Para tranquilizar sus conciencias y/o calmar a sus votantes, varios ministros y diputados elaboran un proyecto de ley que habrá de ser conocido como "ley Shalit". Su principal objetivo será desalentar la práctica de secuestros de israelíes por parte de grupos terroristas.
En el caso de un secuestro, el proyecto de ley pretende establecer un precio para la recuperación de prisioneros de guerra o víctimas de secuestro israelíes, basado en las recomendaciones del Comité Shamgar de 2008, las cuales no se hicieron públicas. Según fuentes no oficiales, el panel incluyó una recomendación para que Israel no libere más de un preso palestino por cada prisionero de guerra o víctima de secuestro israelí.
Si esa política estaría hoy en vigor, Gilad Shalit habría vuelto en un ataúd (¿a cambio de cuántos presos palestinos?). La aprobación de una ley de tales características equivaldrá a una sentencia de muerte para el próximo soldado secuestrado.
Las esposas que nuestros gobernantes quisieran colocarles a los miembros de los grupos terroristas provocará en ellos el mismo efecto disuasivo que el que provoca la pena de muerte en un terrorista suicida.
Hamás aprovechará cualquier oportunidad para secuestrar a un israelí, del mismo modo en que Israel no pierde oportunidad alguna de acabar con palestinos buscados. El hecho de que 1.000 de sus hermanos hayan permanecido en cárceles israelíes durante los últimos cinco años y medio no logró reducir el precio exigido por Hamás en las negociaciones por la liberación de Shalit. El acuerdo fue aprobado gracias a un cambio sustancial en la estructura de poder regional, no por algún cambio básico en el precio.
De hecho, el caso Shalit plantea la urgente necesidad de establecer una regulación, si no la aprobación de una ley, que será obligatoria en caso de que debamos enfrentar otra vez esta situación. Lo que sigue es el borrador de un "proyecto de ley de intercambio de prisioneros", con explicaciones complementarias.
Introducción: La plataforma ética sobre la que descansa este proyecto de ley son las palabras del Talmud: "Todo aquel que provoca la muerte de una sola alma, es como si provocara la pérdida de un mundo entero, y el que salva un alma, es como si salvara al mundo entero".
Cualquier oficial del ejército que apoye el planteamiento del ex rabino de Tzáhal, Avijai Ronsky, en el sentido de que "Shalit debería haber sido considerado muerto y no recuperable", finalizará su carrera militar. Los israelíes han pagado con sus vidas el costo de la ocupación antes de que los presos fueran puestos en libertad, y, lamentablemente, habrán de seguir pagándolo todo el tiempo que ésta dure.
Sección 1: El tipo de cambio será determinado exclusivamente por las circunstancias de cada incidente.
Explicación: ¿Qué haríamos si el helicóptero del Jefe del Estado Mayor de Tzáhal se viera obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en el centro de Gaza?; ¿ofreceríamos a Hamás dos presos "con sangre en sus manos" a cambio de él y del comandante regional que lo acompañaba? ¿Se ocuparía el gobierno de informar a los terroristas que la ley no nos permite liberar más de 50 prisioneros? ¿Y qué haríamos si los bastardos amenazan con matarlos si sus demandas no se cumplen?
Sección 2: Una vez que las fuerzas especiales de seguridad han determinado que no existe ninguna posibilidad de rescatar sana y salva a la víctima de secuestro, el gobierno dará al equipo de negociación un plazo, no mayor de dos meses, para llegar a un acuerdo.
Explicación: El acuerdo por Shalit demuestra que el regateo no asegura ninguna reducción significativa del precio que pueda compararse con el que deben pagar la víctima del secuestro y su familia. La actitud dilatoria erosiona la confianza del público con respecto al compromiso de la jerarquía política para asegurar el bienestar de nuestros soldados, y determina que cualquier acuerdo que pueda surgir sea considerado por la opinión pública como una capitulación antes que como el producto de una decisión racional.
Sección 3: El primer ministro no recibirá ningún crédito por la devolución de la víctima de secuestro y no participará de ninguna recepción celebrada en su honor.
Explicación: Ver el final de la Sección 2.
Sección 4: No se les solicitará su opinión a los jefes del servicio de seguridad de Shin Bet con respecto a intercambios como el de Shalit.
Explicación: Los jefes del Shin Bet, Yoram Cohen y Ami Ayalón, se mostraron a favor de este tipo de acuerdos, mientras que Avi Dichter y Yuval Diskin se opusieron. ¿Quién de ellos tenía más razón?
Sección 5: Un ministro que apoya los puestos de avanzada y se opone a las negociaciones con el grupo palestino que está trabajando para contener el terrorismo de Hamás y que apoya la solución de dos Estados, no puede argumentar en ningún caso que el intercambio de prisioneros "será un viento de cola para el terrorismo y fortalecerá el gobierno de Hamás" (Moshé Yaalón, durante el debate del gabinete sobre el acuerdo por Shalit).
No se necesita ninguna explicación.
Fuente: Haaretz - 31.10.11
Traducción: www.argentina.co.il