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El Katrina de Netanyahu

El fuego en el Carmel es el huracán Katrina de Netanyahu; es su derrame de petróleo de BP. Su conducta recuerda las torpes respuestas de Bush frente al desastre provocado en Nueva Orleans y las diligencias por parte de Obama frente a la enorme mancha en el Golfo de México.

¿Qué es un gobierno exactamente? ¿Qué es lo que hace realmente al “gobernar"? ¿Qué sucede cuando sus miembros acuden a la reunión de gabinete, pasan delante de los fotógrafos, se sientan a ambos lados de una mesa y votan acerca de eso que ellos llaman “propuestas de decisión".

La respuesta a estas preguntas es: nada. Entonces, conversan; votan; deciden. ¿Y qué? El portavoz del gobierno, Binyamín Netanyahu, se ha desempeñado durante todo el último decenio y medio en funciones tales como Primer Ministro, Ministro de Finanzas y Primer Ministro otra vez. En el contexto de los incendios que arrasan el Carmel resulta que las oficinas que ha dirigido no lograron nada. Y si hicieron algo, sólo sirvieron para empeorar las cosas.

Tampoco sobresale el Ministerio de Defensa. Los políticos disimularon bien en su papel de preocupados personajes respondiendo a las llamadas telefónicas de 3:00 AM. En realidad, aún no tenían la menor idea de qué hacer cuando el teléfono seguía llamando otra vez a las 3:00 PM.

Cuando ocurrió la tragedia, Netanyahu se quitó la chaqueta, dejó a Sara en casa y se puso su traje de oficial de operaciones en el cuartel general del comando de primera línea. Este es un hombre incompetente, además de apático, que pretende conocer la cantidad de óxido de uranio que hay en la tercera centrifugadora de la izquierda en el reactor atómico iraní.

Ahora ha estado jactándose sobre cómo usó sus conexiones internacionales para sacar a Berlusconi de una fiesta para estudiantes de último año de secundaria en Nápoles, y para mendigar a Sarkozy cajas repletas de extintores en Marsella (y que a él no se le ocurrió que podría conseguirse en los almacenes de Israel).

¿Intentaría Netanyahu encarar el delicado asunto de una posible guerra con Irán sin tener ni una mínima idea acerca de la capacidad del frente civil para hacer frente a ataques de misiles Qassam, Grad y Shabab?

El fuego en el Carmel constituye el huracán Katrina de Netanyahu; es su derrame de petróleo de BP (British Petroleum). Su comportamiento recuerda las torpes respuestas de George W. Bush frente a la catástrofe provocada en Nueva Orleans y las diligencias por parte de Barack Obama frente a la enorme mancha en el Golfo de México.

Las fotografías que registran la conducta de Bush y de Obama provocan el inevitable hastío de los ciudadanos, en lugar de calmarlos. Del mismo modo, el comportamiento de Netanyahu no ha hecho más que empeorar el desmoralizado estado de ánimo nacional, producto de las decenas de víctimas mortales, la evacuación masiva y la impotencia de un Estado que, en un solo día, pasó de ser una potencia mundial y proveedor de ayuda humanitaria a mendigo necesitado de aviones cargados con el producto de la caridad internacional e insumos para combatir incendios.

El castigo para el perjudicial descuido de años en materia de prevención de incendios no debe ni comenzar ni concluir con el despido del Ministro de Interior, Eli Yishai. Tres contralores estatales, en las últimas dos décadas, han tratado cuestiones relativas a la prevención de incendios y las deficiencias gubernamentales en la materia. Y cuando se decidió que la Fuerza Aérea debía acondicionar helicópteros Yasur destinados a combatir los incendios, un ministerio (Interior) tuvo la autoridad, un segundo ministerio (Defensa), equipamiento y personal, y un tercero (Finanzas), los presupuestos; pero el problema fue que los tres lados de ese triángulo no supieron cómo trabajar en conjunto.

¿La casa está en llamas? Está bien - lo más importante es reducir al mínimo los gastos del seguro.

¿Qué quiere decir la expresión “responsabilidad ministerial”? Señores, prepárense para la guerra, dijo Moshe Dayán en 1973, aquel responsable ministro que debería haber confirmado que todos realmente estuvieran cumpliendo con su trabajo.

Netanyahu e Yishai tratarán de aclarar ahora que ellos hicieron lo mismo al  declarar: “Señores, prepárense para un incendio". No es más que una frase hueca, mofándose de la responsabilidad.

En la rueda de prensa, el pasado jueves, los ministros y cinco generales permanecieron sentados junto a Netanyahu. Jefes de Tzáhal, responsables del servicio penitenciario, la policía, los bomberos y Magen David Adom también estuvieron allí. Fue tan impresionante como el palco de los notables comunistas durante las celebraciones del día de la Revolución de Octubre en la Plaza Roja. Y el nivel efectivo de eficiencia que se proyectó allí fue similar al caduco sistema soviético, destrozado e incendiado.

Los misiles Scud de Saddam Hussein, en 1991, dieron lugar a mejoras en el Comando del Frente Civil de Tzáhal. Durante las últimas dos décadas, aquella leyenda que forjó la imagen de nuestro ejército  como la organización más eficiente de todas se ha mantenido intacta a pesar de las fallas de coordinación con los bomberos.

La Autoridad Nacional de Emergencias se estableció, pero el Comando del Frente Civil no dispone de aviones; si dicha Autoridad de Emergencias sabía que no había materiales de prevención contra incendios, era del todo impotente para revertir la situación.

Ni un débil Ministerio de Seguridad Interior, ni un ocupado Ministerio de Defensa, pueden defender a la población civil. Lo que se necesita es un cambio radical en la forma en que se define el frente civil: el Comando del Frente Civil, y el cuerpo de bomberos y rescatistas, necesitan una profunda reorganización en su calidad de aparato racionalizado.

Más que nada, lo que se necesita es un primer ministro. Las preocupadas afirmaciones de los portavoces es algo que puede quedar en manos de funcionarios de policía y bomberos.

Fuente: Haaretz - 6.12.10
Traducción: www.argentina.co.il