Edward (Edy Kaufman) Kaufman es un profesor e investigador israelí, nacido en Argentina, graduado de universidades en su país natal, Francia e Israel. Ha enseñado en varios institutos universitarios, entre ellos la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad de Los Ángeles.
Actualmente, es docente e investigador en la Universidad de Haifa y en el Centro Interdisciplinario de Herzlía, así como también de la Universidad de Maryland, en EE.UU. Es integrante de la Junta Directiva de Amnesty International.
Hace unas pocas semanas estuvo en Montevideo, invitado por la Embajada de Israel, donde dictó conferencias en la B'Nai B'rith, en el CALEN, en la Universidad de la República y en otros ámbitos, y fue entrevistado por canales de televisión y medios radiales.
- ¿Es ésta la primera vez que usted viene al Uruguay?
- No, yo trato de venir lo más seguido que puedo. He venido muchas veces y he escrito libros sobre Uruguay.
- ¿Cómo se titulan sus libros sobre Uruguay y de qué tratan?
- Uno se denomina "Uruguay en transición: de Gobierno civil a Gobierno militar" y cubre todo el autogolpe, el antes y el después, hasta que el "Goyo" Alvarez se transforma en presidente. La introducción de ese libro fue realizada por Wilson Ferreira Aldunate.
- Tengo entendido que usted ayudó a salvar la vida de Wilson Ferreira.
- Sí, efectivamente, tuve el honor, tal vez, de tener que hacer la investigación sobre la violación a los derechos humanos en Uruguay estando en el Secretariado de "Amnesty", por un año, en Londres. En ese contexto traté de que los tres parlamentarios uruguayos que estaban refugiados en Argentina, Gutiérrez Ruiz, Michelini y Ferreira Aldunate, pudieran ser invitados a visitar el Congreso de EE.UU para dar testimonios sobre esas violaciones. Lamentablemente, cuando capturaron a Gutiérrez Ruiz y a Zélmar Michelini, a pesar de la promesa del Congreso y del Departamento de Estado, no se hicieron las gestiones para que lleguen inmediatamente, y como Wilson estaba fuera de Buenos Aires en ese momento, en su estancia, hasta que llegó la invitación pudimos movilizar cielo y tierra en una epopeya, quizás heroica, y conseguimos a último momento, cuando ya estaban a punto de capturarlo junto a su hijo Juan Raúl, que el embajador austríaco vaya a buscarlo en su coche y a la fuerza, sacárselo a los Servicios Secretos para llevarlo a su embajada. Estoy orgulloso de haber podido contribuir a salvarles la vida y estoy muy, muy apenado de que fracasamos en poder salvarles la vida a dos personajes importantes como Gutiérrez Ruiz y Zélmar.
- ¿Cuál es el motivo que lo trae esta vez a Uruguay?
- Tengo el gran orgullo de haber sido invitado por la Embajada de Israel. Me parece importante que Israel, como democracia pluralista, también permita que se invite a gente que, a veces, no tiene posiciones concordantes con un gobierno de turno, que se dirige a los académicos en base a su calidad académica y no a sus inclinaciones políticas. Y éste es el caso que quiero destacar, y es que el Embajador Dori Goren, fue uno de mis mejores alumnos en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
- ¿Qué materias dicta en la Universidad?
- Me acuerdo de una clase que se llamaba "Ascenso y descenso de los gobiernos militares en América Latina", sobre la cual también escribí un libro en hebreo que se "publicó", entre paréntesis digámoslo así, por el Ministerio de Defensa israelí en un programa de la Radio del Ejército. Digo ésto, porque el libro trata sobre el sistema de la toma de poder por parte de los militares y, para crédito del Ejército de Israel de esa época, pensé que era importante que exista un libro en hebreo que trate del tema de la función civil, la función de respeto a las autoridades civiles por parte de los militares.
- ¿Cómo ve usted el conflicto más prolongado que existe actualmente, el conflicto árabe- palestino-israelí?
- Su pregunta está muy bien enfocada. El conflicto que tenemos, como lo señala, es el israelí –palestino. En esencia lo fue al principio árabe-israelí y, después de tantos años, se ha confinado a eso: palestino-israelí.
