Debo confesar que cuando debatimos la liberación de Guilad Shalit, me cuesta ser racional. Todos los argumentos en contra de la negociación son muy lógicos, y por supuesto que no deseo ver a los fundamentalistas islámicos fortalecidos.
Cada uno de nosotros debe escudriñar en sus recuerdos y tratar de recordar que hizo desde el 25 de Junio de 2006.
¿Cuántas cosas sucedieron desde entonces? ¿Cuántos jóvenes conocieron a su primera novia o lo contrario? ¿Cuántos cambiaron su automovil? ¿Cuántos compraron casas? ¿Cuántos perdieron familiares? ¿Cuántos vieron una película, viajaron al exterior, leyeron libros, compraron ropa, conocieron nuevos amigos, descubrieron países, se enfermaron, contrajeron matrimonio, se divorciaron, y qué no?
Guilad Shalit fue secuestrado ese desgraciado día. Todo lo que nombramos anteriormente, él no lo pudo hacer...
En estos últimos días, medios internacionales nos informan sobre una próxima negociación para liberar a Shalit, y nosotros, nuevamente, nos permitimos un halo de esperanza. Pero no queremos volver a repetir las palabras "otra vez nos desilusionamos". ¡Basta! ¡Estamos hartos!
Más de tres años se encuentra prisionero un soldado israelí en algún lugar de Gaza esperando la mejor negociación para él, para Hamás y también para nosotros.
Quienes se oponen a la negociación, nos explican que liberar terroristas con "sangre en las manos" dañará a Israel en el futuro; nos recuerdan que más del 60% de los liberados en la negociación Jibril en 1985, volvieron a cometer atentados y originaron, en forma directa, la muerte de muchos israelíes; ellos destacan que todo soldado que sale a defender la patria sabe que puede caer prisionero; incluso morir.
Es cierto. Pero de todas maneras debemos devolver a Guilad Shalit a casa. ¡Y cuanto antes mejor!
Shalit no está prisionero en otro planeta. Tampoco en Irán. Está en la vecina Franja de Gaza. Y en lo que respecta a nuestro poder de disuasión, la idea de que Israel no sea capaz de liberar a un soldado cautivo, lo perjudica. Por eso es preferible que vuelva.
Es verdad, ahora alguien deseará recordarme - y con razón - que las organizaciones terroristas se sentirán incentivadas con la negociación. Sus "héroes" regresarán victoriosos a sus hogares y planearán de inmediato sus próximos secuestros. Es posible. Pero algo está claro: En momentos en que nosotros discutimos, aclaramos, adolecemos y argumentamos, un soldado nuestro está prisionero 1.246 días.
Debo confesar que cuando debatimos la liberación de Shalit, me cuesta ser racional. Todos los argumentos en contra de la negociación son muy lógicos, y como padre que cría a sus hijos en Israel, por supuesto que no deseo ver a los fundamentalistas islámicos fortalecidos.
Pero a nosotros nos educaron de que en "Israel somos todos hermanos" y que el Estado Judío hará todo lo que esté a su alcance para devolver un soldado a casa. Nos enseñaron de que la moral está por sobre todas las cosas y que la vida de una persona es un valor supremo.
Incluso comprendimos con el correr de los años que es preferible vivir por nuestro país, y permitirles a nuestos enemigos que mueran por el suyo.
En numerosos informes nos contaron que Hamás entrgó una lista de criminales abominables, entre ellos el ex Secretario General de Al Fatah en Cisjordania, Marwan Barghouti, y el secretario general del Frente Popular para la Liberación de Palestina, Ahmad Sa'adat.
La idea de que esta banda de asesinos saldrá en libertad me repugna, pero la felicidad que me depara saber que Guilad regresará a su hogar, es muy superior.
Que reconfortable sería pensar que los prisioneros podrían ser liberados en momentos en que se reinician las negociaciones de paz. Pero incluso eso es imposible asegurar a los que se oponen a la negociación.
A pesar de todo, debemos devolver a Guilad a casa, y estoy dispuesto a escribirlo como un alumno que no hizo sus tareas durante 1.246 días.
Fuente: Israel Haiom - 22.11.09
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il