Nos dirigimos al profesor Uzi Rabi, director del Centro Dayán para Estudios de Oriente Medio y África en la Universidad de Tel Aviv y gran conocedor del islam y Oriente Medio, a raíz de los recientes atentados en París.
Este es un resumen de la entrevista realizada.
- Profesor Rabi ¿cómo evalúa usted lo que está viviendo ahora Europa, en términos de la amenaza del terrorismo fundamentalista islámico?
- Estamos en un cruce muy crítico porque ahora Europa deberá tomar decisiones difíciles. Considero que no es casualidad que esto ocurrió en Francia. Al Qaeda y el Estado Islámico (EI) intentan canalizar todo hacia el corazón de la esencia occidental. Yo veo esto como un mini 11-S de Europa porque aquí se atentó contra el corazón de la esencia democrática: la libertad de expresión.
- ¿Se buscó, dice usted, a un país que sea símbolo; los valores de la libertad, la igualdad y la fraternidad?
- Sin duda. Francia es el símbolo y es el país donde está la mayor comunidad musulmana de Europa y también la mayor comunidad judía de Europa. Además, allí está la bandera de la revolución francesa. Francia y Gran Bretaña trataron de construir en Oriente Medio países multiculturales y fracasaron. Además, notemos que atacaron la esencia occidental al cometer un atentado en un medio de prensa, a los símbolos de la vida francesa como ser los policías, símbolos del Estad, y luego ataque a blancos judíos; varios componentes que nos llevan justamente a la base de la ideología de Al Qaeda: atacar lo que presentan como la coalición de judíos y cruzados.
- Ese contenido lo conocemos hace años. ¿Qué ha cambiado?
- Lo nuevo aquí es que quien abandonó Oriente Medio, especialmente lo que era antes Siria, quien se fué en un momento muy crítico, recibió ahora en lugar de Siria e Irak al EI, donde se entrena gente que recibe indoctrinación y se expone a una concepción de mundo que es compartida también por gente de nacionalidad francesa, pasaporte francés, que habla francés y que luego intenta volver a casa. Imaginemos lo difícil que puede ser tener un control estricto de esa gente. Esta es la realidad del siglo XXI de Facebook y Twitter usados por un terrorismo islámico que cruza fronteras y es mucho más sofisticado que antes. Y esto, mientras la Constitución francesa ni siquiera permite usar términos como «terrorismo islámico».
- Justamente de ese punto quería hablale. ¿Cómo explica que en Francia se condene categóricamente lo sucedido, pero nadie hable de terroristas islamistas? El tema no es hablar contra el islam, sino contra quienes en su nombre, hacen terrorismo. Pero no es políticamente correcto ¿verdad?
- No es sólo cuestión de «políticamente correcto»: Toda la estructura, la plataforma, basadas en la suposición de que se puede asimilar a la gente de modo que vivan juntos, suponiendo que al final pensarán lo mismo y sentirán solidaridad nacional, es algo problemático. Y ahora parece que Europa puede entender o irá entendiendo que lo que no funciona en Oriente Medio tampoco puede funcionar en su territorio, que debe cuestionar todo este tema del multiculturalismo.
- ¿Qué se hace entonces?
- Para lidiar con esto, Europa tendrá que cambiar su propia naturaleza. Tendrá serias dificultades porque deberá cambiar algunas cosas en los valores básicos de acuerdo a los que vive hace muchos años. No digo que hay que hacer un giro absoluto, pero tengo claro que si no se hace algo concreto, estos atentados habrán sido sólo la punta del iceberg. Y si continúan, sin respuesta, pues seguirán fortaleciéndose grupos como el de Marie Le Pen en Francia, y eso cambiará todo el mosaico político en el país.
- ¿Qué es concretamente lo que hay que hacer en su opinión?
- Hay que ser capaz de ir aquí a una lucha intensa, prolongada, cansadora, que incluya también la entrada a determinados lugares en Oriente Medio. Hay que cortar las vías de comunicación que permiten de respiro económico del EI. Es imperioso cambiar el modus operando. Lo que sucedió en París debe servir de llamado de alarma. Y esto es difícil porque Francia entiende que a fin de lidiar exitosamente con lo que está pasando, tiene que cambiar cosas básicas de si misma. Y sabe que tiene que enfrentar la realidad y que si no se llama a las cosas por su nombre, si se oculta lo que sucede, sólo lo agravarán y aumentarán la tensión entre las distintas comunidades y religiones en Europa.
- A raíz de estos atentados, aunque la verdad es que antes también, resurgieron las advertencias sobre la enorme presencia de comunidades musulmanas en Europa. Y el gran desafío es poder distinguir entre elementos peligrosos y ciudadanos comunes, pacíficos.
- Hay un problema con el islam en Europa. La mayoría de los musulmanes es gente que no busca estas cosas sino que quiere simplemente vivir tranquila. El problema es que hay numerosos musulmanes, aunque sean un pequeño porcentaje del total, que se ven arrastrados a este choque de civilizaciones.
- ¿Entonces? ¿Qué hacer?
- Hay que aplicar leyes de emergencia porque lo que permite en rutina la Constitución, no es nada. La Constitución, por ejemplo, no permite que las autoridades escuchen el sermón de un imán en la mezquita. En las mezquitas, a menudo, se dicen cosas muy peligrosas. Hay que estar atentos. Y es inevitable marcar gente que tiene potencial peligroso. El hecho es que los dos hermanos que atacaron la revista «Charlie Hebdo» estaban marcados por el FBI y no tenían permitido entrar a Estados Unidos. Pero en Francia se dejaron estar. Y ahora tendrán que cambiar cosas.
- Usted hablaba antes también de cosas a hacer en Oriente Medio mismo.
- Así es. Salir a la guerra contra el terrorismo significa también entrar a Oriente Medio de modo sofisticado, bloquear abastecimiento del EI; hay que apoyar a enemigos del EI, como los kurdos; hay que juntar Inteligencia; hay que comprar tribus sunitas en ciertos sitios para que actúen desde adentro. La lucha es prolongada, contra un enemigo cuya agenda es apocalíptica y peligrosa. Hay que recordar que acá el enemigo es contra gente que tiene un territorio, que controla una zona, donde los niños van a la escuela, donde hay tribunales, con campos de entrenamiento y sus propias armas. La realidad creada se debe a un abandono criminal por parte de Occidente en Oriente Medio. La retirada acelerada de Irak donde ninguna fuerza militar se podía organizar en su lugar. Es difícil, pero eso ya pasó y ahora el mundo tiene que unirse porque el peligro es doble. El problema es que cada uno tiene sus intereses y es difícil concebir que ahora realicen un verdadero esfuerzo mancomunado. Hacer como que se combate al EI sin hacerlo en serio será peor todavía que no hacer nada, porque ellos identificarán la debilidad e intensificarán sus ataques.
- Y ya logran asustar…
- Por supuesto. Ellos quieren provocar pánico, intimidar. Y eso está claro cuando uno no sabe si el vecino, que vive en Europa, es del EI o no. Con esto se fortalece la derecha fascista y el que cae en el medio es el occidente liberal que creyó siempre en el multiculturalismo. Pero en su fuero íntimo, los europeos comprenden que están en un problema. Ahora entienden que hay algo diferente y ahora que corre la sangre, comprenden que hay que cambiar, ya que esto les come desde adentro.
- ¿De cuántos musulmanes en Europa, hoy, estamos hablando?
- No hay números exactos, pero en Francia hay entre 8 y 10 millones. Se estima que en total hay en Europa no menos de 16 o 17 millones de musulmanes árabes, pero agregando a musulmanes no árabes, de otras procedencias, el número asciende a unos 25 millones. Y la mayoría ya nació en Europa. Hay cientos de musulmanes europeos que estuvieron en Siria y volvieron o están por volver a casa. Recibieron mucha indoctrinación y el primer elemento que se les destaca es que Occidente «es enemigo del islam». Estuvieron en Al Qaeda en el Hijaz o son lobos solitarios. Estimo que en Europa se frustran no pocos atentados de este tipo, pero está claro que no se puede impedir todo. Hay gente que es segunda y tercera generación de emigración musulmana de Asia. Africa del norte y Oriente Medio que por diversas razones se siente aislada. Están en una situación en la que son capaces de comprar ideología radical que socava bases de su propio país. Esa es gente que cree en lo que dice, no gente con la que se puede transar.
- ¿En la práctica, se puede distinguir fácilmente entre esos elementos peligrosos y los musulmanes que nada tienen que ver con el terrorismo?
- Es todo un desafío. Ahora sé que intentan tomar medidas jurídicas contra la inmigración ilegal. En Europa hay marcos de combate del terrorismo, pero no es suficiente para lo que ya ahora existe. Además, hay que preguntarse qué se puede agregar, qué más se puede hacer. La pregunta, por ejemplo, es si acaso la Unión Europea hará algo contra la inmigración legal, no la ilegal. Si acaso la policía tomará medidas contra el control que toman organizaciones criminales en determinadas zonas. Esto puede suponer infiltración a la vida privada. Hay muchas cosas que son imperiosas y que deben hacerse si uno piensa que esto fue como el 11-S para Francia. El problema irá en aumento. El tema es cómo se lidia con un enemigo tan satánico sin perder las características bases de tu propia naturaleza.
- ¿Con eso quiere decir que considera que la democracia europea misma está en peligro precisamente si no se toman medidas drásticas hoy?
- Así es. Si no, la democracia irá derrotándose. Si no logran cambiar algunos aspectos de su modus operandi y si atan sus propias manos, al final no tendrán más remedio y harán cosas muy duras a las que hoy no están dispuestos, porque la amenaza será existencial. Hoy hay un elefante dentro de la pieza pero tratan de ocultarlo. Lo que está ocurriendo es epidémico. Es un gran examen de los países de Europa. Es un desafío difícil para Europa porque sabe que tiene que combatir a un enemigo cruel e implacable pero que en esta lucha también tendrá que matar algunos de los valores en base a los cuales ha vivido. Esto es un gran problema. Por eso lo más cómodo, por ahora, es seguir usando todo tipo de slogans, mostrar fuerza en marcha de millones y pensar que con eso quizás pasará la tormenta. Pero descubrirán muy fuerte que lo que pasó es sólo el comienzo de algo mucho peor.
Entre el islam y el terror
Profesor Uzi Rabi:
«Hay 1.500 millones de musulmanes en el mundo. Una mayoría aplastante son ciudadanos que no están de acuerdo con esto. No se debe en absoluto pensar ni decir que todos los musulmanes son terroristas, porque no es cierto. Pero lamentablemente, la mayoría de los terroristas son musulmanes. Lo que vemos es Boko Haram en Nigeria, movimientos yihadistas en Mali y Libia, también en todo Oriente Medio, también en algunos lugares de Europa; y no importa el nombre que demos al fenómeno; lo que vemos es que hay gente armada con ideología religiosa musulmana extremista, en cuyo nombre cometen barbaridades, masacres y matanzas. Recordemos que en París, muchos dijeron «Je suis Charlie», pero también hubo quienes dijeron «Je suis Kourachi», honrando a los terroristas que atacaron la revista».
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay