La peña "La Bombonera", la "12 Sin Fronteras" y toda la hinchada de Boca en Israel vivieron el superclásico a 12.213 kilómetros de distancia con todo el ruido y el colorido que las caracteriza.
Dicen que un inmigrante sin importar el tiempo que lleve en su nuevo país y por más que hable perfecto el nuevo idioma, a la hora de contar, siempre lo hará en su lengua materna.
Para alguna gente no sólo el contar no se olvida, si no también dos palabras que vienen una atrás de la otra: ¡Dale Doca! Cómo vivió la hinchada de Boca el superclásico a 12.213 kilómetros de la cancha de River.
A pesar de la distancia y de que el domingo sea un día hábil como cualquier otro en Israel, la peña "La Bombonera" con su nuevo presidente, Gustavo Eisen, y la "12 Sin Fronteras" lograron organizar un superclásico que se vivió como en cualquier café de la República Argentina.
El partido, que no pudo verse por los canales de cable convencionales fue transmitido en Mash, un pub de Tel Aviv, a través de una antena especial. Al lugar acudieron hinchas argentinos de todo el país. La gente del sur organizó una combi que partió desde la ciudad de Beer Sheva, pasó por Ashdod y llegó finalmente al lugar del encuentro.
Si bien el partido comenzó a las 21:15 hora local, la hinchada, bombos, banderas y palillos incluidos, llegó mucho antes. A eso de las 18:30 las calles Ben Yehuda y Dizengoff, algo así como San Telmo en Buenos Aires, se pintaron de azul y oro. Cualquiera que se acercara a una distancia de por lo menos dos cuadras, podía escuchar los timbales y el canto de la barra brava.
Este atípico paisaje del centro telavivense no pasó desapercibido. Gran parte del público que pasó por el lugar se tomó su tiempo para ver qué sucedía. No faltaron aquéllos y aquéllas que se animaron a bailar al compás de la música.
Veinte minutos antes del comienzo del encuentro la gente se acomodó en el local. Lo que pasó dentro de la cancha ya es sabido: un 1 a 0 para River que silenció a la hinchada por apenas cinco minutos, el aliento continuo, el gol de Palermo, el final 1 a 1.
En la cancha el partido terminó empatado, y aunque el empate siempre deje un gustito amargo, en Tel Aviv, Israel, si de pasión hablamos, el ganador del superclásico fué muy claro, la hinchada de Boca volvió a ganar por goleada.
Fotos: Gentileza Daniela Mazur