La sentencia de Moshé Katzav no convierte el día en que se dictó en un día negro, como algunos lo catalogaron. Al contrario; es un día importante en el que quedó claro que en Israel rigen las leyes. Más aún: Hay igualdad ante la ley; una equidad que representa un valor supremo por si mismo.
Ahora cada quien sabe que también el poderoso, el muy bien conectado en los pasillos gubernamentales, el honorable ciudadano número uno, si delinque, será juzgado como cualquier otra persona; como un maestro, como un empleado de limpieza, como un experto en alta tecnología, como todos.
El Estado de Israel puede sentirse orgulloso de ser un país igualitario. Aquellos que aducen, como lo hiciera en su momento Yossi Beilin, que Katzav no debe ser encarcelado, no saben qué significa la igualdad entre los seres humanos y qué es la auténtica justicia.
Ellos piensan que el hecho de que un hombre sea "importante" le otorga inmunidad. Se trata de una concepción primitiva, no adecuada para un país ilustrado en el que rige la ley.
Compasión y piedad conviene que sean dirigidas hacia las víctimas de Katsav, esas jóvenes mujeres que cayeron en las redes de su continuo acoso sexual. Conocí a varias de ellas; inocentes, delicadas, algunas de hogares tradicionalistas.
A sus ojos, ellas fueron presas fáciles de cacería.
Y ellas se sintieron nuevamente víctimas del abuso cuando sus nombres fueron degradados con alevosía por familiares, voceros y abogados de Katsav, que intentaron desvirtuar su honorabilidad y atemorizarlas.
Este es un día importante para esas valientes mujeres que posibilitaron sacar la justicia a la luz; ellas se merecen nuestra más sincera admiración.
Al dictar el veredicto, los jueces emitieron un mensaje claro, educativo y fortalecedor para cada mujer y cada jovencita: Tu cuerpo te pertenece y nadie hará uso de él a su antojo; aún cuando se trate de un hombre poderoso y autoritario.
¡Buena Semana!
Escrito por Shelly Yachimovich
Fuente: Israel Hayom - 24.3.11
Traducción: Lea Dassa para Semana.co.il