Londres no logra disimular la tensión político-deportiva que atraviesan los Juegos Olímpicos que se inaugurarán este viernes.
Hay tensión porque la delegación de Israel teme un atentado 40 años después del «Septiembre Negro» de Múnich '72.
Funcionarios israelíes advirtieron que un grupo terrorista iraní en Europa podría estar planeando atacar a sus atletas, aseguró el diario británico «The Sunday Times», que horas después vio confirmadas sus palabras por Ehud Barak, ministro de Defensa israelí.
Según Barak, agencias de inteligencia extranjeras están ayudando a su contraparte británica de cara a los Juegos; una forma de insinuar la colaboración del Mossad.
Así, la sensibilidad está a flor de piel, potenciada por el hecho de que el Comité Olímpico Internacional (COI) se negó de plano a guardar un minuto de silencio en la ceremonia inaugural para recordar a los 11 deportistas israelíes asesinados por terroristas en los Juegos de Múnich '72.
El ente rector del olimpismo tiene sus propias reglas y prioridades, bastante lejánas por cierto del espíritu que dice querer transmitir. Sólo así se explica que el israelí, Alex Giladí, miembro del COI, apoye el «No» de Jacques Rogge, presidente de la entidad. Según Giladí, el minuto de silencio «puede poner en peligro la unidad olímpica», dado que el COI tiene federaciones de 23 países del mundo árabe y 53 musulmanes. Con amigos así, ¿quién necesita enemigos?
A su vez, Scotland Yard y la Inteligencia británica volvieron a evaluar la amenaza contra la delegación israelí tras el ataque suicida contra el autobús de turistas israelíes en Bulgaria. El gobierno israelí habría enviado a Londres agentes del Shin Bet para proteger de cerca a los deportistas.
Al mismo tiempo, un equipo del Mossad, bajo el nombre de código «Kidón» (Bayoneta, en hebreo), estaría recorriendo Europa en busca de presuntos terroristas, sospechosos de estar en contacto con Irán y Hezbolá.
Según fuentes de seguridad, la unidad de intervención de la Guardia Revolucionaria iraní consiguió reclutar varios conversos europeos al Islam, incluyendo dos de Alemania, uno de Suecia y dos británicos.
El atentado de Burgas hizo que muchos teman una repetición del hecho, o algo similar, durante los Juegos y no únicamente contra la delegación israelí.
Uno de los presuntos terroristas buscados por agentes israelíes antes de los Juegos de Londres es un hombre con pasaporte norteamericano a nombre de David Jefferson, quien huyó tras el ataque en Bulgaria, informaron dichas fuentes.
Mientras tanto, la CIA, el FBI, Interpol, Scotland Yard y el Mossad se esfuerzan por identificar al terrorista suicida que mató a cinco israelíes y al conductor del autobús en Bulgaria, en un atentado que dichas organizaciones consideran «característico» de Hezbolá con la firma de Irán.
Cabe esperar que también haya tiempo para competencias deportivas.