El brigadier general (reserva) Shalom Ben Aryeh finalizó hace unos pocos años su servicio de más de cuatro décadas en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), donde llegó a ser el Jefe de la Unidad de Rescate. Ya antes de encabezarla, siendo allí oficial, viajó con la unidad a diferentes partes del mundo, en situaciones de catástrofes naturales o de grandes atentados, a prestar ayuda.
Ben Aryeh participó en el operativo «Salomón» que trajo a los judíos de Etiopía en 1991, en los trabajos especiales de rescate en Turquía, Grecia, Chipre, India, Japón y Haití después de terremotos.
Viajó también a Burgas, Bulgaria, luego del atentado contra un grupo de turistas israelíes, fue parte de la unidad de rescate que estuvo dos veces en Kenya después de atentados terroristas y una tercera vez al derrumbarse un edificio en Nairobi, y hace unos años también estuvo en Colombia tras una avalancha de barro e inundaciones.
Con los recuerdos del operativo humanitario israelí en Haití aún frescos - fue allí el comandante de la misión, en calidad de jefe de la unidad de rescate - comparte con nosotros los pormenores de lo que está pasando también ahora y lo que requiere una situación de emergencia como la actual, en la que Israel, nuevamente, apenas recibió las noticias del desastre en Nepal, comenzó a organizarse para partir hacia allí y prestar ayuda.
- Shalom, usted conoce muy de cerca tanto lo que Israel ha organizado en los últimos días, como lo que ocurrirá en los próximos, ya con la delegación en Nepal ¿Por qué se actúa así, por qué Israel ofrece siempre ayuda?
- La consideración central es humanitaria. Esa es la verdad. Lo más directo y sencillo. Salvar vidas.
- ¿Y cómo siempre se reacciona con tanta rapidez?
- Como cosa de rutina; escuchamos los informes de redes mundiales y sitios en internet, que informan sobre terremotos. O sea que aquí, cuando esto ocurrió en Nepal el sábado de mañana, muy rápido tuvimos la noticia y supimos que la potencia había sido bastante alta. En las primeras horas claro está que no se conoce el cuadro exacto, pero el proceso comienza de todos modos. Hay una lista de cosas que sabemos que hay que hacer para preparar la delegación lo más rápido posible, con el objetivo de que en pocas horas podamos estar listos. Si realmente nos llaman, presentamos el plan de trabajo en términos generales, que luego por supuesto se va actualizando constantemente de acuerdo a lo que se ve en el terreno.
- ¿Cuánto tiempo lleva organizar la delegación de ayuda?
- El proceso es corto cuando se tiene que salir a países cercanos, incluyendo África del Norte, Chipre o Turquía, entre otros. Eso se puede hacer en cuestión de entre 6 y 12 horas, en aviones de la Fuerza Aérea de Israel, que son un tanto más lentos pero muy fieles. Cuando el radio es más grande, como nos pasó en Haití y ahora en Nepal, ya precisamos también aviones de línea, aunque ahora seis Hércules de la Fuerza Aérea llegaron a Nepal.
- Y hay dos componentes: la delegación de rescate y el equipo humanitario, así como el hospital de campaña ¿verdad?
- Exactamente. Y no hay contradicción entre ambas cosas. Organizar a la unidad de rescate de Tzáhal lleva menos tiempo, pero organizar el hospital de campaña que se va a instalar requiere unas horas más, ya que hay que sacar a los médicos de sus trabajos, organizar equipos. Todo eso puede llevar 24 horas. La prioridad se da a la unidad de rescate ya que en las primeras tres jornadas es más probable encontrar aún gente con vida. Luego es más difícil, aunque también sucede. Pero la verdad es que cuando estuvimos en Haití, también a los diez días logramos encontrar gente con vida.
Cuando hablamos de lugares distantes, el dilema queda solucionado, ya que se manda tanto a la unidad de rescate como a los equipos médicos. El nivel profesional es muy alto y el hospital de campaña tiene alto nivel medico. Incluye por lo menos dos quirófanos, entre 60 y 70 camas, lo cual permite attender aproximadamente 200 personas por día.
- Recuerdo que tras el terremoto en Haití, médicos de otras delegaciones llegaban al hospital de campaña israelí y pedían incorporarse; trabajar con ustedes...
- Es cierto. Lo que sucede es que en muchos casos de catástrofes de este tipo, hay muchas iniciativas locales y particulares que pueden enviar delegaciones pequeñas, mientras que algunos países envían delegaciones de gran envergadura. Y rápidamente, las pequeñas ven que se les termina el abastecimiento, el agua, los remedios, y dejan de ser efectivas. Y después de pocos días, buscan sumarse a delegaciones más grandes. Y eso es lo que pasó en Haití. Además, claro, del alto nivel - hay que decirlo - del trabajo en el hospital israelí. Norteamericanos, colombianos y otros se sumaron a nosotros, lo cual les ayudó y también potenció nuestras propias capacidades.
- ¿Cómo se puede comparar la delegación que participó en la misión a Haití y la que se encuentra ahora en Nepal?
- La delegación que salió a Nepal es más grande que la que salió en su momento a Haití. Allí éramos unos 230 y ahora partieron aproximadamente 250, algo más. La razón es que esta vez, el terremoto causó serios daños en zonas más alejadas. En Haití murieron 250 mil personas y quedaron 400 mil atrapadas bajo los escombros. Estimo que aquí la envergadura es otra totalmente. Estimo que se llegará a 15.000 muertos y hay por cierto miles y miles de heridos. Pero cientos y cientos de miles, o más, quedaron sin techo y no tendrán dónde estar. El problema principal al terminar el primer desafío del rescate, será hallar soluciones a los que quedaron desplazados.
- De lo que usted puede ver por televisión, lo que se transmite desde allí al mundo, ¿hay diferencia en el tipo de daños sufridos, quizás por el tipo de construcción?
- Así es. Por el tipo de construcción en Nepal, mayormente de ladrillos, habrá menos muertos que en Haití. Además, la construcción suele ser de no más de dos o tres pisos, por lo cual es más fácil llegar a la parte inferior y sacar gente. El desafío principal será llegar a los lugares distantes, cargando equipos sobre la espalda, ya que los accesos son complicados.
- ¿Cómo evalúa el rol de Israel en este tipo de situaciones, comparando con otros países?
- No es por falta de modestia, pero es un hecho que nadie presta ayuda como Israel. Lo digo categóricamente. No hablo de organizaciones como la Cruz Roja que pueden permanecer en el lugar dos años enteros, pero que son marcos creados precisamente para este tipo de situaciones. Para eso existen. Pero no conozco otro país u organizaciones que actúen como nosotros, que lleguen y trabajen con nuestra efectividad. Es que el tema no es sólo actuar rápido y llegar pronto, sino también salvar la mayor cantidad posible de gente. Nuestro hospital de campaña en Haití salvó a 1.111 personas. No me consta que se haya hecho algo así en ningún otro lado. Es que muchos de los heridos llegaban a recibir atención, con heridas muy graves, con piernas cortadas; precisaban ser operados ya que de lo contrario morían seguro. Había gente con golpes en la cabeza. Lo primero que resulta evidente en la ayuda que presta Israel, es la rapidez con la que se instala. En muy poco tiempo se levanta un hospital de campaña con quirófanos, rayos x, salas de parto, todo tipo de instalaciones. La Cruz Roja también lo hace, pero demora más en llegar. Además venimos con muchos efectivos de rescate. En general envían 10, 20, 30, y nosotros llevamos muchos más.
- Recuerdo lo que me contaba gente que participó en la misión a Haití, sobre lo emocionante de la gratitud de la población local. De un momento que rodearon el campamento en el que funcionaba el hospital y todos empezaron a gritar «Israel, Israel, Israel», como agradeciendo.
- Es muy cierto. Lo vimos. En general nos tratan con mucho respeto, expresan agradecimiento, andan con nuestras banderas; es muy emocionante.
- ¿Recuerda momentos que lo emocionaron en especial?
- Siempre me preguntan y me tranco. La responsabilidad del comandante de un operative de este tipo es concentrarse en el trabajo. Pero después, cuando todo termina, me puedo emocionar y tomar conciencia de lo que se hizo. Recuerdo en Haití el caso de una familia entera que murió en el terremoto. Quedó solamente uno de los hijos, de unos 10 años, que tenía un retardo, y en Haití, según entendí, esos niños tienen muchos problemas porque otros los acosan, los hostigan y sufren mucho. Lo descubrimos porque un día llega uno de los miembros de la delegación y me dice que hay un niño en un árbol. Salí y lo vi, como si fuera un animalito, trepado al árbol y escondido allí. Lo bajamos y ahí nos dimos cuenta que no era un niño común. Tenía miedo de salir y había perdido a toda su familia. Nosotros lo adoptamos, estuvo todo el tiempo con nosotros en el campamento y hasta nos ayudaba. Y cuando nos fuimos, lo entregamos a la comunidad judía que había abierto un orfanato. Fue muy emocionante.
- ¿Algo más que quiera agregar?
- Hay que destacar que siempre debemos garantizar que todos vuelvan sanos y salvos. Si no, el resumen no es positivo. Y me siento aliviado recién cuando aterrizamos en el Aeropuerto Ben Gurión, ya de vuelta en casa.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay