Luego de reconocer la gran concentración de población judía en los territorios ocupados, el presidente Obama recordó la antigüa posición americana de que los asentamientos constituyen un obstáculo para la paz.
Barack Obama no fue totalmente preciso. Los asentamientos no son sólo un obstáculo para la paz. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si mañana los palestinos dieran la bienvenida a los colonos judíos y renunciaran a sus pretensiones de un Estado independiente en Cisjordania y Gaza y a Jerusalén Oriental como capital?
¿Qué hariamos si Hamás abandonara las armas y declarase unilateralmente una tregua por 50 años? ¿Qué diríamos si los palestinos rogaran a Israel que anexe los territorios, incluyendo Kiriat Arba, Hebrón, Shjem y Bet El? En ese caso, los asentamientos no serían un obstáculo para la paz. Serían el epílogo de la historia del sionismo.
Durante varios años, muchas pesonas en Israel, inclusive gente que apoya a la izquierda, observó al movimento colonizador en los territorios ocupados como una nueva versión - nacionalista/religiosa - del movimento sionista laico.
Después de 40 años de asentamiento en Cisjordania y Gaza, ha llegado el momento de examinar ese mito a la luz de la situación actual entre el Mediterráneo y el Jordán.
En Israel 2009 ya no es posible seguir ateniéndose al argumento de que también en 1948 ocupamos tierras árabes. Aquel capítulo de la lucha sionista finalizó el 14 de Mayo de 1948. La Declaración de la Independência determinó las bases morales del Estado de los judíos; la realización de la visión sionista.
Ese documento constituyente sionista garantiza que el Estado "otorgará una completa igualdad de derechos sociales y políticos a todos sus habitantes". Esta declaración significa que si los territorios ocupados fuesen anexados, Israel estaría obrigado a ofrecer todos los derechos de ciudadanía también a los palestinos, incluyendo el derecho a votar y a ser electos en la Knésset.
Dentro de la Línea Verde - las fronteras anteriores a 1967 - la población judía constituye una mayoría sólida (79%). Según recientes análisis demográficos, la separación entre Israel y los territorios garantizaría que, también en 2020, los judíos mantuvieran dicha mayoría. Pero la anexión de Cisjordania y Jerusalén Oriental - oficialmente, o de facto - transformaría inmediatamente al territorio ubicado entre el Mediterráneo y el Jordán en un Estado binacional (54% de judíos y 46% de no judíos).
La dirigencia sionista declaró que el Estado de Israel "estará basado en principios básicos de libertad, justicia y paz". Una masiva colonización en el corazón de los territórios ocupados limitó - durante 40 largos años - la libertad de millones de personas, incluyendo, entre otras cosas, la libertad de movimiento.
¿Qué relación hay entre la expropriación de "tierras del Estado" o la toma de propriedades privadas, por un lado, y la declaración de justicia y paz, por otro? ¿Cómo encajaría el enorme crecimiento en el número de colonos desde los Acuerdos de Oslo (de 100.000 en 1993 a 300.000 actualmente) con la declaración sexagenaria de que "Extendemos nuestra mano a todos los países vecinos y a sus pueblos en oferta de paz y buena vecindad"?
Si no fuese por el miedo a medirse con sus colonos, Israel no ignoraría la mano extendida por la Liga Árabe, que le ofrece reconocimiento, paz y buenas relaciones dentro de las fronteras de Junio de 1967.
¿Y en que contribuyen los asentamientos a la posición internacional de Israel, establecida en su Declaración de Independencia: "Apelamos a las Naciones Unidas para ayudar al pueblo judío en la construcción de su Estado y a recibir al Estado de Israel dentro de la comunidad de las naciones"? Los asentamientos y el trazado de la cerca de seguridad, diseñado para cubrir las necesidades de los colonos, consiguieron aportar el mayor número de condenas de la ONU y de manifestaciones internacionales en contra de Israel.
El documento más importante del sionismo político también anunció que "el nuevo Estado incrementará el desarrollo del país en benefício de todos sus habitantes". La colonización en los territorios en benefício de una minoría - que no llega a un 5% de sus habitantes - fue llevado a cabo a costa de otras regiones del país, incluyendo ciudades olvidadas en el Neguev y en la Galilea. Eso sí, los salarios de los funcionarios de la administración judía en Cisjordania siempre se pagaron a tiempo. Y ni que hablar de las enormes sumas invertidas por Tzáhal para proteger los asentamentos y sus carreteras privadas de acesso.
Hace una generación atrás EE.UU descubrió que los colonos son un obstáculo para la paz. Ésto no le impidió a Israel continuar expandiendo esos obstáculos hasta hoy. Durante años, Binyamín Netanyahu injurió y degradó a todos aquéllos que le advertían de que los asentamientos, que él venera y justifica, conducirían a un Estado binacional.
Él decidió ignorar a los que entonces le alertaban. Pero hoy, al parecer haber cambiado de estrategia, ¿qué hace realmente Bibi - aparte de hablar - para acabar con la ocupación, el mayor obstáculo en el camino del sionismo?
Fuente: Haaretz - 9.10.09