La nueva sede del centro Ana Frank en Argentina funciona desde junio en el barrio porteño de Belgrano. Allí se entrelazan el horror del Holocausto y de la Dictadura en la Argentina.
La historia de Ana Frank y las historias de quienes fueron perseguidos por los militares durante la dictadura en Argentina han encontrado un punto de encuentro en la Casa Hilda. Esta casa, ubicada en la calle Superí de Buenos Aires es la nueva sede del Centro Ana Frank en Argentina desde el 12 de junio, cuando abrió sus puertas al público.
Si bien es cierto que desde 1996 la muestra de Ana Frank se presenta en Argentina en diversos escenarios, no existía una sede permanente donde se pudiera aprender sobre lo que vivieron Ana y su familia, escondiéndose durante varios años en el altillo de una fábrica de Amsterdam, para evitar ser llevados a campos de concentración durante la ocupación nazi en Holanda.
Pero el año pasado, la familia que fue dueña de la casa en Superí 2647 durante 45 años, leyó el libro Testimonios para nunca más, coeditado por Eudeba y la Casa Ana Frank, que recoge el testimonio de Ana y de varios jóvenes argentinos que reflexionan sobre la dictadura en Argentina y los derechos humanos. Decidió entonces donar la casa para que se pudiera albergar allí un museo interactivo y un centro educativo que permita reflexionar sobre la historia, educar en contra de todo tipo de discriminación y brindar herramientas para promover la libertad, la igualdad y la democracia.
La casa siempre fue un referente de protección para los vecinos del barrio, que la conocían como la Casa Hilda, por el nombre de su propietaria. Allí se refugiaron personas perseguidas por la Triple A y luego por las FFAA dictatoriales, hasta que lograron salir exiliados del país. "Fue una casa símbolo de sensibilidad social", dice Héctor Shalom, director del Centro Ana Frank.
Shalom dice que es importante que exista esta colección en el país por una serie de confluencias históricas que vinculan a la Alemania dominada por el nazismo y la Argentina. El país acogió a muchos de los inmigrantes que salieron escapando de la guerra en Europa. Entre 8 y 10 millones de sobrevivientes del Holocausto y también algunos de los jerarcas nazis más importantes de Alemania y Croacia se convirtieron en residentes argentinos. Por otro lado, este país ha vivido regímenes dictatoriales con una fuerte represión política y restricción de las libertades individuales.
Ahora en el nuevo museo en la Casa Hilda se puede hacer un recorrido guiado de la muestra fotográfica de Ana Frank, recorrer las habitaciones que recrean el espacio donde la familia Frank vivió escondida, y visitar otras instalaciones de arte testimonial sobre la dictadura y la democracia en Argentina. También se puede ver allí una serie de películas cortas llamadas Free2choose, que abordan distintos temas en donde la libertad humana se pone a prueba por diferentes circunstancias.
Existen otros museos de Ana Frank en Berlín, Londres, y Nueva York, además del museo original en Amsterdam, pero el de Argentina es el único museo de Ana Frank en toda América Latina, explica Shalom. "La idea es que desde aquí se pueda irradiar la experiencia de Ana Frank por todo América Latina".
Fuente: Clarín.com