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"Algo en nosotros aún desconfía"

Esbozando una sonrisa tímida y tratando de ocultar su emoción, Yaará Winkler (26), novia de Yoel Shalit, hermano mayor de Gilad, trata de explicarnos sus sensaciones en una breve charla que mantuvo en exclusiva con Argentina.co.il un día antes del canje. "El estómago se revuelve, pero por fin hay esperanzas de que el sufrimiento de Gilad se acabe".

"En estos cinco años, hemos pensado cada día en Gilad. En invierno pensábamos si tendrá frío; en verano, si tendrá calor. Nos acompaña un sentimiento constante de incertidumbre", explica Yaará.

Estos casi cinco años y medio de angustia para la familia Shalit están llegando a su fin, ya que la liberación de Gilad es inminente. Para los padres del militar, los días se están haciendo eternos. "Estoy deseando ver como Gilad baja las escaleras de su casa para cerrar el círculo. Ha sido un largo tiempo en cautiverio, es hora de que regrese", nos comenta Yaará mientras agradece amablemente a la gente que se acercar a dar la bienvenida a la familia Shalit a su hogar en Mitzpe Hilá, en la Galilea.

"Los Shalit han sufrido mucho y han luchado hasta el extremo por lograr la liberación de su hijo", dice Yaará. "La familia consideraba que el Gobierno israelí no hacía todo lo posible por conseguir que Hamás dejara en libertad a Gilad e iniciaron una campaña para que su hijo estuviera presente en los medios y el Ejecutivo fuera más flexible en las negociaciones".

"Junto con numerosos voluntarios, lanzamos una campaña que llevó a Gilad a los hogares de todos los israelíes. Repartimos camisetas y calcomanías de Gilad y cintas amarillas que los ciudadanos colgaban en sus coches, balcones o tiendas para pedir su liberación. También lanzamos ofensivas en las redes sociales. En Facebook conseguimos más de medio millón de adhesiones".

"En julio del año pasado, Noam y Aviva (padres de Gilad) organizaron una marcha desde su casa hasta la residencia del primer ministro, Binyiamín Netanyahu, en Jerusalén. Miles de personas nos acompañaron en un recorrido que duró 12 días. Muchos ciudadanos que marchaban con nosotros sabían cual era el precio que había que pagar por la liberación de Gilad, pero también conocían el precio de abandonarlo. En aquel momento Noam anunció que la familia no abandonaría el lugar hasta que Gilad fuese liberado; y cumplió".

Los Shalit plantaron entonces una carpa donde pasaban todo el día y que se convirtió en lugar de peregrinación de ciudadanos que quisieron mostrar su solidaridad. "Los padres de Gilad se han dedicado a luchar por la libertad de su hijo, tuvieron que dejar sus trabajos y estaban día y noche en la tienda", indica Yaará.

Durante estos años, Yoel y ella viajaron a la sede de la Cruz Roja en Ginebra para pedir "que intentaran llegar hasta Gilad y comprobaran su estado de salud, pero la organización internacional ni siquiera pudo hacerle llegar las cartas que le escribió la familia".

"La sensación es ambivalente. Por un lado esperamos la llegada de este día desde que Gilad fue secuestrado. Pero más de una vez nos toco enfrentar una escena parecida y luego desilusionarnos. Ahora somos optimistas y estamos contentos. Pero algo en nosotros todavía desconfía".