Al menos tres personas murieron, entre ellas un niño de 10 años, en varios lugares de Siria como consecuencia de la represión del régimen de Bashar Assad, según informaron los opositores Comités de Coordinación Local.

La violencia persiste un día después de que expirara el ultimátum de la Liga Árabe al gobierno sirio para que ponga fin a la represión de las manifestaciones y acepte la entrada de observadores internacionales en su territorio.

El gobierno de Assad se enfrenta ahora a posibles penalidades. Los ministros de Economía de los estados árabes se reunirán para proponer una batería de sanciones que deberán ratificar sus colegas de Exteriores.

Entre las medidas que se podrían acordar figura el cese de los vuelos a Siria, el fin de las transacciones al Banco Central Sirio y el de los tratos financieros con dicho país.

Asimismo, contemplarían la ruptura de relaciones diplomáticas de sus gobiernos con Damasco y el traslado del asunto ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Según las últimas cifras de la ONU, más de 3.500 personas murieron desde que a mediados del pasado marzo estallaron las protestas que piden la caída del presidente.