Uzi Dayán, sobrino del legendario Moshe Dayán, tiene su propia destacada carrera al frente de la cúpula de seguridad de Israel. En el ejército, fue Jefe del Comando Central y Comandante de la unidad élite Saieret Matkal, en la que también sirvieron Ehud Barak y Binyamín Netanyahu.
Entre el 2003 y 2005, Dayán encabezó el Consejo de Seguridad Nacional de Israel, asesorando en la materia a Ehud Barak y Ariel Sharón. Al retirarse, formó el movimiento político "Tafnit".
Este es su análisis de la situación actual en el vecindario de Israel.
- ¿Qué efecto considera debe tener lo que está ocurriendo en el mundo árabe sobre las negociaciones entre Israel y los palestinos? ¿Debe aceleararlas o imponer mayor cautela?
- Quisiera comenzar diciendo que ha quedado demostrado claramente que el conflicto israelí-palestino no es la raíz de todos los problemas, así como tampoco es la solución a todos ellos. Lo que comenzó en Irán, Líbano, Túnez, Egipto o Argelia no tiene nada que ver con el conflicto israelí-palestino y allí tampoco nadie alega que hay relación alguna. Por lo tanto, no tengo dudas de que un desenlace exitoso de la negociación con los palestinos, que todos esperamos que llegue, no solucionará ni el tema de la revolución en el mundo árabe ni el conflicto entre el Islam y Occidente.
Además, lo que sucedió en Egipto refuerza la necesidad de Israel de apoyar, en el marco de cualquier acuerdo de paz, lo imperioso de tener bienes duraderos, especialmente fronteras defendibles. Esto muestra que si no tenemos acuerdos de seguridad sólidos con los egipcios, el acuerdo de paz firmado vale sólo lo que vale el papel en el que fue firmado. Y es importante destacar que con los palestinos, nuestra situación es mucho más complicada desde un punto de vista geográfico y topográfico, por lo cual Israel tiene que garantizar fronteras defendibles.
- ¿Qué significa esto en términos concretos, en el terreno?
- Tenemos una frontera defendible en el sur con Egipto. Y la necesitamos también con los palestinos para cuando se firme un acuerdo. Esto significa, a mi criterio, que la totalidad del Valle del Jordán debe estar bajo soberanía israelí. Inclusive si llegamos a un acuerdo con los palestinos - algo que no veo que esté a la vuelta de la esquina - no sabemos qué sucederá dentro de 20 o 30 años. Ya vimos lo que ha pasado en Egipto.
- Se refiere al peligro que encierra el potencial de inestabilidad del otro lado...
- Por supuesto. Es que no podemos saber. La inestabilidad, la incertidumbre han vuelto a lo grande a Oriente Medio. Es imposible saber hoy qué pasará con Irak en unos años, cómo termina la cosa en Jordania, cuáles serán los resultados exactos de lo que sucedió en Egipto. En esta situación, debemos preservar nuestra capacidad de vivir y defendernos y no de firmar acuerdos que dentro de unos años veamos que no valen porque no se los puede mantener. Por eso considero que en lugar de alegar - como han hecho algunos jefes de gobierno - que el acuerdo de paz en si es la garantía de seguridad, la posición debe ser que la garantía radica en que ese acuerdo esté basado en arreglos de seguridad apropiados. Ya vemos lo de Egipto: hoy no podemos tener certeza acerca de lo que sucederá con el acuerdo de paz. Y si no tuviéramos el Sinaí desmilitarizado, si no tuviéramos la profundidad estratégica que da esa zona, estaríamos en una situación diferente. Por lo tanto, el acuerdo con los palestinos debe estar basado en fronteras defendibles, a fin de que inclusive si el acuerdo cae dentro de 20 o 30 años, nuestra seguridad esté garantizada y el acuerdo sea duradero.
- Uno de los elementos más polémicos en toda esta crisis, fue la actitud de Estados Unidos. ¿Cuál es su evaluación sobre la política del Presidente Obama?
- Hay aquí un problema doble. Todo el sueño norteamericano se basa en dos suposiciones de fondo que a mi criterio son equivocadas. La primera se refiere al conflicto israelí-palestino, que ellos creen es más que nada territorial a raíz de las conquistas de 1967, pero no es así.
- ¿Lo dice porque Israel fue atacado por sus vecinos ya antes de esa guerra?
- Sí, entre otras cosas. Además, los norteamericanos creen que si se resuelve el conflicto israelí-palestino habrá más tranquilidad entre el Islam y Occidente. Pero una cosa no tiene nada que ver con la otra. Las dos suposiciones de fondo de Estados Unidos son erróneas.
- ¿Cree que Obama se equivocó en su manejo de la crisis en Egipto?
- Hay un serio problema de fondo en la política norteamericana. Estados Unidos cree que la democracia es la opción clave y garantizada, que se va a dar inevitablemente si derribamos al tirano. Creen que si tiramos abajo al dictador, la democracia surgirá de las raíces del pueblo automáticamente. No es así. La democracia es el resultado de un proceso largo, nada sencillo, educativo y cultural. Pero además, entre la visión de Obama y su práctica en política de Oriente Medio, hay una gran diferencia. Los norteamericanos ya se equivocaron en Irán. Motivado por su gran deseo de derribar al Shah, el entonces Presidente Carter llevó de hecho al régimen de los Ayatolas. En Gaza, con las elecciones "libres", llevaron a Hamás al poder.
- Bueno, en eso participó también Israel; y ahora, teme que sea Obama el que se está equivocando igual...
- Puede que a Obama lo recuerden como quien traicionó a sus amigos, como Mubarak. No recuerdo que Obama haya actuado con tanta valentía meses atrás, cuando intentaron hacer una revolución en Irán. Dijo que es un "asunto interno" de Irán. Pero además, puede que lo recuerden como quien llevó a que los islamistas tomen el poder en Egipto. O sea que entre la visión y cómo se hace realpolitik en el Medio Oriente, hay una distancia.
- Claro está que Israel deberá lidiar, de ahora en más, con quien o quienes sean los sucesores de Mubarak. ¿Cree que Israel actuó con sabiduría al reaccionar a la revuelta contra Mubarak recordando tan insistentemente que su gran virtud fue que preservó el acuerdo de paz? O sea, eso es cierto... ¿pero quizás habría sido más inteligente hablar menos?
- Creo que Israel tuvo cuidado de no intervenir en los asuntos internos de Egipto en absoluto, porque es un país vecino con el que hay un acuerdo de paz tan importante. Debemos recordar que Israel no tiene gran posibilidad de influir acá. Si Israel hubiese salido a criticar abiertamente a Mubarak, a decir que no es suficientemente democrático ¿alguien le hubiera creído que lo hace por su propia voluntad? Israel no tiene gran incidencia en lo que pasará en Egipto. Puede sí decir que refuerza el acuerdo de paz y que cualquier violación es potencial de casus belli y puede intentar influir sobre Estados Unidos para que presione a que se mantenga el acuerdo de paz, quizás usando el tema de la ayuda norteamericana a Egipto. Isreal también podría explicar a Washington que la democracia no es algo que se puede imponer de un momento a otro, sino un proceso que se va desarrollando. De lo contrario, los resultados pueden ser desastrosos.
- ¿Qué se puede esperar de quien gobierna hoy Egipto, el ejército... con el Almirante Muhammad Hussein Tantawi al frente?
- Realmente no es algo personal. Creo que aquí lo que contará será el proceso. Por ejemplo, considero que quien más influencia ejerza en Egipto serán los Hermanos Musulmanes, no porque sean la mayoría sino porque son los más organizados. Por eso, esta revolución, que empezó sin un movimiento de fondo - no es "Solidaridad" de Lech Walessa en Polonia de hace muchos años - dependerá del funcionamiento de movimientos, no de figuras individuales en lo personal. Y eso es motivo de preocupación, ya que los más organizados, en toda la zona, son los grupos radicales islámicos.
- ¿Considera que el ejército realmente tiene la intención de gobernar sólamente en la etapa de transición y entregar luego el poder a quien sea electo en comicios libres?
- Aquí podremos juzgar recién cuando las cosas sucedan. Espero que impere la moderación y que quien llegue al poder comprenda la importancia de lo que tiene entre manos, la necesidad de actuar con cautela, ya que el desafío es impedir que de la dictadura de Mubarak se pase a una dictadura islamista extremista.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay