A un año del inicio de las multitudinarias manifestaciones en los países árabes que llevaron a la caída de gobiernos déspotas en lo que se denominó como la «primavera árabe», el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, saludó la caída de Hosni Mubark en Egipto, así como la de Muamar Gaddafi en Libia y advirtió que los días del régimen sirio de Bashar al-Assad están contados.
En su discurso sobre el estado de la nación ante el Congreso, el mandatario norteamericano dijo que «en momentos en que la marea de la guerra retrocede, una ola de cambios recorre Oriente Medio y el norte de África, desde Túnez a El Cairo y desde Saná hasta Trípoli».
Obama agregó que un año atrás, «Mubarak y Gaddafi eran dos de los dictadores más longevos del mundo. Gadaffi incluso era un criminal con sangre estadounidense en sus manos; y hoy ambos ya no están».
«Y en Siria, no tengo dudas de que el régimen de Assad descubrirá en poco tiempo que las fuerzas del cambio no pueden ser revertidas, y que la dignidad humana no puede ser aplastada», añadió.
«No sabemos exactamente cómo terminará la increíble transformación que tiene lugar en Oriente Medio y en el norte de África, pero respaldaremos la emergencia de democracias fuertes y estables, así como los mercados abiertos, pues la tiranía no se puede comparar con la democracia», señaló el prsidente.