«Nadie viene a salvarse o a hacerse millonario», dice Marcelo Mandelbaum, un arquitecto judío de Argentina que llegó a Winnipeg junto a su familia. Y agregó: «vivimos sin sobresaltos, no nos falta nada y el horizonte de planificación es largo, cosa que da bastante tranquilidad, una buena oportunidad para reinventarnos».

Marcelo y su familia - su esposa Viviana y sus hijas Julieta y Micaela - emigraron a Winnipeg en abril de 2003.

«Entre fines del 2000 y principios de 2001 salimos a buscar opciones que nos dieran la tranquilidad que necesitábamos y un futuro para nuestras hijas», afirma.

No todo es por dinero; de hecho a los Mandelbaum no les iba mal: «Los dos trabajábamos bien en Argentina. Yo soy arquitecto y Viviana era profesora de matemáticas, escribía libros y capacitaba a docentes, pero todo no es plata», advierte Marcelo.

Coincidió que la Federación Judía de Winnipeg llegó a Buenos Aires en busca de familias jóvenes con hijos «para poblar la tundra», explica. «En el 2002 hicimos el viaje exploratorio y ocho meses después estábamos acá».

«Fue riesgoso porque llegamos a Canadá con 40 años, pero entendimos que la emigración era una perfecta oportunidad para reinventarnos», recuerda ahora, ya instalado en lo que fue un desafío familiar y hoy define como «una buena vida».

Pero para que esto tuviese este final feliz hizo falta una buena conjunción de audacia, paciencia, amor fraterno y tolerancia entre los integrantes de la familia y haber hallado la oportunidad que se les abrió ante la oferta de la comunidad judía de Winnipeg.

Al respecto, Marcelo ratifica que fueron recibidos «maravillosamente bien. Nos recibieron con los brazos abiertos, y si bien no estaban para colmar todas nuestras necesidades, nos dieron contención, algo que en ese momento fue sumamente importante».

También advierte, para quienes quieran seguir el camino recorrido por los Mandelbaum, que «desde el principio fue claro para nosotros que no nos iban a dar trabajo ni plata, pero iban a estar ahí con las agendas abiertas para darnos contactos, direcciones y ayudar en cosas cotidianas que ahora, a la distancia del tiempo, parecen menores pero que resultaron muy estresantes como los trámites iniciales: conseguir el teléfono de un pediatra o presentarte a una familia «host» que quiera invitarte para celebrar Rosh Hashaná».

Consultado por la disponibilidad de los integrantes de su familia, Marcelo recuerda que «los visitantes éramos nosotros, así que nos abrimos a explorar lo que la ciudad y la gente tenían para ofrecernos. Cada familia hizo su propio proceso» y, al respecto, destaca que fue importante la presencia «de un montón de familias argentinas en la misma situación que la nuestra porque intercambiábamos datos y tips que nos hacía muy bien a todos».

La comunidad argentina armó una red de intercambio de información que todavía hoy funciona y puede ser consultada por la gente que recién empieza este proceso en www.winnifriends.elistas.net

El comienzo fue algo más complejo para Viviana porque «se dedicó a estudiar inglés y a estar más cerca de las chicas. Recién cuando todo estaba más encaminado salió a buscar trabajo».

Hoy, Viviana trabaja en training para adultos especializada en e-learning (educación a distancia) en el Departamento de Training de la empresa de Loterías del gobierno de la provincia de Manitoba, compañía en la que también trabaja Marcelo como Project Manager a cargo de la remodelación y ampliación de uno de los dos casinos de Winnipeg.

Tanto en lo personal como en lo profesional nunca dejaron de lado su «argentinidad. Eso te lo llevás siempre con vos», cuenta Marcelo, y advierte que de todos modos «hay que tener la cabeza abierta. Los ‘Canadian’ pueden parecer más pecho frío que nosotros en algunos aspectos, pero cuando te dejan entrar son cálidos y abiertos».

