Pasados más 70 años del final de la Segunda Guerra Mundial, los judíos atraviesan momentos difíciles en Francia. El miedo a ser atacados está muy presente en la comunidad, que fue objetivo en varias ocasiones de terroristas islámicos, como Mohamed Merah, quien asesinó a niños en una escuela hebrea, o Amedy Coulibaly, quien abatió a varias personas en el supermercado kosher de París.
Como resultado, numerosos miembros de la comunidad judía francesa aceptaron la oferta del primer ministro Binyamín Netanyahu de hacer aliá a Israel.
Según datos proporcionados por la Agencia Judía, en los últimos dos años la aliá de Francia es la mayor de todo el mundo judío. Más de 9.000 olim llegaron a Israel, lo que constituye todo un récord en la última década en Europa Occidental.
Sobre este y otros temas dialogamos con la nueva embajadora israelí en Francia, Aliza Bin-Noun, aprovechado su estadía en Jerusalén para participar de un seminario de diplomáticos israelíes organizado por la cancillería.
Bin-Noun creció en Naharyia y terminó en servicio militar en la Marina. Es licenciada en Relaciones Internacionales y posee una maestría en Estudios de África, ambos títulos de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Desde 1986 se desempeña en el Ministerio de Exteriores en diferentes cargos directivos. Antes de ser embajadora en Francia fue jefa de la diplomacia israelí en Hungría entre 2007 y 2011. Es casada y tiene dos hijas.
- Aliza, usted llegó a su puesto en París hace 5 o 6 meses. ¿Cómo se siente siendo la mayor representante diplomática de Israel en un país en el que hay militares vigilando fuera de las sinagogas y en el que judíos fueron atacados, incluso asesinados, sólo por el hecho de ser judíos?
- Me siento muy feliz por estar en Francia como embajadora. Soy la primera mujer de Israel que desempeña este puesto en París. Es como un sueño hecho realidad. Por supuesto que uno no se siente bien viendo a soldados por todas partes y viendo a los judíos sentirse preocupados, inseguros. Pero para nosotros, los israelíes, no es una situación nueva. Desafortunadamente estamos acostumbrados. En cuanto a los últimos acontecimientos, por supuesto que fue muy triste, cuando apenas dos o tres meses después de mi llegada, fuimos testigos de este terrible atentado en Francia.
- En París fueron asesinadas 130 personas. Su marido casi se vio atrapado en esa esa espiral de violencia.
- Sí, iba de camino al estadio pero afortunadamente tuvo que cambiar de planes en el último minuto. Aún así me afectó, porque estaba en casa viendo «Homeland» cuando anunciaron la noticia. No sabía si era parte de la ficción de la serie o realidad. Tristemente fue algo real.
- Existe este debate, que seguro que conoce bien, en la comunidad judía. Tras el ataque en Marsella a un profesor judío con un machete, ahora muchos judíos franceses se preguntan, años después del Holacausto, si deberían ocultar su fe cuando están en público, si deberían dejar de llevar la kipá en la cabeza por su seguridad. ¿Qué le parece?
- Es una decisión muy personal y creo que cada uno debe decidir por sí mismo si lleva la kipá o no. Pero me parece muy triste, de todas formas, que la población judía tenga que pensar en este tipo de cosas, que tengan que pensar si asumen ese riesgo o no. El Gobierno francés está haciendo todo lo posible para garantizar nuestra seguridad. Hay policías y soldados en puertas de escuelas y guarderías, cerca de las sinagogas. Es algo que apreciamos. Apreciamos los esfuerzos del Gobierno francés al respecto.
- En ese contexto, la oferta hecha por Netanyahu a los judíos franceses de hacer aliá a Israel, tuvo mucha repercusión. Miles de ellos ya lo hicieron. ¿Se trata de aliá o de huída?
- De nuevo, la decisión de hacer aliá es personal. Cada judío debe decidir por él mismo dónde quiere vivir. Israel, por supuesto, es un Estado judío y da la bienvenida a todos los judíos que quieran venir y vivir aquí porque es el único país judío del mundo. Sin embargo, creo que el hecho de que los judíos quieran hacer aliá a Israel porque no se sientan seguros, o se sientan asustados… Las cosas no deberían ser así. Esa no debería ser una razón.
