Hasta el día de hoy existe, entre los miembros de los kibutzim que se privatizaron, un fuerte desconcierto ya que algunos no lograron llevar con éxito ese proceso.
Uno de los motivos por el cual no fue éxitoso se debió a la desconfianza entre sus miembros, que pasaron a recibir salarios diferenciales, y la directivas de algunos kibutzim. Esta falta de confianza trajo aparejada una crisis que, con el paso del tiempo, se acentuó.
Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Haifa por el Dr. Noam Shtokman - quién investigó la influencia del proceso de la privatización en los miembros - bajo la dirección del Prof. Micha Popper del Departamento de Psicología, consistió en investigar la manera en que la reforma implantada en un 80% de los kibutzim, en Israel, influyó en el estilo de vida de sus habitantes. Para ello, Shtokman utilizó una serie de índices: económicos, sociales, psicológicos.
En los kibutzim que supieron conservar un alto índice de responsabilidad mutua, lealtad, franqueza y honradez, durante la división de bienes, el éxito fue elevado. En cambio en otros la privatización fue muy complicada y dolorosa. En algunos, los responsables de la privatización realizaron el proceso sin consultar a los demás miembros y cuando éstos se enteraron, no pudieron creer como su trabajo fue vendido por tan bajos sueldos contrariamente a otros compañeros del kibutz, allegados a los directivos.
De acuerdo al investigador, la falta de confianza entre los miembros y la dirigencia trajo como consecuencia enojos y frustraciones. En muchos de los kibutzim llegaron a levantarse procesos judiciales contra los directivos y entre los mismos miembros durante la división de los bienes; problemas, que en un pasado lejano, no existían.
Muchos de los miembros decidieron cortar toda relación con el kibutz; aunque continuaron viviendo allí. Las relaciones sociales quedaron nulas así como las actividades que realizaban en conjunto.
Shtokman se refirió a la tragedia ocurrida hace algunos meses en el Kibutz Ramat Hakobesh, en el cual uno de sus miembros disparó contra otro de la directiva y luego se suicidó. El primero, es posible que no haya obtenido la valoración debida por su trabajo, en cuanto a dinero se refiere y tampoco el buen trato que esperaba recibir, por ser un miembro muy veterano.
En los kibutzim cuya privatización fue exitosa, existe continuidad en el proceso. La confianza entre los miembros y la dirigencia sigue en pie y referente a las generaciones jóvenes, muchas regresan a lo que fue el kibutz renovando y ampliando así la comunidad del lugar.