«Nosotros queremos todo hoy, ellos tienen sus tiempos. Respecto a las reglas, acá son importantes y hay mucho respeto por la cosa multicultural».

Respecto a sus hijas, nos cuenta que «Juli está en segundo año de la Universidad de Manitoba, en la escuela de Negocios, donde estudia Marketing y Comercio Exterior; y Micky está en décimo grado del secundario».

«Lleva tiempo pero al final sale», dice refiriéndose a la adaptación migratoria.

«Las cosas se acomodan tarde o temprano si le ponés ganas. Depende mucho de vos; pero termina siendo una buena vida en lo social y en lo económico», concluye Marcelo quien, sin olvidarse de sus orígenes culturales, se considera «90% satisfecho. Y si pudiéramos tener acá a la familia y a los amigos, el índice de satisfacción sería completo».

Nuevos horizontes en Winnipeg
 
La Federación Judía de Winnipeg (Canadá) desarrolla e implementa estrategias que promueven el crecimiento y la renovación comunitaria a través de la facilitación de radicación de nuevas familias.

La comunidad judía de Winnipeg está constituida por unas 17.000 personas con su propio sistema escolar, red de sinagogas y múltiples organizaciones intermedias que buscan satisfacer las necesidades de sus integrantes.

Como gran parte de las comunidades judías de Norte América, la de Winnipeg fue creada por inmigrantes, fundamentalmente, de Europa del Este, pero en los últimos años sus nuevos miembros provienen de América Latina.

De hecho, desde 2001, más de 1.600 familias han realizado un proceso de absorción exitoso en beneficio de su progreso y para enriquecer a las organizaciones judías locales.

Los profesionales de la Federación Judía de Winnipeg pueden asesorarlo sobre el proceso inmigratorio a Canadá y proveerle información sobre la comunidad local y la ciudad de Winnipeg y sus múltiples ventajas y oportunidades.

Entre la asistencia que las familias interesadas reciben en el período pre inmigratorio, se informan sobre el Manitoba Nominee Program y otros programas de inmigración, asesoramiento de las calificaciones para poder aplicar, información sobre los formularios y aplicación online, organización de la visita exploratoria y conexiones con contactos sociales y laborales, colegios, el Departamento de Reasentamiento e instrucciones a lo largo del proceso hasta recibir la visa de residente.

Luego, al momento de inmigrar, el Departamento de Reasentamiento acompaña en temas como búsqueda de vivienda, trámites y referencias a programas que ayudan a la inserción laboral, entre otros temas.

Winnipeg es una ciudad de tamaño mediano, localizada en la provincia de Manitoba en el medio de Canadá. Con una población cercana a las 700.000 personas, la capital se enorgullece a sí misma por su estabilidad económica, razonable costo de vida, vibrante vida cultural y su diversidad étnica.

La comunidad judía de la ciudad, actualmente de 17.000 personas, ha prosperado en Winnipeg por más de cien años, y desde 2001 se ha enriquecido con el aporte de cientos de hermanos llegados de lugares tan distantes como Argentina, México, Bolivia, Uruguay, Brasil, Israel, Rusia, Ucrania, Moldavia, Sudáfrica, Alemania y Estados Unidos.

La Federación ofrece a las familias interesadas, y potencialmente elegibles, una carta de referencia y apoyo requerida para tener la posibilidad de aplicar a la residencia canadiense a través del  Manitoba Nominee Program a través de las Iniciativas Estratégicas.

Entre Los requerimientos básicos para aplicar al programa, un adulto de la familia debe:

* Tener entre 21 y 49 años.
* Haber finalizado estudios universitarios o terciarios, y haber obtenido la diplomatura.
* Dos años de experiencia laboral full time.
* Conocimientos de inglés equiparables a un nivel 5 en el International English Language Testing System (IELTS) http://www.ielts.org.ar/

Si usted y su familia están evaluando nuevos horizontes donde vivir, pueden comunicarse con:
* Federación Judía de Winnipeg: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. o en la web www.jewishwinnipeg.org
* HIAS Latinoamérica: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.