En el pasado mes de mayo se llevó a cabo en Jerusalén una conferencia singular, el Foro Global contra el Antisemitismo, en la que participaron numerosos delegados de díversos paises del mundo, no solamente judíos, y entre los cuales se destacaron a nuestro criterio tres figuras europeas.
Se trataba de tres autoridades religiosas islámicas, que contrariamente a lo que ellos mismos entienden es hoy la imagen del islam en el mundo - por culpa de extremistas y radicales - presentaban una línea moderada, de amor no sólo a Alá sino también al prójimo independientemente de su credo.
Estaban el Imam Chalgoumy de Lyon, Francia, el Imam Palaviccii de Italia y el Imam Dr. Usama Hasan de Londres, con quien tuvimos el gusto de poder conversar ampliamente.
Recordamos una de las frases claves que nos dijo para explicar lo problemático del pensamiento extremista, este catedrático del islam que en su juventud fue a librar una «yihad» en Afganistán contra la ocupación soviética, aunque aclaró que no se trataba de terrorismo contra civiles sino de un combate contra las tropas (antes del surgimiento de los Talibanes):
«Yo era antisemita hasta que conocí judíos». Esta semana, a raíz de los atentados en París, volvimos a contactarlo.
Aunque teníamos claro de antemano cuál sería su postura, nos pareció importante conocerla de primera mano, de quien nos contaba meses atrás con orgullo que a los 11 años había memorizado el Corán entero y que desde entonces, lo leyó completo 20 veces.
El Imam Dr. Usama Hasan es un estudioso del islam, investigador de Estudios Islámicos en la Quilliam Foundation en Reino Unido.
Nació en Kenya en un hogar musulmán, hijo de padres de India y Pakistán. Para él, Londres es su ciudad, en la que vive desde pequeño.
En la conversación meses atrás, en Jerusalén, recordaba que cuando Al Qaeda atacó Londres, sintió que lo agredían a él.
- Dr. Hasan, tuve el placer de conocerlo recientemente en Jerusalén, en un congreso dedicado a la necesidad de combatir el antisemitismo. Su presencia en ese foro y todo lo que conversamos, me deja claro de antemano de qué lado está y dónde se encuentra parado, por lo cual puedo adivinar su respuesta. Aún así, me gustaría preguntarte cuál es su reacción a los recientes atentados terroristas en París.
- Me sentí estremecido y profundamente dolorido, horrorizado. Pero debo decir que, lamentablemente, no me sorprendí. Los terroristas han estado ya amenazando con este tipo de cosas y ya han atacado Europa varias veces en los últimos dos años.
- ¿Qué se debe hacer en su opinión contra el Estado Islámico? ¿Cómo debe Occidente combatirlo?
- Debemos combatir y degradar militarmente al Estado Islámico, pero no se les podrá derrotar únicamente por la vía militar. Al Qaeda fue derrotado militarmente en Afganistán en 2002, pero ahora son mucho más fuertes que entonces en otras partes del mundo. Tanto Al Qaeda como el Estado Islámico deben ser derrotados en la batalla de las ideas: religiosas, políticas y cívicas.
- Uno de los problemas principales es el hecho que evidentemente, el Estado Isláimco puede usar extremistas que ya están en territorio de europeo. ¿Tiene usted idea de la dimensión de este fenómeno? Existe la posibilidad, imagino, que más aún se hayan sumado, infiltrándose con aquellos que llegaron a Europa recientemente como refugiados de la guerra en Siria.
- Hay más de 5.000 europeos con el Estado Islámico y Al Qaeda. Este es un problema de gran envergadura y no debemos ser ingenuos ante la amenaza de los combatientes que vuelven. Necesitamos más información de inteligencia sobre los terroristas, de adentro de las comunidades musulmanas en Europa. Esto es esencial en la lucha contra el Estado Islámico.
- ¿Cree que los musulmanes mismos tienen la obligación de hacer algo contra esta locura? En Jerusalén ya conversamos sobre la mayoría silenciosa que simplemente quiere vida normalmente, pero el problema es que la minoría, la extremista, es la que habla, y lo hace con sangre.
- Todos pueden contribuir a esta lucha, incluyendo los musulmanes. La situación es la que podemos imaginar en una manifestación en la que participan mil personas y en la que todos están en silencio, salvo dos fanáticos que gritan a viva voz. Se los oye solamente a ellos. Pues necesitamos más gente que hable, que se manifieste y ahogue a las voces extremistas.
- Por un lado está la condena al terrorismo en nombre de Dios y por otro, oimos voces musulmanas diciendo que esto no es islam sino una interpretación distorsionada de la religión y del Corán. ¿Qué es lo que usted siente al respecto, como experto en el Corán, como Imam, cuando usted ve y oye a los asesinos invocando el nombre de Alá para matar?
- ¿Matar en nombre de Alá? Es despreciable. Alá es misericordioso, clemente, como lo vemos en la plegaria básica del islam. Es más: la palabra islam significa sumisión y trabajo por el logro de la paz. Y lo que hace el Estado Islámico es como mil Bin Laden o Baruj Goldstein.
- ¿Pero usted puede entender a quienes hoy en día miran alrededor, escuchan a los radicales, y dicen que sí hay acá un problema con el islam, con la forma en que el islam se expresa públicamente hoy en día?
- Por supuesto, el islam tiene hoy un serio problema de imagen, un problema de relaciones públicas. Ya he comentado sobre la problemática de una minoría radical que habla más fuerte que la mayoría tranquila. La enorme mayoría de los musulmanes en el mundo entero, como otros pueblos, son gente decente, pero están desorganizados. Creo que deben encontrar la forma de hacer oír su voz.
- ¿Cuál debe ser, en su opinión, el papel a jugar, en este momento, por los buenos musulmanes?
- El rol de la gente buena, lo cual incluye a los buenos musulmanes, es continuar actuando como gente de bien.Pero claro que debemos ir más allá de ello. Debemos tener más diálogo, debe haber más comprensión mutua, debemos trabajar juntos, manteniéndonos comprometidos con principios comunes y valores compartidos.
- ¿Cree usted que estamos en el medio de una Tercera Guerra Mundial entre formas de pensar y de enfocar la vida?
- El ex primer ministro de Malasia, Mahathir Mohammed, dijo en 2001 que la así llamada guerra contra el terrorismo es, en realidad, una Tercera Guerra Mundial. Creo que hay algo de cierto en ello, en términos de la proliferación global de los conflictos. Otros hablan de un choque entre civilizaciones. Pero en realidad, esta es una guerra entre el mundo civilizado, que incluye a la mayor parte de las religiones del planeta, que trabajan juntas, y un grupo no civilizado, fanático, bárbaro, que rechaza la modernidad, la racionalidad y la coexistencia pacífica.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay