Aunque desde las últimas elecciones en Israel, en marzo de este año, cabe presentar a la Dra. Anat Berko como diputada del partido Likud, nos dirigimos a ella estos días por su especialización en terrorismo y seguridad. Berko sirvió durante 25 años en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI); se retiró con el rango de teniente coronel y se ha dedicado también a la actividad académica, dictando clases en el Instituto Interdisciplinario de Hertzlia sobre su especialidad.
Pero probablemente el dato más relevante y notorio de sus investigaciones, fue el hecho que para escribir su libro «Camino al paraíso» - sobre los terroristas suicidas - pasó muchos días entrevistando a presos de Hamás, la Yihad Islámica, Al Fatah y el Frente Popular para la Liberación de Palestina en cárceles israelíes.
A través de ellos Berko se interiorizó en profundidad en el fenómeno, conociendo así de primera mano las consideraciones, ideología y lógica de quienes no sólo apoyaban los atentados, sino que los organizaban, reclutaban a sus perpetradores y los enviaban a su «misión».
Una de sus varias entrevistas fue con el jeque Ahmed Yassín, fundador y jefe de Hamás, con el que habló durante horas en la cárcel.
Estos días, debido a la recurrencia de los atentados - aunque no se ha tratado hasta ahora de suicidas - nos pareció relevante pedir su opinión sobre lo que se está viviendo.
Este es un resumen del diálogo mantenido.
- Dra. Berko, usted ha entrevistado a numerosos terroristas en prisión; inclusive al propio jeque Ahmed Yassín, fundador y líder de Hamás. Puso énfasis en el fenómeno de los terroristas suicidas, pero investiga el tema del terrorismo en general. Se ha adentrado en la forma de pensar de los terroristas. Aunque la característica en esta nueva escalada no es, por ahora, el suicidio, usted conoce bien la mentalidad que hay detrás. ¿Qué tienen en la cabeza estos jóvenes incitados cuando se disponen a perpetrar un atentado?
- Con tu permiso quisiera comentar ante todo que realicé ese trabajo de investigación cuando no estaba en la política. Fue precisamente por mi especialización en el tema que el primer ministro Netanyahu me convocó antes de las elecciones a sumarme al Likud como candidata al Parlamento. Esto muestra la importancia que damos al problema, ya que cuanto mejor se conoce qué tiene en la mente esta gente, quiénes son, uno mejor puede lidiar con ellos. Uno de los problemas de la cultura occidental es que analiza la situación con sus propios criterios y viene a tratar a esta gente con su propia forma de razonar y su lógica. Pero la forma de razonar de esta gente es totalmente diferente, porque su cultura lo es, al igual que su religión y sus procesos de socialización. O sea que hay aquí una diferencia esencial y por lo tanto no se puede sacar conclusiones sobre una cultura distinta como si fuera un espejo en la que el otro se refleja igual. La cultura occidental tiende más a mirar hacia el futuro, mientras que en el islam se buscan códigos de comportamiento e imitación del pasado.
- Eso ya determina, dice usted, cierto marco conceptual.
- Así es. Un terrorista que está en camino a un atentado se desconecta de los sentimientos. Desde que toma la decisión y marcha hacia la perpetración del ataque - acá me refiero más que nada a los terroristas suicidas pero el fenómeno se da también en otros - se encuentran en un estado mental en el que lo central es alcanzar el objetivo, sin que nadie los moleste. Claro que puede pasar que algo interfiera. Por ejemplo, cuando se trata de una terrorista suicida mujer, que ve un bebé que le recuerda a alguien de su familia y entonces no logra cometer el atentado.
- O quizás le recuerde a su propio hijo... Ya hubo madres que fueron terroristas suicidas.
- Sí, pero muy pocas. No es lo común en absoluto. Además, recordemos que cuando se trata de mujeres suicidas, en general hay alguna «mancha» que desde el punto de vista moral la «ensucia» y ese es el trasfondo. No llegan de la nada a cometer un atentado suicida.
- Recuerdo que estuve hace años en Gaza en la casa de Rim Riashi, la suicida que había detonado una carga en el puesto fronterizo Erez entre Gaza e Israel. Tenía dos hijos chicos. Entrevisté a los hermanos.
- Justamente. Decían - y no sé si es cierto - que tenía un romance con un miembro de Hamás. Me lo dijo también el viceprimer ministro de Hamás, en prisión. Así decían; y cometer el atentado suicida era una salida «de honor» para no humillar a la familia. Ese ataque fue el 14 de enero del 2004. Mucha gente reaccionó muy enojada porque se mandó a hacer un ataque así a una madre de dos bebés. Dijeron que madre vaya y pase, pero que al menos criara primero a sus hijos y luego estallara. O sea que se mira a la mujer como una máquina de procreación con roles muy definidos. Me lo dijo también el jeque Ahmed Yassín en 1996: la mujer tiene un determinado potencial y lo tiene que poner en práctica. Volviendo al caso de Rim Riashi, el hecho es que su esposo repartió caramelos en señal de celebración cuando ella se mató, y al cumplirse 40 días después de su muerte, se casó con otra mujer. Así arreglaron la cosa. El vicepremier de Hamás me dijo: un hombre no debe dormir ni una noche sin una mujer. Esa es la vida.
Y volviendo a tu pregunta sobre lo que les pasa por la cabeza cuando están en camino a un atentado: se desconectan de los sentimientos y crean para sí mismos una realidad alternativa, una convicción de que van a algo mejor donde todos los admirarán. En general esos individuos no son una perla de la creación, no son los más exitosos en la vida.
- Gente de la que se pueden aprovechar quienes los mandan a cometer esos atentados…
- Se ve claramente la distinción entre los que mandan a los suicidas y los suicidas mismos. Y otra distinción clara es, como comenté antes, con las mujeres que iban a atentados suicidas, cuyo trasfondo podía ser problemas morales, incesto en su casa, matrimonios impuestos por ejemplo con un hombre muy mayor; o de familias muy débiles de las que es fácil sacarles a los hijos. El tema de la mujer es muy delicado. Uno de los que entrevisté, Mahmud Abu Tir, me dijo «yo no dejaría a mi hija ir a manifestaciones».
- Ni siquiera a manifestaciones...
- Claro que no.
- Le pregunté una vez a uno de los entonces jefes de Hamás, Abdel Aziz a-Rantisi, antes de que Israel lo mate, si enviaría a su hijo a un atentado, y se me rió en el teléfono.
- Sobre Rantisi, ya que lo mencionas, te cuento que un periodista árabe le dijo a la esposa de Rantisi que llegaron a la conclusión de que su hijo era apropiado para cometer un atentado suicida. Y ella contestó: «¿Mi hijo? No, él tiene que ir a la universidad». Cuando Israel mató a Rantisi, en el coche iba con él uno de sus hijos, un muchacho ya grande. Fue por eso que luego del ataque en el que Rantisi murió, la esposa dijo que estaba dispuesta a que todos sus hijos sean «mártires». porque sabía que ya no le pedirían que mande a ninguno. Pero ninguno de ellos manda a sus hijos a los ataques. Recordemos por otro lado que el hijo de Hassan Nasrallah, el jefe de Hezbolá, murió en un choque con Israel. Pero no en un atentado suicida sino en combate. Y eso es totalmente diferente.
- Usted hablaba antes de la desconexión de los sentimientos cuando están en camino a un atentado. ¿Se trata de un mecanismo que alguien les enseña o de un fenómeno que ocurre por el hecho que el objetivo que se plantean hace que su capacidad de pensar se altere?
- Es parte de la desconexión que se da en esa situación, del paso a un comportamiento tipo robótico en el sentido sicológico. Científicamente se llamaría disociación. A veces se habla de mujeres que fueron violadas o niñas que fueron víctimas de incesto, y que físicamente, en el momento del acto, no sintieron nada en el cuerpo, que en ese momento tenían el pensamiento en otro lado. La situación les impuso una separación entre el cuerpo y el alma. A veces se trata de un funcionamiento que hace posible seguir haciendo las cosas.
«Tercera Guerra Mundial»
- Cuando usted entrevistó en la cárcel a numerosos terroristas ¿le dijeron algo sobre cómo ven la forma en que Israel los combate a ellos?
- Te diré que en muchos casos cuando llegan a la cárcel, ese es su primer encuentro con los judíos, y quedan shockeados al comparar con las cosas que les contaron toda la vida. Tenemos un buen amigo de la familia, árabe, que vive en Haifa, cuya familia es originaria de Khan Yunes, al sur de la Franja de Gaza. Y nos dijo: «Me criaron enseñándome que los judíos tienen cuernos. Y el primer día que vi un judío, que llevaba sombrero, yo, de niño, siempre pensaba que lo usa para taparse los cuernos». O sea que les envenenan la mente, los indoctrinan, les inculcan un odio puro a los judíos. Y cuando finalmente conocen personalmente a judíos, pueden ver que son otra cosa. Pero a esa altura ya no cambia mucho, porque vuelven a la fuente del veneno.
- O sea que acá hay un enfrentamiento entre enfoques muy distintos, de fondo…
- Es importante no hacer generalizaciones. No todos los musulmanes son terroristas. Es más: la mayor parte de las víctimas de los terroristas son los propios musulmanes. Pero somos testigos de un fenómeno muy serio, la tercera guerra mundial. Este es un aviso para despertar a Occidente. Déjense de buscar la moneda debajo del farol. Lo que está pasando ahora no es Israel, donde podrán venir a tomar unas fotos, escribir lo que quieran porque nadie les hará nada, y luego sentarse a tomar cerveza en Tel Aviv. Lo que está ocurriendo ahora es otra cosa. Hay sitios a los que no se puede entrar. Vemos los que llegan ahora a Europa. No son todos refugiados; eso está clarísimo. Vemos las exigencias que presentan, la forma de increpar que tienen. Es indudable que también allí hay miembros del Estado Islámico (EI). Europa tiene que respaldar a Israel que lucha desde hace años contra estos fenómenos y debe saber que si no lo hacen, ellos mismos tendrán luego un problema. Yo no fui política toda mi vida y me dediqué antes no a ser diputada sino a la especialización en terrorismo. Y fui invitada muchas veces por la cancillería a dar conferencias ante figuras europeas sobre cuestiones de seguridad y terrorismo. O sea que quieren aprender de nuestra experiencia, pero no quieren respaldarnos abiertamente y comprender que nosotros estamos en el frente. Y si van a boicotear a Israel en Judea y Samaria, a miles de palestinos que hoy tienen trabajo seguro y pueden mantenerse dignamente, tendrán que recibirlos en Europa como refugiados. Si no van a tener trabajo, ellos tendrán que mantenerlos.
- Una de los problemáticas características de la violencia actual es la incitación en las redes sociales, que llega a tantos jóvenes. Es difícil combatirla.
- Sin duda. Y no comenzó ahora con Facebook. Años atrás, recordemos el tema de Amna Muna que atrajo a través de los mensajes de ICQ, en la red, al jovencito israelí Ofir Rahum y lo mató junto a Ramallah. Claro que hoy es masivo y cada joven que escribe un post en Facebook sabe que no quedará solamente en Jenín, por ejemplo, sino que correrá por toda la red.
- ¿Cree que el mundo en general comprende lo que está pasando?
- Para responder, quisiera ante todo hacer una referencia, nuevamente, al primer ministro Netanyahu. Hace ya 15 años, mucho antes de entrar yo a la política, lo entrevisté. Capté su visión y concepción de la historia. Ya entonces, de hecho, él vaticinó la «primavera árabe». No lo digo ahora porque estoy en la política y en su partido. Lo dije en aquel momento y está escrito en mi doctorado.
Y lo traigo a colación porque todo lo que él escribió en sus libros sobre el tema del terrorismo, se cumplió. Occidente siempre está unos pasos detrás de Israel en esa lucha, pero lo que empieza con los judíos, con nosotros, no termina con nosotros. Es bueno que todos lo tengan presente.
Hoy en Occidente nos dicen que tácticas como algunas usadas en las guerras contra Hamás en Gaza para minimizar víctimas civiles, como el aviso antes de atacar llamado «golpe en la puerta», los mensajes de texto a los teléfonos palestinos para que salgan a tiempo antes de un ataque, por ejemplo a un depósito de misiles, todas esas cosas, determinar estándares que ellos no podrán cumplir.
Hay un Derecho internacional para todos y otro más estricto que cumple Israel. Hace poco, Estados Unidos bombardeó por error un hospital de «Médicos sin Fronteras» y el presidente Obama se disculpó. Si, Dios no permita, nos hubiera sucedido a nosotros ¿qué pasaba? Y en nuestro caso es distinto porque sabíamos que en el hospital Shifa de Gaza se escondían los jefes de Hamás. Y nunca lo atacamos, aunque con unas bombas quizás habríamos eliminado a todos los jefes terroristas. ¿Te parece que algún otro país, que sabe que todos los jefes terroristas a los que combate, están concentrados en un hospital, no ataca el hospital con artillería? No tengo dudas de que otros lo habrían hecho.
- Mirando hacia adelante, a una eventual solución del conflicto actual ¿por dónde cree que pasa la fórmula?
- Creo que de alguna forma, la vida se sobrepondrá a sentimientos de enojo que algunos puedan tener. En el Monte del Templo hay un status quo que se mantiene desde hace años y que nadie piensa cambiar. Sólo la incitación demente del Movimiento Islámico en Israel es lo que convence a la gente de que la situación es otra. Creo que los palestinos deben hacerse responsables por sus propias vidas. Dejar de llenar de cuentos a los refugiados. Vivir con la llave en la mano no los conduce a nada. No hay que dar dinero a UNRWA. Con el dinero que recibió del exterior, Abu Mazen podría haber establecido cien Estados, no uno. Con mucho menos nosotros construimos un Estado ejemplar. Que destinen su dinero a la educación y desarrollo de su pueblo y eso sería mucho mejor y más productivo.
- Esto es un análisis, digamos, a largo plazo. En cuanto a la escalada actual ¿cómo cree que terminará?
Hamás intenta lograr un golpe de estado en Cisjordania. Lo intentó el año pasado y ahora prueba de nuevo, con el trasfondo islamista. Creo que Abu Mazen sabe que la Autoridad Palestina y él tienen mucho para perder en Cisjordania si esto no se detiene. Mucho depende de cuándo y cómo lo entienda.
- Muchas gracias.
- A ti.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay