Estimados,
Durante su próxima visita a Washington, Binyamín Netanyahu habrá de reunirse con una administración norteamericana que goza actualmente del crédito del mundo libre por la muerte de Osama bin Laden.
Bajo la supervisión de Barack Obama, las fuerzas armadas de EE.UU finalmente lograron matar al asesino de miles de ciudadanos estadounidenses, quien hasta ahora había sido capaz de evadir con eficacia la represalia por más de nueve años.
La exitosa operación acrecentó la popularidad del presidente entre los estadounidenses, menguando en cambio aquella imagen de líder suave, una imagen que sus rivales republicanos se encargaron de potenciar.
Durante su discurso en El Cairo, en junio de 2009, Obama presentó el desafío de la lucha contra el terrorismo junto a la reconciliación con el mundo musulmán y la conclusión del conflicto árabe-israelí.
En las próximos meses Obama disfrutará de un amplio apoyo en la escena internacional, en general, y en Oriente Medio, en particular. Es lógico que el mandatario trate de utilizar este crédito para promover los intereses estratégicos de EE.UU en Pakistán, Afganistán, Irak e Irán, y poner fin a la matanza de civiles en Libia y Siria a manos de sus gobernantes.
Con algo de suerte y mucha buena voluntad, Obama también aprovechará la oportunidad para reanudar las negociaciones de un acuerdo definitivo entre Israel y los palestinos. La muerte de Bin Laden, como así también la reconciliación entre Al Fatah y Hamás, no determina la necesidad urgente de un acuerdo político por parte de Israel.
Las insensatas declaraciones del líder de Hamás en la Franja de Gaza, Ismail Haniyeh, condenando el asesinato de Bin Laden, destacan la importancia de fomentar las relaciones con el grupo palestino encabezado por el presidente Mahmud Abbás, quien ha reiterado su oposición al uso de la violencia y el terrorismo.
En su discurso ante el Congreso, luego de felicitar a Obama por su importante logro contra el terrorismo, Netanyahu debe presentar una iniciativa israelí de paz seria y convincente. Esto haría innecesaria una resolución especial en la ONU para lograr el reconocimiento de un Estado palestino en las fronteras de 1967 y lograría evitar otra ronda de violencia en los territorios y tensiones regionales.
Avanzar hacia un acuerdo con los palestinos que se manifiestan a favor de la paz sigue siendo la única fórmula para la existencia de Israel como Estado judío, democrático y seguro.
¡Buena Semana!