- Antes fue embajadora en Hungría. El antisemitismo es un problema en ese país desde antes de la Segunda Guerra Mundial. ¿Fue un trabajo que le afecto a nivel emocional?
- Lo fue, porque soy de origen húngaro y mis abuelos fueron ejecutados durante la Shoá. Mi padre fue un surperviviente del Holocausto. Ese era el país desde el que mis abuelos fueron deportados a Auschwitz y para mí fue una experiencia muy difícil a nivel personal. Por eso es muy importante para mí hacer todo lo posible para luchar contra el antisemitismo, para fomentar la educación y el respeto.
- Es importante señalar que Francia acoge a las comunidades tanto judía como musulmana más grandes del Europa. Mientras que los actos antisemitas el año pasado superaron los 800, el número de actos islamófobos se triplicaron hasta los cuatrocientos aproximadamente. ¿Cree que ambas comunidades están haciendo suficiente para trabajar juntas y combatir este odio?
- Creo que están haciendo mucho. Creo hay un diálogo interreligioso. Pero creo que tal vez se debería hacer más. Es muy importante para ambas comunidades que se conozcan entre si, vivan juntas y cooperen contra las amenazas, contra el odio, contra el antisemitismo, contra la islamofobia, contra aquellos que actúan contra la democracia y los derechos humanos.
- Israel no está contento con la decisión de la Unión Europea de etiquetar los productos procedentes de los asentamientos judíos en Cisjordania. Pero teniendo en cuenta que la mayor parte del mundo considera dichos asentamientos como ilegales, ¿no deberían los consumidores europeos tener derecho a saber qué están comprando y de dónde?
- Creo que no es justo que se discrimine a Israel en ese sentido. Hay más de 200 disputas territoriales en el mundo y la UE decidió centrarse sólo en Israel y sólo en Judea y Samaria. Considero que el conflicto que tenemos con los palestinos es conocido y la única forma de solucionarlo es sentarse en la mesa de negociaciones y hablar. El hecho de que los palestinos rechacen venir - y nuestro primer ministro les pidió que lo hagan en varias ocasiones en los últimos meses - demuestra que no tienen una intención verdadera de hacerlo. El hecho es que Mahmud Abbás tomó una decisión estratégica, hace dos o tres años, cuando decidió ir por la vía de la comunidad internacional para que presionase a Israel, con la esperanza de que acorralandonos obtendría concesiones por parte de nuestro gobierno israelí. Sin embargo, los israelíes sabemos aguantar la presión y ya lo demostramos en el pasado. Cuando estuvimos dispuestos a hacer concesiones territoriales, con Egipto y Jordania, fue porque la población, los israelíes, veían que la otra parte venía con buena fe. Por el contrario, cuando se percibe que la otra parte no viene con buena fe, entonces las posibilidades de que hagamos concesiones no son muy altas.
- Obviamente, es la manera particular del Gobierno israelí de ver las cosas. Los palestinos tienen una visión muy diferente y creen que las tratativas de paz no progresan debido a la inflexibilidad de la coalición de Netanyahu.
- Por supuesto, yo represento al Gobierno israelí.
- Las relaciones entre Israel y Suecia son especialmente difíciles desde que Suecia reconoció al Estado palestino. Ahora su ministro de Exteriores quiere una investigación independiente sobre la muerte de 150 palestinos dentro de la reciente espiral de ataques y apuñalamientos contra israelíes. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué no se debería investigar si las fuerzas de seguridad israelíes deberían haber mostrado más control?
- Eso es indignante. Creo que la aspiración o el deseo de intervenir en nuestros asuntos internos, algo que no ocurre en ningún sitio en Europa, es algo indignante.
- Independientemente de lo que ocurre en Israel, ¿el mundo no tiene derecho? ¿Los judíos del mundo no tienen derecho?
- Todo el mundo tiene derecho a todo pero hay un límite para aquellos que se miden con Israel, que es un país democrático que está luchando por sus valores democráticos. Es el único país democrático en Oriente Medio.
El contexto dentro del que tenemos que analizar las cosas es muy preocupante. La situación en Oriente Medio se esta deteriorando. Israel está rodeado de enemigos y venir a pedirnos, o a exigirnos abrir una investigación internacional porque no se nos tiene confianza o no se cree en nuestro sistema democrático… Eso es un insulto. Realmente es un verdadero insulto.