último. El caso es que Caín mata a Abel y cuando Yahvé le pregunta por su hermano es famosa la respuesta: ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano? Yahvé lo castiga con una señal en la frente para que se sepa que no es buena gente.

Otros casos   

Continúo con la Biblia. José, el preferido de Jacob, es vendido por sus hermanos a mercaderes por unas pocas monedas de plata: veinte. Obviamente le mienten a su padre diciéndole que al preferido se lo comió una fiera.

Saliendo ya de la Biblia, la literatura, el cine, la realidad misma está llena de hermanos famosos o al menos conocidos por cierta porción del planeta. No me refiero a mi hermano y a mí, no, sino a los hermanos Marx, los hermanos Karamazov, salidos de la pluma de Dostoievski, Lisa, Bart y Maggie Simpson y hasta los hermanos Caniggia. Estos no sólo son hermanos, además son mellizos que gozan, al momento de escribir esta columna, de los quince minutos de fama que pregonara Andy Warhol en los '70.

¿Qué es un hermano? En principio alguien que cuando es menor que uno vino a molestar. Interrumpe el idílico equilibrio inestable de tres vértices. Eramos pocos y andábamos más o menos bien; a los tirones, pero andábamos. El recién llegado viene a complicar esta forma. Ya vamos a una figura de cuatro vértices. Un cuadrilátero. Se redefinen las fuerzas a propósito de la nueva figura. Generalmente se arman parejas que en una familia tipo sabemos cómo se forman.

Un hermano es como la familia: lo mejor y lo peor de cada uno. Esa es la paradoja que encierra un frater. Es lo más próximo a un perfecto semejante por infancia, juegos y secretos compartidos a la vez que por encarnar la más semejante de las personas que habitan este mundo, conlleva el germen de convertirse en lo más siniestro. Lo siniestro sucede, al decir de Freud de modo escueto, cuando lo familiar se vuelve extraño. Personalmente pienso que con un hermano acontece lo que con otros sujetos pero en forma agigantada: demasiado cerca entorpece, demasiado lejos desaparece. Es un tipo de relación tan pero tan cómoda que un paso más y mal dado, la torna displacentera.

¿Qué se puede esperar de un hermano que te conoció gorda, con granos y mala y ahora sos linda, flaca y premiada? Que sea inteligente. Y que cuando te entreguen el reconocimiento que buscaste toda tu vida no diga: - Ella de chica era una burra, no le gustaba estudiar. Aunque sea verdad.

Hermandades  

Cuenta el excéntrico Salvador Dalí en su libro Confesiones Inconfesables que su hermano murió a los siete años a causa de una meningitis. «Lo considero un ensayo de mí mismo. El era el bien amado. Aprendí a vivir llenando, con mi amor por mí mismo, el vacío de un afecto que no me daban».

A propósito de este tema, vi la obra «Las Criadas» de Jean Genet. Se trata de una versión aproximada al sonado caso de las hermanas Papin que en 1933, en Francia, mataron a su empleadora y a su hija. Eran mucamas demasiado cercanas, demasiado indiscriminadas la una de la otra. Tan próximas que no había lugar para las dos. En la obra teatral planean un asesinato que no se sabe si consuman. No voy yo a revelar mi parecer. Lo que sí digo es que el «demasiado» no es algo que convenga a ningún tipo de relación ya que marca un desvío de algo considerado como la norma, estadísticamente hablando. Hablando de «demasiado». Existe una nueva hermandad: la de las mujeres intervenidas por el mismo cirujano plástico. El molde es «demasiado» parecido. Como no creo que cambien los cirujanos; al menos las pacientes deberían rotar de especialista. O al menos acudir a uno que tenga diferentes moldes.

Fuente: Diario El Día de La Plata; Revista Domingo; 5.8.12

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