Tenemos paz con el país más importante del mundo árabe, Egipto; tenemos paz con la frontera más larga de Israel, Jordania; y en este momento, el actual gobierno de Netanyahu ha sacado todas las dudas de que no hay aspiraciones territoriales con el Líbano, algo que acaba de anunciar.
- ¿Eso es bueno?
- Es bueno. Es perfectamente bueno que Naciones Unidas decida que esa media aldea que está en el Golán es Siria o libanesa, porque Israel no tiene ningún interés en mantenerla. Entre paréntesis, los pobladores de esa aldea dividida no quieren ser parte de Siria o de Líbano. Paradójicamente, prefieren estar bajo el control israelí. Así que yo veo, dado que no tenemos problemas, que no ha habido ninguna víctima militar desde que se firmó la paz con Egipto y desde que se firmó la paz con Jordania.
- Hay cooperación económica, incluso...
- Hay cooperación económica. Es una paz difícil porque el problema palestino no ha sido solucionado y, por tanto, lo que queda del conflicto es lo que lo originó, que son dos pueblos, el palestino y el judío-israelí, que habían luchado por la misma tierra y que la mayoría de los palestinos y de los israelíes, 70% de cada lado, llegó a la conclusión de que tienen que existir dos Estados, separados, pero uno al lado del otro.
- Decimos que son dos pueblos condenados por la geografía a vivir como buenos vecinos.
- Ya lo mencioné en la conferencia que dicté en Montevideo en B'Nai B'rith. Yo trabajo mucho con un colega palestino, con quien hace ya 16 años que dicto clases todos los veranos en la Universidad de Maryland y vivimos allí en la misma residencia. Imagínese usted. No tengo ningún amigo judío con quien haya convivido tanto... Dieciséis veranos por seis semanas - se puede hacer la cuenta - y resulta que es casi miembro de mi familia. Estamos muy ligados, escribimos juntos muchos artículos. El último fue para el periódico inglés "The Guardian" y allí, justamente, él utilizó la frase: "estamos condenados a vivir juntos"; y con el peligro de Ahmadinejad, yo agregué el año pasado: "estamos condenados a morir juntos".
- ¿Cómo se logra ese Estado palestino para que se pueda vivir en paz?
- Creo que ha habido muchos desencuentros históricos en diferentes momentos. A veces, la responsabilidad por no llegar a la paz recae sobre el lado palestino, a veces sobre el liderazgo israelí y, si se da una respuesta larga, se deberá analizar gobierno por gobierno. Pero si nos fijamos en la situación actual, así como Hamás en Gaza no está dispuesto a hacer la paz con Israel, en ningún territorio, ni grande ni chico, la Autoridad Palestina, que controla totalmente Cisjordania, no genera ningún peligro terrorista y, tal cual lo afirma el Ejército de Israel, hay muy poca presencia militar israelí allá. Yo veo que hay soluciones para todos los temas, incluso, Jerusalén, refugiados o aguas subterráneas; lo que sucede, es que la situación de partidos políticos, su liderazgo, las coaliciones que se han formado, en ambos lados, el peligro de Hamás comparado con la moderación de Al Fatah y de la Autoridad Palestina y, dentro del Gobierno de Israel, que tiene una coalición que incluye intransigentes que, bajo ningún concepto están de acuerdo con un Estado palestino; eso dificulta la negociación por la paz.
- Hubo recientemente un intento de retomar las negociaciones y quedó trunco. ¿Cómo debemos entender eso?
- Creo que no están dadas las condiciones para que se pueda llegar a la paz. Hay mucha responsabilidad compartida de ambos lados y, por lo tanto, a mí me parece que el mediador, EE.UU, va a tener que involucrarse en forma más activa. Creo que eso va a ser necesario porque las dos partes en conflicto no van a poder llegar solas a un acuerdo debido a la intransigencia de ciertos sectores en los respectivos gobiernos.
- Dado que usted viene seguido a América Latina ¿Cómo ve la situación con respecto a la relación de Israel y Oriente Medio en el actual contexto latinoamericano?
