Esta semana, la guerra en Siria cobró su primera víctima civil en Israel. Un proyectil disparado del lado sirio de la frontera en los Altos del Golán, impactó un automóvil y dio muerte al instante a Muhamad Karakra, un niño de 13 años que en su primer día de vacaciones, acompañó a su padre al trabajo. El padre, que al igual que otros tres civiles, resultó herido, es contratista que presta servicios al Ministerio de Defensa de Israel.
El Ejército israelí respondió abriendo fuego hacia la fuente de los disparos y por la noche atacó varias posiciones del Ejército sirio, responsabilizando al régimen del presidente Assad de lo sucedido.
Para analizar la problemática del complejo mosaico Siria y sus alrededores, consultamos al general (retirado) Eyal Ben Reuvén, sub jefe del Comando Norte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), quien sirvió durante años como alto oficial en la zona.
Ben Reuvén fue general de brigada entre 1986 y 1993, creó la primera división digitalizada en las FDI y en 1999 fue nombrado jefe del Cuerpo de Tropas de Infantería. Además, encabezó el Instituto de Seguridad Nacional de preparación de altos oficiales.
En 2007 se retiró del servicio activo, pero sigue desempeñándose como subjefe del Comando Norte en la reserva.
- Eyal, hace pocos meses lo entrevisté en la frontera misma entre Israel y Líbano, no lejos de la frontera con Siria, y usted hablaba de la seguridad y del horizonte político al que eventualmente, en algún momento, habrá que llegar. Hace unos días murió un adolescente israelí por disparos desde Siria. La situación allí es compleja y a su lado, en Irak, el avance de los yihadistas es muy fuerte. ¿Algo de lo que ha estado pasando cambió su visión?
- No. Creo que siempre es correcto pensar en la vía política en un futuro. Israel tiene fuerza y creo que son los países fuertes los que tienen la responsabilidad o pueden tener la capacidad de lanzar iniciativas políticas. Claro está que una iniciativa política debe basarse en algo. Lamentablemente, los sucesos de los últimos años en Siria - y ahora también en Irak - nos muestran que estamos en el medio de un proceso sumamente doloroso, que tiene que ver con rivalidades religiosas muy fuertes. Quienes intentan levantar la cabeza ante regímenes dictatoriales, tratando de buscar alguna dirección más democrática - y ni siquiera hablo de democracia plena tal como nosotros la entendemos - quedan enfrascados en conflictos de los que se apoderan elementos religiosos extremistas. Y el resultado es que lo que vemos hoy en Siria es el asesinato directo del pueblo, en el pleno sentido de la palabra.
- En aquella ocasión a la que yo hacía referencia, usted recalcaba lo sabio de la actitud de Israel, que no había intervenido en absoluto en el conflicto.
- Exactamente. Esa es la única buena noticia: que nosotros no tenemos nada que ver ni cargamos con responsabilidad ninguna por lo que está pasando. Pero por otro lado tampoco tenemos influencia; no tenemos el poder de incidir para cambiar esta situación, que es una catástrofe humanitaria. Parte de la gente es asesinada, hay más de un millón de refugiados en Líbano, cientos y cientos de miles en Jordania, otro tanto en Turquía; todo arde. Y pensar que en esta situación se pueda concebir algún tipo de diálogo, parece muy poco probable. Pero la verdad es que yo suelo pensar de que en situaciones tan terribles y extremas, se puede eventualmente salir a espacios diferentes, mejores…
- Porque uno piensa que peor, difícilmente pueda ser… Pero realmente, hoy, las opciones son como elegir, como dice el dicho en hebreo, entre la peste y el cólera…
- Exactamente. Y por eso, todo lo que podemos hacer ahora es proteger nuestra frontera; intentar hallar elementos más moderados en el espacio cercano a Israel para tratar de preservar cierta medida de estabilidad. Pero hay pocas probabilidades de lograrlo. Es que si miramos desde Israel hacia Siria, vemos por un lado al régimen sirio, que incluye combatientes de Hezbolá, también a los rebeldes de Jabhat el Nusra, que son hermanos de Al Qaeda, luego otros elementos un tanto más moderados en la zona de Tel Hazeka y otros más radicales en otros lados. Todos luchan contra todos.
- ¿Y dónde entra Israel en todo esto?
- Está claro que ninguno de estos elementos ama a Israel. El único tema que hay es el de los intereses. Y si uno tiene un interés determinado por el cual considera que le vendrá bien atacar a Israel, lo hará. Eso es todo. Y en cuanto a las opciones, para nosotros esto es como elegir entre lo malo y lo peor. Tendremos que observar lo que se va desarrollando y creo que no podemos, de cara al futuro, descartar a nadie. Hay fuerzas muy poderosas que empujan a la posibilidad de cierta cooperación entre Estados Unidos e Irán en Irak, aunque tienen intereses opuestos, pero en Irak, ambos apoyan al gobierno chiíta, aunque suene extraño. Los intereses crean situaciones imaginarias.
- Y en Siria, lo único que ha cambiado rápidamente es la cantidad de muertos; porque Assad, sigue en el poder.
- Hace unos años pensábamos que en Siria todo se terminaría rápido. Yo ya en ese momento pensé que Bashar al-Assad tenía todavía mucho para decir en la región. El hecho es que se mantiene en el poder y que en el último año se ha ido fortaleciendo inclusive. Lo que puedo asegurar es que debemos
comprender que nuestra frontera norte ha cambiado.
- Ya no es la más tranquila de Israel.
- Ya no es la frontera que durante 40 años fue la más tranquila, bajo un régimen dictatorial que nunca nos gustó y que hoy hace cosas inaceptables totalmente, pero que en ese lapso preservó la calma. Hoy no puede hacerlo. Sea como sea, mientras haya un régimen central soberano, tiene la responsabilidad de mantener la frontera en calma, sin ataques de su territorio a Israel. Y cuando ello queda alterado, no tengo dudas respecto al tema de la responsabilidad. Y ni siquiera me importa quién lo hizo, si fueron terroristas o si fue algún soldado sirio que actuó por su cuenta. De todos modos, no me parece lógico que haya sido el régimen sirio; no creo que tenga hoy ningún interés de abrir otro frente ante Israel. Sea como sea, para Israel, el responsable es el régimen sirio, un Estado con ejército, que debe mantener la calma en la frontera con Israel. En este sentido, es mejor lidiar con un Estado que con una organización terrorista.
-Sin minimizar todo lo que está pasando en la arena israelí-palestina, el secuestro de los tres jovencitos por un lado y por otro la polémica en torno al operativo militar israelí para rescatarlos ¿diría que las amenazas desde el norte, la guerra en Siria y la realidad en Irak, que los yihadistas querrían, si pudieran, trasladar también a Jordania e Israel, empequeñecen la problemática con los palestinos?
- Hoy en día la situación de los palestinos ante Israel es, a mis ojos, una amenaza interna. Por lo tanto, no puedo usar el término «se empequeñece». Para mí es una amenaza a la sociedad israelí. Por eso, personalmente creo que el único modo que tenemos de lidiar con esta amenaza y de ser muy fuertes ante las amenazas estratégicas que vemos alrededor, es solucionar el problema palestino; llegar a cierta forma de separación. Para mí, lo debemos lograr de cualquier forma, aunque claro está que es mejor de común acuerdo, a fin de descongelar al extremismo entre nosotros mismos. Creo que es un tema que nos debilita desde adentro. Si en varios años esto no se resuelve, se convertirá en una amenaza existencial. Eso no quita nada de gravedad, claro, a todo lo que está pasando ahora a nuestro alrededor. Creo que hay que tener mucho cuidado con el uso de la fuerza y recurrir a ella sólo cuando realmente no hay más remedio. Y no hay más remedio que ser fuertes. En nuestro vecindario, Israel no tiene alternativa. Debemos ser muy fuertes para ser capaces de solucionar problemas sin usar la fuerza.
- Esa es una visión de mundo muy categórica; ser fuertes precisamente para poder solucionar problemas sin usar la fuerza...
- Así lo siento con mucha claridad. Y te diré que combinando esto, nuevamente, con el tema palestino, es precisamente por esa convicción que me registré como miembro del partido MERETZ de izquierda. Y pienso postularme como candidato a diputado en la Knéset.
- Para conseguir por medios políticos lo que no se puede por la vía militar…
- Y yo personalmente lo hago con una sola bandera: llegar a una solución que permita fortalecer a la sociedad israelí a través del fin del control de los palestinos. Y creo que podemos cambiar esta situación, porque somos fuertes. Y somos suficientemente fuertes como para tomar decisiones difíciles. En nuestro vecindario, para tomar decisiones difíciles hay que ser muy fuerte. Y creo que afortunadamente, tenemos la fuerza necesaria para tomar esas decisiones. Pero es algo que el gobierno actual, no hace. Y creo que lo tiene que hacer.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay