Muchos pueblos aprenden de la historia y reconstruyen no sólo sus ciudades y sus hogares, también sus mentes, su idiosincrasia y su actitud hacia quienes consideraban sus enemigos. No todos. Hay quienes no tienen la suficiente capacidad intelectual para aprender del pasado. Un ejemplo claro son los ucranianos.
Hay veces, caros lectores, que cuesta arrancar con la redacción de una nota. ¿Los motivos? Distintos y variados. A veces no son más que excusas para justificar falta de ganas, "estar bloqueado" (ingeniosa y pseudo científica excusa inventada por los psicólogos para disfrazar de importante la socorrida actitud lírico-frutal por eso de que ‘no se me cantan los nísperos') que nos impide salir de nuestra pereza y ponernos a teclear. Como muy bien lo dijo un amigo y colega: "Lo que más cuesta al escribir una nota es plasmar los cinco primeros renglones, después todo lo demás sale solito...". Y como ya llevo siete líneas, creo que llegó el momento de entrar en tema.
Y el tema del que me ocuparé esta vez será recurrente. Con todo el dolor del alma, debo referirme nuevamente al antisemitismo, al antisionismo burdamente disfrazado de antisemitismo. Como todos sabemos, en todas partes del mundo hay antisemitismo.
En algunos rincones del planeta es más virulento, en otros se lo pretende disfrazar burdamente de "críticas contra la política de Israel"; en varios países es simplemente una pose, en otros es como un caballito de batalla para atraer votos o lograr pingües acuerdos comerciales con naciones que grabaron en su escritorio de la ONU - con el punzón del más acendrado odio - su juramento de matarnos a todos. En muchos lugares es la moda de la ignorancia o el karma de los imbéciles.
Pero esta vez no me estoy refiriendo al "aluvión zoológico" (expresión acuñada por Perón a raíz de su profundo desprecio por los mismos que le brindaron su confianza y su voto) que se está enseñoreando sobre el "culto, evolucionado y políticamente correcto" continente europeo, tratando de imponer sus propias leyes religiosas o tradicionales (lo cual no sería nada si se las aplicaran entre ellos y no orinaran festivamente sobre las leyes locales de cada país que les permitió ingresar). No es de la invasión musulmana a Europa que voy a hablar aquí, quizá lo haga en otro momento y también mencione a candidatos holandeses a la presidencia de la Unión Europea o primeros ministros tales como el de Australia, quienes quijotescamente están tratando combatir la amenaza (¡Nostradamus, tenías razón!).
El tema al que quiero referirme esta vez es (al decir de Simja Sneh Z"l en su lejana, pretérita y excelente revista "Alef") a uno de los tantos "rostros que no sirven".
"Rostros que no sirven" hay muchos, de distinta calaña, tipo y jaez. Los hay más peligrosos, más payasescos o más o menos ilustrados, lo que nos llevaría a la primera tipificación: cuanto más ilustrado, más peligroso.
Y el rostro inservible de esta nota tiene nombre y apellido: se llama Sergey Ratushniak, intendente de la ciudad de Uzhgorod, en Ucrania, país de vasta historia antisemita, con un odio cerval contra los judíos profundamente enraizado en su población y sus gobernantes y del cual tenemos más que suficientes pruebas a partir de los sucesos de finales del siglo XIX, pogroms y demás lindezas, para desembocar en la Segunda Guerra Mundial, durante la cual Ucrania fue un virtual aliado del Eje nazi, llegando los "buenos y leales ciudadanos ucranianos" a combatir codo a codo con los "soldados" de la Wehrmacht, distinguiéndose por sus negros uniformes y su saña increíble contra los judíos.
Pero más que en acciones de guerra, los ucranianos se destacaron por ser más antisemitas que el peor agente de la Gestapo o de la SS. Fieles como perros a los alemanes (a pesar que algunos lo niegan), buscaron, delataron, arrestaron y entregaron a los judíos a los ejecutores de la solución final en un baño de sangre inocente cuyo paradigma fue Babi Yar, la carnicería que duró apenas tres días y costó la vida a más de 30.000 civiles inocentes cuyo único delito fue nacer en Ucrania y tener origen judío.
Last but not least, los ucranianos participaron alegremente en la custodia de ghettos y campos de concentración, así como también en ejecuciones y matanzas de judíos. Como todos los malvados eran suficientemente imbéciles, como los árabes de Haj Amin al Husseini, Mufti de Jerusalén, quien se alió con Hitler, para no darse cuenta que los alemanes los tenían conceptuados como gusanitos útiles. Un ejemplo claro de esto último es que durante la rebelión del Ghetto de Varsovia, los alemanes entraban a combatir protegidos con una coraza humana formada por esbirros ucranianos, que fueron los primeros en caer.
Pero todo esto es historia. Se sabe que muchos pueblos aprenden de ella, muchos pueblos reconstruyen no sólo sus ciudades y sus hogares, también sus mentes, su idiosincrasia, su actitud hacia quienes hasta ayer consideraban sus enemigos... muchos pueblos.
No todos.
Lamentablemente hay quienes no aprenden, o no quieren aprender, o no tienen la suficiente capacidad intelectual como para aprender del pasado.
Un ejemplo claro son los ucranianos.
Sergey Ratushniak y Sergey Kirichenko - "Para muestra basta un botón"
No hace mucho asistimos a un "pedido de perdón" por parte de del entonces presidente de Ucrania, Leonid Kravchuk, tema al que me referí en otra nota como una hipócrita declaración de un político sagaz que está frente a la posibilidad de una cuantiosa y pingüe negociación con... el Estado de Israel. ¿Curioso, no? Justo cuando se estaban por firmar los acuerdos comerciales, este buen señor pide disculpas "en su nombre y en nombre de todo el pueblo ucraniano", y encima durante un homenaje en el estrado de los oradores frente al ominoso Babi Yar.
¿Todo el pueblo? No, caros lectores.
A otro perro con ese hueso.
Quien pide perdón debe ser consecuente con la magnitud de sus actos, y hay algunos que no merecen misericordia. Hay que cargar con la responsabilidad mediante hechos y no palabras lindas. Perdón se pide por algo que tiene arreglo, no por vidas que nunca podrán recuperarse. Se sigue adelante, se reconstruye sobre las ruinas, se recuerda a los muertos, al decir de Churchill, se banca lo que venga, pero pedir perdón es, a mi juicio y en estas circunstancias, una hipocresía de esas.
En ese momento, y a raíz de mi artículo, recibí toda clase de críticas y diatribas, incluso reconvenciones respecto de por qué generalizo, que no todos son así... pero bueno. Me las aguanté como pude, porque sentía que lamentablemente estaba en lo cierto... y el tiempo me dio la razón. Hay ucranianos que no aprendieron, hay quienes siguen siendo los mismos antisemitas virulentos de siempre, así como los que no lo son por comisión sino por omisión. Éstos, aunque declaren profundamente ofendidos que no lo sean, con el simple silencio ante la proliferación de escorias humanas como Ratushniak y su caterva, con su acuerdo tácito a sus fechorías y amenazantes declaraciones virulentamente antisemitas, que no desmerecen en nada a las mejores épocas de Hitler y Goebbels, no hacen más que avalar sus actos y convertirse en sus secuaces y su banda. Pasivos, quizá, pero secuaces al fin.
Para "ir picando", se sabe que Sergey Ratushniak fue llevado a juicio por agresión y declaraciones antisemitas. En una presentación ante la Fiscalía General, y de acuerdo al Código Penal de Ucrania, se solicitó la revisión del comportamiento de este intendente de la ciudad de Uzhgorod, que incitaba al odio entre grupos étnicos.
Según los cargos presentados, Ratushniak agredió física y verbalmente a una joven de 21 años (según un informe médico, la muchacha terminó con heridas y conmoción cerebral) mientras manifestaba por la iniciativa ‘Frente por el Cambio' en la universidad de Uzhgorod, al oeste de Ucrania, cerca de la frontera con Eslovaquia. Asimismo, el mencionado alcalde dejó oír abiertamente manifestaciones antisemitas y observaciones antiisraelíes.
Mientras Ratushniak hacía oír sus observaciones respecto de las actividades de ‘Frente por el Cambio', liderado por el diputado Arseniy Yatsenyuk, hijo de judíos y candidato a la presidencia con bastantes probabilidades, también se expresó de esta manera: "el insolente judío Yatsenyuk, quien sirve exitosamente a ladrones que están escalando posiciones clave en Ucrania, usa dinero de judíos y criminales para abrirse paso hacia la presidencia de Ucrania."
Además, según la agencia noticiosa Interfax, Ratushniak agregó que "Yatsenyuk, judío y criminal, decidió que éstas son como elecciones para el consejo vecinal de alguna aldea en Israel. Por lo tanto, mientras se sirve del dinero de criminales se rodea de contrabandistas de drogas, proxenetas y judíos, derramando pestilencia sin permiso del consejo vecinal local sobre nuestra ciudad."
Para muestra, basta un botón, como decían nuestros abuelos.
Pero lo peor aun no se ha dicho respecto de este rostro notoriamente inservible.
