Este conflicto no comienza con Guilad Shalit y no finaliza con él. No se puede convertir a mi hijo Guilad en el único hombre sobre el cual penden los peligros y posibilidades de la lucha con los palestinos.
Queridos ciudadanos,
Hace doce días, en la mañana del pasado domingo, salimos de nuestra casa en Mitzpé Hilá, en el norte, en dirección a Jerusalén para una larga y dura marcha por la vida de nuestro hijo Guilad.
Con nosotros salieron decenas de miles que nos acompañaron, apoyaron y a través de sus pies expresaron su claro y decidido manifiesto al primer ministro Binyamín Netanyahu: Después de cuatro años, se acabaron los pretextos.
Cientos de miles de ciudadanos de todos los estratos de la población - hombres, mujeres, niños, discapacitados, víctimas de actos terroristas, familias privadas de sus hijos, de todas partes del país - nos acompañaron a Jerusalén a lo largo de 200 kilómetros bajo el calor agobiante del mes de julio, sobre las rutas ardientes. Y a pesar de los pies doloridos, el esfuerzo y las dificultades, todos sentimos lo mismo: Guilad está mucho peor que nosotros.
Guilad, mi hijo, se encuentra en los sótanos del Hamás ya 1.474 largos días y noches, difíciles, oscuros y dolorosos. Y ha llegado el momento de decir: ¡Basta, suficiente, cuatro años de infierno es demasiado!.
Señor primer ministro Binyamín Netanyahu, me dirijo a usted con un llamado claro: no abandone a mi hijo. Actúe con ahínco por su liberación. Confío en que tenemos un país fuerte, ético y moral y creo que los padres que mandan a sus hijos al ejército - así como envíe a mi hijo primogénito Yoel, así como envié a Guilad, así como su hermana Hadás sirve actualmente en Tzáhal - hacemos un pacto no escrito con el Estado, un pacto que representa, a mis ojos, el fundamento central de las bases de la existencia de una sociedad sana que demuestra valentía y no permite a sus líderes abandonar a un soldado vivo, abandonar a mi hijo Guilad.
Señor primer ministro, no se desentienda de nuestro llamado. No menosprecie nuestros valores; son valores escritos con la sangre de las guerras de Israel, con la sangre de nuestros soldados, con la sangre de nuestros hijos que se convirtieron en hito en una sociedad resistente; valores que conllevan las condiciones básicas del motivo de nuestra existencia aquí como sociedad; valores que superan los dilemas, las divergencias, los enojos y el alto precio del cual tanto se habla en estos días, y que hay que pagar por la liberación de Guilad.
Durante más de cuatro años hemos esperado, Noam, Yoel, Hadás y yo, una pequeña familia de Mitzpe Hilá, la liberación de Guilad. En este tiempo fueron liberados cientos de presos, entre ellos decenas de prisioneros de Hamás. En todo este tiempo, el gobierno de Israel renunció una y otra vez en el momento de negociar para accionar presión sobre Hamás. En esos momentos no se encontró ninguna alternativa, fuera de la liberación de prisioneros y terroristas a cambio de Guilad.
Señor primer ministro, nuestro país y todos sus habitantes, estuvieron imbuidos en el conflicto, en la tensión y en la cruenta lucha durante decenas de años con el pueblo palestino. Este conflicto no comienza con Guilad Shalit y no finaliza con él. No se puede convertir a mi hijo Guilad en el único hombre sobre el cual penden los peligros y posibilidades de la lucha con los palestinos. No se puede convertir la expectativa de su vida en la disyuntiva con la que, supuestamente, se definirá el futuro del país. El Estado es mucho más fuerte y nosotros somos ciudadanos más fuertes gracias a nuestros valores.
Selectas personalidades en materia de seguridad, entre ellos el ministro de Seguridad Ehud Barak y otros, afirman abiertamente que se puede enfrentar los riesgos. La liberación de mi hijo sólo fortalecerá la fe de los combatientes por el Estado y sus líderes, que actuarán para que los soldados retornen a sus hogares.
Señor primer ministro Binyamín Netanyahu, no destruya nuestro ánimo y nuestra fe por el pacto y la creencia de cada soldado que sale a la contienda. Continúe el sendero del primer primer ministro y ministro de seguridad del Estado de Israel, David Ben Gurión, que pronunció su famosa frase: "Sepa toda madre hebrea que entrega el destino de su hijo en manos de comandantes merecedores de serlo".
Estimados ciudadanos y colaboradores, nuestra lucha no terminó. Nuestro camino no es fácil. Nosotros podemos influir. Cuanto más nos esforcemos, seremos más y no renunciaremos, el primer ministro no podrá ignorarnos. El pueblo tiene la palabra. Binyamín Netanyahu: no nos pase por alto.
Yo me prometo a mí misma, a mi familia y a todos que no renunciaremos a Guilad y no les permitiremos a ustedes renunciar a él.
Queridos ciudadanos - no por nada elegí la palabra ciudadanos; esta es la marcha de los ciudadanos. Quiero decirles a ustedes - en mi nombre, en el de Noam, Hadás y Yoel - desde lo profundo del corazón: ¡Gracias! Gracias por haber convertido a mi pequeña familia en grande y numerosa. Gracias por no olvidar a Guilad; y especialmente gracias porque nos brindan la esperanza, la fe y la fuerza. Gracias a ustedes no estamos solos; los necesitamos, y ustedes estan ahí, prestos a ayudarnos.
¡Gracias!
Fuente: Yediot Aharonot - 9.7.10
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il