- Hay un deterioro bastante serio en las relaciones entre Israel y América Latina. Para analizarlo en profundidad habría que verlo en los contextos de distintas etapas. Las primeras fueron realmente muy positivas para Israel en su relación con América Latina y viceversa. Yo diría que hoy estamos en una etapa problemática, pero creo que la responsabilidad para cambiarla tiene que ver con dos variables lógicas: la política israelí y la actitud mundial en Naciones Unidas que toma a Israel en forma de doble standard y lo crítica tomando en cuenta que hay otros países violadores de derechos humanos.
Es decir, es muy fácil culpar a Israel cuando la culpa es compartida y también los países árabes que, en lugar de tener una actitud propagandística, dicen nosotros tenemos razón y los israelíes no, tienen que actuar como algunos moderados en la Autoridad Palestina que dicen, "no, en este momento tenemos que buscar la coexistencia". Es un tema que también es relevante en la comunidad judía de aquí y en la comunidad árabe, que en lugar de exportar el conflicto desde Oriente Medio a las "Tres Fronteras", a Argentina y, Dios no quiera, a Uruguay, hay que exportar para árabes, palestinos e israelíes la buena experiencia de convivencia que existió en América Latina entre comunidades árabes y judías.
- ¿Cómo se logra que ese deseo suyo se transforme en realidad?
- Como siempre digo, hay un rol para cada lado. En la conferencia que dicté en la Universidad de la República, aquí en Montevideo, dije que si los palestinos tuvieran un Sadat o un Rey Hussein, que fueron tan populares en Israel e hicieron un acto dramático, sería muy bueno. Yo dí el ejemplo de un artículo que se publicó en "Haaretz" hace algunos días que dice que si el Rey de Arabia Saudita, Abdullah, el Rey de Jordania, que también se llama Abdullah y el Señor Abbás, Presidente de la Autoridad Palestina, vinieran a Jerusalén y allí pudieran poner una ofrenda floral en el Instituto Yad Vashem, eso dejaría una impresión tan profunda en la sensibilidad del israelí que está muy dispuesto a esperar lo peor proveniente del mundo árabe. Si ellos hicieran ese gesto, ese acto tan noble, quizás pudieran cambiar un poco la percepción de los israelíes sobre el peligro del mundo árabe y, por otro lado, Israel tendría que hacer alguna cosa importante ¿Hay un plan árabe?¿Una iniciativa árabe de paz que es moderada?
- ¿Es una pregunta?
- No, no... Es moderada la idea de dos Estados y muchas otras cosas. Por otro lado, el hijo de Itzjak Rabín, con otra gente, acaba de decir que tendría que haber una iniciativa de paz israelí comparable a la iniciativa de paz árabe y si hay discrepancias buscar un mediador. Esa idea, de una iniciativa árabe de paz, es quizás la solución menos mala para Israel, por así decirlo. Israel debería tener un rol más activo en este sentido. Recordemos también que el Presidente Obama tiene un cheque que pagar que es el Premio Nobel de la Paz que le fue entregado en blanco. Creo que tiene buena voluntad, que los intereses de Israel son importantes para él, y ante la parálisis que sufrimos nosotros quizás la medicina para ambos lados tenga que venir de afuera.
Lo último que leí de la parte palestina es que dice que Israel no tiene nada que ver con Jerusalén, ni con los muros de la ciudad, ni con el Muro del Templo; me parece una barbaridad y una ofensa; eso no contribuye a un entendimiento. Así que, lamentablemente, necesitamos un poco de los amigos provenientes de todos los lugares. Los noruegos, que tienen un país pequeño, quizás como Uruguay, han jugado un rol preponderante en ayudar a buscar un proceso de paz que, por una u otra razón, no se concretó; a mí me parece que Argentina, Brasil y Uruguay, en lugar de tomar partido por uno u otro lado, deberían ser gestores de una buena voluntad para que podamos llegar a la paz.
- El Gobierno uruguayo anunció que en el año próximo se instalará una Representación Diplomática palestina en Montevideo ¿Cómo evalúa usted ese hecho?
- No sé si el título Embajada es apropiado, o Representación Diplomática. Creo que a esta altura de los acontecimientos, como suele decirse, es un poco difícil luchar contra algo cuando el propio Israel reconoce a la Autoridad Palestina.
