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Vayan a votar

votar11Estimados,

Para comprender el llamado a elecciones anticipadas en Israel se debe entender la lógica del accionar de Netanyahu en el último año y medio de su mandato, tanto en términos internos como de relaciones internacionales.

Es indudable que la gestión de Bibi, acompanada por una retórica belicista respecto a la carrera nuclear iraní, con subidas y bajadas, fue claramente conservar el status quo en todos los sentidos.

A diferencia de sus predecesores, desde 2013 Netanyahu no motivó ningún proceso de paz con los palestinos y llamó a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) a dos guerras en Gaza.

Bibi adoptó una actitud de encerrarse en su caparazón, presentar una imagen de una fortaleza estable en medio del remolino yihadista de Oriente Medio y una clara predilección de no moverse, sino abrazar y consagrar dicho status quo.

Ese mismo tipo de «no política» tambien se definió en términos internos. En su economía, y a diferencia de los países europeos, Israel no sufrió la crisis global, y mantiene un cierto crecimiento y estabilidad económica.

La revuelta social de los «indignados» del verano de 2011 fue prácticamente neutralizada, y no se canalizó políticamente en forma clara. Pero logró, a largo plazo, el renacimiento del Partido Laborista.

Netanyahu prefería mantener la unión con sus aliados naturales - los religiosos ultraortodoxos y los religiosos nacionalistas que apoyan los asentamientos en Cisjordania y la ocupación eterna de ese territorio. Pero los sorprendentes resultados de los comicios de 2013 lo obligaron a enfrentarse con los más profundos problemas de la sociedad israelí: la inseguridad en las fronteras, las brechas sociales cada vez más amplias, la discriminación en el reparto presupuestario, el alto costo de la vida, la crisis de la vivienda y la desigualdad en el servicio militar, entre muchos otros.

¿Pero por qué llamó a elecciones anticipadas tres años antes (!) de finalizar su mandato? En este caso, las variables razones de política interna pesan mucho más que las de política exterior.

En términos de política exterior, y frente a la incertidumbre del accionar de Estados Unidos, es probable que parte del cálculo de Bibi fue adelantar los comicios para el caso de que el presidente Obama llegue a un acuerdo con Irán sobre su programa nuclear y decida «castigar» al primer ministro hebreo por el fracaso en las negociaciones con la Autoridad Palestina (AP).

En segunda instancia, Netanyahu dirige su campaña electoral poniendo énfasis en el proyecto nuclear iraní, cuando la fecha tope para una solución diplomática entre las potencias y Teherán se perfila para junio de este año. El mandatario israelí pretende postularse, entonces, como el político con mayor experiencia para lidiar con dicha amenaza a pesar de que paradójicamente, y de hecho, el proyecto continuó sin detenerse durante su gestion pese a sus intimidaciones.

Lo cual trae de regreso la política interna (siguiendo el dictamen de Henry Kissinger, según el cual Israel no posee política externa, sino sólo interna). El pretexto oficial de anticipar los comicios fue el fracaso de preparar un presupuesto real que debería confrontarse con las perspectivas de una recesión económica, reduciendo de hecho tanto los gastos de defensa como los de educación, salud y bienestar social. Ello llevó a lo que Bibi definió como el «putsch» de los ministros Lapid y Livni.

Ahora bien, Netanyahu quería elecciones relámpago en las cuales el centro-izquierda no esté organizado y en el que no se perfilaba una figura política de envergadura para competir con él. Pero sin duda, la alianza de Herzog con Livni, y la formación del Grupo Sionista - con la escenografía de los 50 días de misiles de Hamás desde Gaza durante el verano, que mantuvieron a la mitad de Israel en los refugios -, fue la movida política que despertó una intención seria de cambio en la dirigencia del Estado judío.

Así y todo, las elecciones en política interna son similares a la iniciativa de una guerra en política internacional. En ambos casos rige la ley de «consecuencias inesperadas».

En otras palabras, la historia política en Israel y en otras democracias parlamentarias demuestra que los que llaman a elecciones anticipadas tienden a perderlas.

Los reciente sondeos electorales dan una cierta ventaja al Grupo Sionista de Herzog y Livni. Pero cinco días en política israelí, con posibilidad de ser influenciada por cualquier acción nacional o internacional, son casi una eternidad.

Lo cual nos lleva a la conclusión, que es un parámetro de la política israelí: no hay modo de aburrirse en esta región del mundo.

Eso sí: vayan a votar; es fundamental; no se dejen vencer por la indiferencia.

¡Buena Semana!