Estimados,
Los políticos franceses tienen un apuro desesperado por crear un Estado palestino cuanto antes. Y no sólo ellos. Parece que toda Europa, incluido el Vaticano, comparte ese apuro.
¿Por qué es que el Estado palestino, del que se habla tanto y desde hace tanto tiempo se ha vuelto en una necesidad tan urgente? Por muchas razones. He aquí algunas de ellas.
Porque Mahmud Abbás, presidente de la Autoridad Palestina (AP), está ansioso de librarse de una vez de los rivales de su partido que quieren sustituirlo y quizás también enviarlo a la tumba.
Porque los rivales de Abbás están muy apurados por sacarse de encima al viejo Abu Mazen con votos o a tiros.
Porque Hamás aspira a darle un escarmiento a Abbás, y su partido Al Fatah, y hacerse del poder antes de que pueda ser sustituido por los yihadistas del Estado Islámico (EI).
Porque en la situación actual, Israel es un escollo que se interpone de forma muy molesta entre Hamás y Al Fatah, lo que también crea serios problemas al programa político de los terroristas de Gaza de destruir al Estado judío.
Porque Europa ve con malos ojos que tantos árabes se maten entre ellos y que haya tan pocas víctimas judías. Como suelen decir los comentaristas en cada una de las guerras contra Israel iniciadas por Hamás: «¡Es una desproporción injusta!»
Porque Europa sabe que todos los líderes palestinos de todos los grupos no quieren ningún Estado propio, pero no dudan de que «Estado Palestino» es el slogan mejor publicitado y mejor financiado de los siglos XX y XXI.
Porque muchos europeos verían con buenos ojos que la guerra de todos contra todos en Oriente Medio afecte más a Israel. Claro que no quisieran un Holocausto en gran escala como el de los nazis, pero algo término medio, con algunos decenas de miles de muertos no estaría de más. Los judíos, a su juicio, se volvieron demasiado arrogantes. Eso de que tengan un ejército fuerte y que ganen guerras les parece de muy mal gusto.
Porque muchos partidarios de Hamás están resentidos porque su organización tiene que iniciar todas sus guerras contra Israel desde Gaza lo que implica una clara desventaja. En cambio, atacar a Israel desde Cisjordania, una vez liquidada la AP, haría que la situación sea más pareja.
Porque un Estado palestino distraería al mundo del espectáculo de las luchas en Oriente Medio contra los enemigos del islam verdadero cuya identidad se va haciendo cada día más confusa.
Porque la publicidad sobre el Estado palestino y los territorios ocupados es tan eficaz hoy como lo fue el cuento de la sangre de los niños cristianos para hacer matzá y el dominio por los judíos de la economía mundial. Y además suena moderno y progresista. No cabe duda de que la proclamación de un Estado palestino sería útil para que el mundo olvide la islamofobia y se ocupe un poco más de odiar a los judíos.
Hay muchas más razones, que por delicadeza prefiero obviar; pero no puedo olvidar un pequeñísimo detalle. Como se reveló recientemente en Francia, la fervorosa adhesión a la proclamación urgente de un Estado palestino es idéntica en su carácter a la que llevó a la FIFA elegir a Qatar como sede el próximo Mundial de fútbol.
Razones estrictamente prácticas, por supuesto.
¡Buena Semana!