De casos complicados nacen determinaciones difíciles; cuando se trata de vidas humanas, las decisiones son doblemente difíciles. Pero el poder de tolerancia de la sociedad y la valentía de sus líderes se miden esencialmente en la capacidad de adoptar resoluciones cruciales.

Pobre de nosotros y pobre de ellos. Toda negociación para liberar a Guilad Shalit vendrá acompañada de remordimientos y cargos de conciencia. La liberación de cientos de terroristas con sangre en las manos y exentos de corazón puede llegar a hacer peligrar el bienestar y la seguridad de los ciudadanos de Israel.

Por el contrario, dejar a Guilad prisionero no tendrá influencia sólo sobre él y sus familiares cercanos. Puede asestar también un duro golpe a la imagen de Tzáhal que durante años sustentó el principio "no se abandona un soldado en el campo de batalla".

Ese daño no es menor que el peligro de dejar libres a terroristas, y tiene un potencial destructivo sobre el modelo de combatientes y sobre su predisposición a sacrificarse en pro de la seguridad del país en el futuro.

Un país que olvida a sus soldados, su fin será que sus soldados lo olviden.

El poder de tolerancia de la sociedad y la valentía de sus líderes se miden esencialmente en la capacidad de adoptar resoluciones cruciales, sumamente difíciles.

En una definición tan compleja los argumentos de cada una de las partes parecerían lógicos y justos; hasta tal punto, que al acabar el día toda decisión tomada arrastrará consigo una larga sucesión de críticas. 

Por ello, no se debe liberar un prisionero "a cualquier precio"; pero hay costos que se deben pagar. En la actual negociación de referencia seguramente el gobierno de Israel no gozará de un lugar de privilegio en primera clase. Pero en un momento como éste, cumplimentar la tratativa y su liberación - lo más temprano posible - de Guilad Shalit, es el menor de los males.

Mientras Guilad viva, se debe hacer lo imposible para devolverlo a casa antes de que sea demasiado tarde.

Entre "seguro o dudoso", "seguro" es preferible y mientras Guilad viva, y el temor ante futuros atentados es "dudoso", aún cuando sea muy probable, se debe preferir lo seguro a lo dudoso.

"El Estado de Israel hará todo", nos prometen. Pero el Estado de Israel no necesita "hacer todo", sólo lo necesario, y principalmente, no hablar demasiado, sino tomar la iniciativa.

Fuente: Israel Haiom - 25.6.10
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il