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El desperdicio de un mandato

Cuando se escriba la historia del segundo mandato de Netanyahu, su narrativa girará en torno a la enorme oportunidad desperdiciada de 2010; habrá de contar la historia de cómo permitió que se le escapara de la mano la oportunidad de avanzar en materia de paz y seguridad.

Ha sido un momento (todo un año) que pasó y que no volverá jamás. El objetivo ya está fuera del alcance, y los términos de cualquier negociación posible se han agravado.

Las ansias de Bibi son bombardear Irán y ser arrastrado hacia un acuerdo con los palestinos. Pero para cumplir cabalmente ambos deseos necesita de la amplia aprobación del gobierno estadounidense. Con respecto a la cuestión iraní, incluso antes de que Washington pudiera involucrarse, Netanyahu padeció el bloqueo el año pasado por parte de la "Banda de los Cuatro": el presidente Shimón Peres, el Jefe de Estado Mayor de Tzáhal, Gabi Ashkenazi, el líder de Mossad, Meir Dagán, y el director de Shin Bet, Yuval Diskin. Una rara fusión de personas con indudable tenacidad a las que se sumó el Brig. General Hassón Hassón, un experto en inteligencia y edecán de Shimón Peres.

Las sospechas albergadas por los profesionales del ámbito de la seguridad con respecto a Netanyahu se reducirían drásticamente de contar con el respaldo del presidente Barack Obama. Fue para ganar tal respaldo que Bibi aceptó, a regañadientes, una moratoria provisoria en la construcción de asentamientos. Pero entonces se decidió a no dar el siguiente paso necesario, y así ha logrado desperdiciar valiosos meses de congelamiento sin obtener ningún tipo de dividendos diplomáticos.

Mientras tanto, en Washington también la primera mitad del mandato de Obama se ha desaprovechado.Y durante la segunda el presidente se muestra vulnerable, ocupado como está en mantener agotadoras batallas con los republicanos. Obama ha abandonado completamente aquella convicción de ganarlo todo en materia diplomática, y ahora mide cuidadosamente sus pasos de acuerdo a los cálculos hechos para lograr la reelección. Con vistas al 2012, su política estará signada por las retiradas militaresy los recortes presupuestarios.

En vano, el presidente mantuvo la esperanza de forjar un compromiso con los republicanos, encabezados por el alma gemela ideológica de Netanyahu, el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner. En 2010, Ehud Barak se engañó a sí mismo pensando que la flexibilidad israelí de cara a los palestinos induciría a Obama a otorgar una importante adición destinada al presupuesto de seguridad: 20 mil millones de dólares por la década. ¿Qué son unos 20 mil millones de dólares entre nosotros y los estadounidenses, le dijo Barak magnánimamente a Hillary Clinton y sus colegas del gobierno de EE.UU, en comparación con el billón que ustedes se dedicaron a arrojar en la ciénaga de Iraq y Afganistán durante la última década?

De acuerdo con la lógica de Israel, la aceleración de la retirada norteamericana de Iraq y Afganistán deja dinero, voluntad e inclinación en favor de una operación contra el programa nuclear iraní, y también en favor de la realización de desembolsos destinados a Israel. Sin embargo, la lógica estadounidense resulta exactamente lo contrario: No es posible librarse de dos pozos sin fondo sólo para saltar a un tercero (o a un cuarto, si se tiene en cuenta a Libia, barril donde Estados Unidos ha sumergido sus pies hasta el fondo). Cada dólar, o cada mil millones de dólares en la pródiga cuenta de Barak es ahora objeto de debate en una discusión de suma importancia entre demócratas - bajo la dirección de la Casa Blanca, e incluyendo a la mayoría del Senado - y republicanos y la mayoría de la Cámara. En la retórica de los demócratas, Obama representa al pueblo, mientras que los republicanos sólo representan a los millonarios.

Obama escogió este momento para cambiar la guardia del Pentágono: En dos días, Robert Gates deja su puesto como Secretario de Defensa, y León Panetta (de la CIA) habrá de reemplazarlo. La principal línea política no ha cambiado. Gates y Panetta pertenecen a la corriente política principal; Gates está un poco más a la derecha del centro, y Panetta, un poco más a su izquierda. Ambos pertenecían al "grupo de estudio" para Iraq de 2006, el cual, dirigido por James Baker y Lee Hamilton, ejerció presión sobre el presidente George W. Bush para decidirlo a cambiar de rumbo e iniciar contactos con Irán y Siria.

Tal sigue siendo el enfoque de Panetta: incluye la apertura de conversaciones con los talibanes de Afganistán en caso de que éstos cumplan con ciertos requisitos similares a los impuestos por el Cuarteto en lo que respecta a Hamás. El republicano Gates ha trabajado fielmente para Obama durante dos años y medio. Es seguro que no lo atacará durante las elecciones, pero tampoco habrá de defenderlo. Panetta, un ex congresista demócrata y Jefe del Estado Mayor durante la administración de Clinton, gestionará los asuntos del Pentágono de acuerdo con los intereses del presidente.

En estas circunstancias, Netanyahu - preso de la extrema derecha fuera del partido Likud (Avigdor Liberman) y en el interior de Likud mismo - no es más que una molestia. Será su problema si, como resultado de la iniciativa palestina en septiembre, termina hundido en una debacle política y una confrontación militar.

Y será también problema de ellos si los israelíes se ven obligados a pagar el precio de los errores de Bibi y Barak. Nadie obligó a la opinión pública israelí a reconciliarse con este gobierno de coalición y sus errores.

Fuente: Haaretz - 30.6.11
Traducción: www.argentina.co.il