En épocas en que la imagen de Israel deja mucho que desear, cuando diferentes organizaciones del mundo reclaman sanciones y bloqueos para el Estado judío, ser recibido en un ente como el OCDE conlleva un significado político trascendente.
Numerosos países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) como Suiza, Turquía, Noruega e Irlanda, manifestaron su desaprobación de gran peso acerca de la política israelí; pero con todo, ello no evitó que el Secretario General de la institución, Angel Gurría (en la foto junto al ministro de Finanzas Yuval Steinitz), consiguiera aprobar la decisión comprometida por unanimidad, incluyendo los votos de cada una de los Estados más "justicieros".
Las condiciones de recepción no son nada fáciles. Incluso ser rico no alcanza. En la lista de países miembros no encontrarán "millonarios" como Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Dubai o Arabia Saudita. Tampoco futuras potencias como India y China aún no están allí.
Además de datos económicos hay también exigencias relacionadas con la ética del sistema de gobierno democrático y la honestidad gubernamental. No extraña que en Jerusalén hayan festejado. La renombrada organización transmitió a la opinión pública mundial que Israel no es Irán.
En su discurso Binyamín Netanyahu calificó la noticia de "día bendito", pero el logro no le pertenece a él como primer ministro, sino al Netanyahu ex ministro de Finanzas que apoyó la libertad económica y, con gran creatividad, puso en práctica las reformas correspondientes que originaron datos financieros certeros y colocaron a Israel en el camino correcto en lo que al aspecto económico se refiere.
En este logro sin duda figuran también ministros de Exteriores y de Finanzas, entre ellos el ministro actual, Yuval Steinitz, que hizo de la incorporación a la organización un proyecto personal.
Seguramente en Israel y en el exterior habrán quienes quieran desvirtuar la fiesta y explicarán hasta qué punto esta organización puede dejar de ser relevante en un santiamén sólo por el hecho de que el Estado judío haya sido aceptado.
De la resolución podemos extraer que toda acción anti-israelí que recibe gran cobertura en los medios mundiales tiene una influencia limitada. Existen divergencias en diferentes países en el seno de los miembros de la institución, pero no se trata de un odio especial hacia Israel.
Esta es también la respuesta a varios israelíes, entre ellos líderes políticos, que sostienen que nos hemos convertido en los villanos del mundo. Totalmente inexacto.
No debemos pensar que dicha incorporación nos brinda la posibilidad de construir en Ariel y Ofrá, en Shiló o en cualquier lugar de los territorios ocupados, pero la membresía en ese ente exclusivo dificulta a aquellos que desean aislar a Israel como país.
Es verdad que no se trata de una organización que ofrece dinero; la incorporación en ella no influirá en el ciudadano corriente desde mañana mismo; pero la relación con nosotros como Estado será diferente.
A todos los cínicos les recordaremos que Israel no es miembro de muchas organizaciones internacionales. Somos en realidad miembros de las Naciones Unidas pero no de la Unión Europea, tampoco del Consejo Europeo; incluso no somos candidatos para integrar el Consejo de Seguridad de la ONU.
Si ser miembros de la FIBA y de Eurovisión nos resulta suficiente, podemos no emocionarnos en absoluto por la incorporación a la OCDE.
Fuente: Israel Haiom - 10.5.10
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il