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La peor hora de River

En la tarde más fría y triste del año en Buenos Aires, River escribió el epílogo de una sentencia anunciada y se fue al descenso. Tenía que ganar por dos goles y empató con Belgrano de Córdoba.

La pérdida de la categoría del equipo que más títulos ha obtenido en la historia del fútbol argentino tiene, para sus hinchas, acostumbrados al festejo, visos de catástrofe. El Monumental se convirtió en la caja de resonancia de un lamento incontenible. Y, después, vino la furia.

Sobre el final, el partido tuvo que ser suspendido. Algunos hinchas intentaron invadir el campo de juego o lanzaron piedras. Los jugadores tuvieron que abandonar el terreno, custodiados por decenas de policías que recibieron piedras, palos y escupitajos. Los incidentes prosiguieron en las inmediaciones del estadio. Hinchas y policías se enfrentaron en medio de densas nubes de gases lacrimógeno. Hubo cinco coches incendiados, una treintena de detenidos y decenas de heridos, entre ellos cinco policías.

Por unos minutos se imaginó un final diferente. El Monumental se llenó de creyentes en el milagro. A los cinco minutes Pavone puso el uno a cero y una gota de esperanza.

Pero los millonarios no estaban a la altura de su apodo: eran de una pobreza futbolística extrema, la misma que mostraron a lo largo del torneo.

En el segundo tiempo comenzó a escribirse el capítulo más dramático de este club en 110 años de existencia y 33 títulos en su vitrina. Farré consiguió el empate para Belgrano con un Monumental enmudecido. La pesadilla se hacía realidad.

River pudo revertirla cinco minutos más tarde, pero Pavone erró un penal. Tan nervioso estaba que arrojó el balón a las manos del arquero cordobés.

Parece mentira; el equipo donde jugaron Bernabé Ferreyra, Peucelle, Distéfano, Moreno, Pedernera, Labruna, Lostau, Amadeo, Pipo Rossi, Sívori, Wálter Gómez, Artime, Ermindo Onega, Pinino Mas, el Beto Alonso, el Pato Fillol, Passarella, Francescoli, Sorín, Mascherano, Saviola, Crespo, D´Alessandro, Iguaín y tantos otros, jugará en la Nacional B.

La institución que ha vendido a sus joyas por 250 millones de dólares, y se encuentra en un estado financiero calamitoso, no llegó a esta instancia de casualidad. El descenso deja al club al borde del colapso.

Hasta los hinchas del Boca no salían de la incredulidad. Muchos de ellos hubieran preferido un final más piadoso para su enemigo de siempre para no perder las recaudaciones de los superclásicos.

Pero no todo es negativo para las hinchadas en Israel. La próxima temporada River jugará el superclásico contra Atlanta.