En épocas del ex Primer Ministro Olmert había en su casa una bandera israelí y una palestina cuando venía el Presidente de la Autoridad Palestina a negociar. Decir que un tercer país no tiene el derecho de tener una representación diplomática palestina no me parece bien. Lo que es deseable esperar es que el representante palestino sea un factor de coexistencia pacífica y no un factor propagandístico que use su posición para crear más odio y resentimiento contra Israel y contra los judíos.
- ¿Cómo podrá lograrse la paz a través de los pueblos?
- Es extremadamente importante ver que este conflicto no es sólamente de gobiernos, sino de un pueblo contra otro. Si bien ambos tienen el deseo de separarse - un 70% acepta la idea de dos Estados -, nadie de uno u otro lado, piensa que pueda cumplirse tal idea en el tiempo que dura su propia vida. Quienes están por la paz lo hacen, quizás, para sus hijos o sus nietos.
Hay que trabajar de abajo hacia arriba a nivel de sociedad civil y lo poco que ha quedado de los Movimientos por la Paz, lamentablemente, deteriorados por la Intifada, las bombas suicidas y todo eso, hay que rescatarlo y tratar de dar seguridad. Así como llegó el Primer Ministro Begin, cuando hizo la paz con Egipto, ojalá que cualquier gobierno israelí, el actual o el que lo reemplace, se enmarque en un camino de paz verdadero. Hay o habrá que respaldarlo, ayudarlo, porque la paz se debe construir de abajo para arriba.
- ¿Qué puede hacerse desde América Latina para lograr esa paz?
- En lugar de exacerbar el conflicto y ser parte del problema, hay que ser parte de la solución. Hay algunas diásporas en algunos lugares, y en EE.UU en particular, donde le dicen a los israelíes: "luchen; los territorios son sacrosantos; no se puede renunciar a nada y estamos dispuestos a luchar hasta el último hombre". Me estoy refiriendo a la diáspora judía.
Hace un breve tiempo estuve en Chile en un Congreso de Naciones Unidas sobre el conflicto palestino-israelí y la diáspora palestina allá. En lugar de hablar con respecto al futuro, se comenzó criticando a Israel de 1948, se criticó al sionismo como sionismo y los mismos diplomáticos palestinos no sabían dónde meterse porque ellos querían hablar sobre cómo lograr la paz. La Comunidad árabe-palestina en Chile hablaba de que no se puede hacer la paz por los "pecados capitales" de Israel en los comienzos de su existencia.
Entonces, yo digo que el rol de las comunidades árabes y judías en América Latina debe ser tal que permita llegar a la paz. Tengo un colega palestino que actualmente es Embajador en Londres, que ha estado dos veces conmigo en Venezuela, en México y en Brasi, y que estaría encantado de estar en Uruguay, en Argentina con tal de que lo pudiéramos invitar. Ojalá la comunidad árabe y la judía nos inviten a ambos para demostrar que hay maneras -nosotros lo llamamos el "Club de los Primos" - para que las comunidades juntas nos ayuden, no sólo a nivel sicológico y político, sino también a nivel de inversiones, como por ejemplo Israel que está invirtiendo con los palestinos; también judíos de la diáspora con árabes de su diáspora podrían invertir en buenos negocios que pueden hacerse en Oriente Medio.
- ¿Qué provecho traerá para Israel la paz con los palestinos?
- La paz con los palestinos nos va a traer la paz con todo el mundo árabe, compuesto por 22 países. También nos va a traer la paz con 57 países musulmanes. Los israelíes podrán esquiar en Líbano, comer Humus en Alepo, Siria y vamos a poder visitar el Yemen. ¿Qué más podemos pedir? Yo pienso que el pueblo palestino es el más culto de todos los pueblos árabes y hoy, con la tecnología israelí tan adelantada, tenemos un futuro a construir juntos.
Hay que leer el libro de Shimón Peres, "El nuevo OrienteMedio" para darse cuenta del potencial que tenemos para ser finalmente un país no sólo próspero, sino también, feliz, sin víctimas. Eso hay que hacerlo ahora porque los tiempos no nos ayudan.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay