Estimados,
Por lo general, los días de Pesaj son de calma política en Israel. Pero esta vez fue diferente. Bibi no encuentra paz, ni siquiera en este tiempo. Demuestra mucha preocupación por la seguridad del Estado judío, pues asegura que el pacto sobre el programa nuclear de Irán constituye una amenaza directa para nosotros. Por eso se esfuerza en hacerlo caer.
En numerosas entrevistas con medios norteamericanos, Netanyahu afirmó que hará lo posible por «liquidar un mal acuerdo con Irán». Se mostró abrumado y agresivo. «Si las sanciones contra Teherán se levantan y se permite que la República Islámica conserve sus instalaciones nucleares, se desatará una carrera nuclear en Oriente Medio», profetizó. «Un Oriente Medio preso de trampas nucleares sería una pesadilla para todo el mundo», aseguró.
Es verdad; un Oriente Medio armado con bombas atómicas constituiría un escenario amenazador no sólo para nosotros en Israel, sino para el mundo entero. Uno no quiere imaginarse lo que podrían hacer con ese armamento dictadores y líderes supremos que sólo se mantienen en el poder gracias a la represión y la violencia.
Algo peor aún sucedería si ese material nuclear, o la clave para tener acceso al arsenal de algún dictador teócrata caído en desgracia, llegara a manos de organizaciones terroristas que no reparan en destruir todo lo que encuentran en su camino, incluso sus monumentos milenarios.
Para Bibi, que ve a Israel como una isla democrática en medio de un entorno salvaje y hostil, tales visiones son una auténtica pesadilla capaz de quitarle el sueño.
Pero ese es precisamente el escenario que se pretende evitar con el acuerdo con Irán. Al régimen de los ayatolás le será permitido el uso de la energía nuclear sólo con fines civiles. Pero a Bibi eso no le alcanza. Ahora demanda que Teherán reconozca el derecho de existencia de Israel, exigencia que fue rechazada por Obama.
Con su estrategia de confrontación, Bibi oscila en la cuerda floja. Después de todo, y de acuerdo a fuentes extranjeras cada vez mejor informadas, Israel es el único Estado en Oriente Medio que posee armas nucleares. Así que podríamos ser nosotros quienes ponemos el fundamento para una carrera nuclear que Netanyahu dice querer evitar.
Por eso, sería tiempo de intentar otras soluciones políticas que contemplen la cooperación y el entendimiento con los pueblos vecinos. Hay otros países que también se preocupan por el proyecto nuclear de Irán. Con ellos, Bibi debería buscar el diálogo y formar alianzas. Solos contra los demás, no conseguiremos sobrevivir en Oriente Medio. Netanyahu debería dar un giro político y resolver, de una vez por todas, el conflicto con los palestinos. Esa es la primera condición para que comience a desaparecer nuestro aislamiento mundial.
Además, Bibi debe terminar su ciclo de broncas con Obama y reencontrar la vía de la estrecha cooperación, como lo hicieron todos nuestros gobiernos anteriores. Justamente el acuerdo con Irán podría ser un buen motivo para ello. En vez de ponerle piedras en el camino, Netanyahu debería congratularse de que el Grupo 5+1 se ocupa de manera tan intensa en el desmantelamiento de la amenaza iraní para nuetro beneficio y seguridad.
Los desafinados intentos de Bibi por torpedear el acuerdo ya constituyen una afrenta difícil de olvidar para el presidente de Estados Unidos y para todos los demás socios de Israel en la negociación.
Pero, sobre todo, son dañinos para nosotros.
¡Buena Semana!