Hace poco, el Comité Central Electoral de Ucrania aprobó la candidatura del inefable Sergey Ratushniak a la presidencia de la nación. Inmediatamente después de la aprobación de la mencionada candidatura, Ratushniak concedió una entrevista a un periódico ucraniano, acusando a los judíos de todos los males que están asolando a su país, asegurando también que habrá "otro 11 de setiembre".
Alexander Shulman, periodista de origen judío de la ciudad de Kiev, dijo que la comunidad judía está aterrorizada: "Se trata de un individuo violento con un pasado sumamente turbio y dudoso, que profiere todo el tiempo consignas nazis y está armando su posición en base a la negación del Holocausto y amenazas de muerte contra los judíos. Resulta asombroso que su candidatura haya sido autorizada. Desde los tiempos del Holocausto que no hubo en Europa un candidato de esa naturaleza". Alexander Felerman, miembro del Parlamento ucraniano también de origen judío, expresó su profundo temor y llamó al Estado de Israel a no quedarse callado.
Desde hace mucho que Ratushniak se dedica a calumniar y difamar a los judíos y a incitar al antisemitismo. Y lo peor de todo, caros lectores, es que el pueblo ucraniano calla.
Y deja hacer.
Así que no nos asombremos si este rostro inservible gana las elecciones y se transforma en un nuevo Hitler. No nos lamentemos si luego, en nuestras propias barbas, tendremos un nuevo Babi Yar. Quizá en menor escala, porque quedan menos judíos en Ucrania. Pero los agravios al candidato Yatsenyuk y la cabeza rota de la joven activista son sólo advertencias, como se dice en hebreo "la inscripción estaba en la pared".
Y Ratushniak no es el único. Hace poco, una comisión local prohibió la proyección de un filme sobre el Holocausto en las escuelas, a raíz de presiones ejercidas por parte de una agrupación política de extrema derecha. Una institución judía organizó en siete establecimientos educacionales la proyección de la película "Dos bailes de tango" que trata, en parte, de la colaboración de los ucranianos con los nazis. Una comisión municipal local se sometió a las exigencias del Partido de la Libertad (sic), liderado por Oleg Tyagnybok, respecto de no permitir la proyección del filme.
Tyagnybok fue expulsado del bloque político de centro, "Nuestra Ucrania", al elogiar a los miembros del "ejército revolucionario de Ucrania", grupo militar que actuó durante la Segunda Guerra Mundial, combatió a los rusos y a los alemanes, atacando también a los judíos.
Pero esto no termina aquí, y Ratushniak no es la única amenaza. Los pobladores judíos de Ucrania (no puedo entender cómo pueden seguir viviendo en esa tierra maldita) soportan durante los últimos meses un ataque antisemita sin precedentes por parte de Sergey Kirichenko, concejal de la ciudad de Jerson y ex miembro del Parlamento ucraniano, que los acusa de apoderarse del país y de querer "borrar la raza eslava" (sic). Las protestas del rabino local no ayudaron. Esta semana Kirichenko sostuvo que los judíos locales se comportan "como en Gaza" (más sic).
"Los judíos son conquistadores, ellos nos conquistaron, esquilman todas nuestras riquezas y nos dominan, cerrando así cuentas con nosotros y creando las condiciones que les permitan llevar a cabo el genocidio de la raza eslava", sostuvo Kirichenko en una entrevista a la prensa. Agregó que ese es el objetivo del pueblo judío, de acuerdo al Shulján Aruj y el Talmud. A raíz de la operación "Plomo fundido", dijo en su momento: "como en Gaza, donde ellos matan a mujeres y niños, ellos destruyen desde dentro al pueblo eslavo".
En otra oportunidad, Kirichenko sostuvo que "Los judíos son los únicos que se enriquecen mientras todos los demás sufren. La historia prueba que los pueblos reaccionaron duramente contra los hechos de los judíos que los despojaron de sus posesiones - la Inquisición, Martín Lutero, Bogdan Jmelnitzky, los rusos y el conflicto árabe israelí. Esa es la razón por la cual en Jerson vivimos tan mal, por la que nos despojan diariamente, por la cual no tenemos paz... Los judíos creen que los eslavos son una raza inferior que está destinada a servirles, por lo que cometen crímenes que ningún otro pueblo hubiese osado cometer". A los "Protocolos de los Sabios de Sión" los llama "documentos históricos" sin cesar en ningún momento de incitar al odio,
¿Irse de Ucrania? No.
¿Fumigar a los Ratushniak, a los Kirichenko y a sus serviles acólitos? Quizá.
Pero una cosa es cierta: en Ucrania, todo está como era entonces.
Así nos va.
O por lo menos así les va a ir a los ucranianos, si no toman conciencia.