Los alegres días de Moshé Katsav como ministro de Turismo, como presidente y posiblemente también en el marco de sus actividades favoritas, fueron el desastre e infortunio de todas sus víctimas y nuestra propia desgracia.
"No cabe duda que Dios es hombre", espetó el Arzobispo de Nueva York por lo que le pareció a él y a su iglesia como obvio, ante una manifestación feminista. "No importa, su señoría", le respondió la líder de la concentración, "Dios lo perdona".
Acerca de los acosadores sexuales seriales - ya ni hablemos de violadores degenerados - hay quienes afirman que no tienen Dios. Con ello quizás intentan decir que en sus corazones no existe la piedad. Pero Moshé Katsav - como otros delincuentes que incluso si no cuidaron previamente de cubrirse la cabeza, lo hacen cuando son objeto de debate o sentencias en las cortes de justicia - justamente cree en Dios.
El Dios de ellos es el Todopoderoso de los sacerdotes violadores, el de los rabinos que no sólo "emplean" sus manos con los niños bajo su custodia. Su Dios siempre es hombre. Y no sólo hombre, sino macho, chauvinista, engreído por su fuerza, aquél que dirige la orquesta, un Dios de tipo Alfa.
Mi duda de que en realidad exista un Dios que sea cruel y odie a las mujeres fue incrementándose en los últimos cuatro años.
La vergüenza y la confusión que nos deparó la noticia acerca de quien fue elegido erróneamente como presidente - y posteriormente se convenció a si mismo que se merece una función tan trascendente - era en realidad un acosador sexual serial, y por lo visto también un violador, parecía no tener fin.
Ese acosador y violador, cuyas fotos aparecen en su habitación mientras su miembro se yergue ante él y sus calzoncillos bajados acosan la conciencia, fue mi y vuestro representante electo como muestra de rectitud y de un mundo de valores de equidad y ecuanimidad de derechos. Un hombre ejemplar.
¿Qué Dios-mujer le hubiera permitido a un hombre así escabullirse durante años del castigo que merece? Por supuesto - sólo si se tratara de un Dios que es una mujer maltratada - no nos resta sino deducir que Dios es hombre, e incluso podría ser miembro activo de una fundación en pro del hombre y abonado a los canales de pornografía de cablesvisión.
Nuestro conflicto - no sólo el de las mujeres - fue creciendo progresivamente en estos últimos cuatro años. Las últimas semanas vaticinaban desgracias. El aire absorbía la sensación de que Katsav eludiría la tormenta, saldría limpio debido a algún detalle técnico, continuaría manifestándose por medio de sus amigos, parientes y admiradores, que no era él quien corría por la habitación con su miembro balanceándose, sino los medios de comunicación que exhibieron su desnudez, dado que lo sentenciaron prematuramente y sin fundamento alguno.
La sensación de que Katsav salvaría fácilmente el tribunal originó la duda en alguno de nosotros. Si así se manejara el sistema judicial, sería posible que justamente él fuese el presidente más adecuado para un país que acciona de tal manera.
Pero, como se ha dicho, por lo visto existe Dios y con seguridad es mujer. O en lugar de ello, hay justicia en el mundo y las máquinas que la manejan lo hacen lentamente pero hasta las últimas estribaciones.
"El día de mi algarabía es el día de mi tragedia", escribió Shlomo Ibn Gavirol. Los días alegres de Katsav como ministro de Turismo, como presidente y posiblemente también en el marco de sus actividades favoritas, fueron el desastre e infortunio de todas sus víctimas y nuestra propia desgracia.
¿Qué tiene de extraño si ahora su desgracia nos produce tanta alegría?
Fuente: Haaretz - 31.12.10
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il