"¡La paz es cuestión de vida o muerte!". "Sin paz, el proyecto sionista va a ser un desastre, un desastre total", afirma en esta entrevista Aarón Barnea, uno de los directivos del "Foro de Familias Israelíes y Palestinas en pro de la Reconciliación.
Muy poco después de iniciada la cumbre en Washington entre el primer ministro de Israel, Binyamín Netanyahu, y el presidente palestino, Mahmud Abbás, bajo los auspicios del presidente de EE.UU, Barack Obama, y en presencia del presidente de Egipto, Hosni Mubarak, y el Rey Abdullah de Jordania, se informó sobre una carta que una organización israelí-palestina había enviado a los dos primeros, sus gobernantes. Se trataba de un mensaje especial del “Foro de familias" - en cuyo marco interactúan y cooperan israelíes y palestinos que perdieron a sus seres queridos en distintas circunstancias durante el conflicto en la zona -, exhortando a Netanyahu y Abbás a ser valientes y actuar con responsabilidad con el objetivo de traer al fin la tan necesaria paz.No nos extrañó nada la noticia porque teníamos la fortuna, desde hace años, de conocer por nuestra labor periodística a este grupo tan especial. Si de alguien se puede decir que lo que los motiva, el motor que los mueve, es el deseo de evitar a otros el dolor que ellos han sufrido, pues es precisamente de gente que perdió lo máximo y a pesar de ello opta por intentar cambiar el futuro sin gastar energías en odios y venganzas sino en la búsqueda del entendimiento.
Noam Barnea Z"l - Llevaba en su uniforme un llamado a la paz
Uno de los promotores de la carta fue Aarón Barnea (69), Director de Relaciones Internacionales del “Foro de Familias”, nacido en Buenos Aires y radicado en Israel desde 1958. Durante años trabajó en la Histadrut (Confederación General de Trabajadores) tanto en la parte internacional (teniendo a cargo las relaciones con el socialismo de la Península Ibérica) como en el campo de la educación y formación política. Pero todo cambió en abril de 1999, cuando su hijo menor, Noam (Z”l), cayó en el Líbano, en la fortaleza Beaufort.
En su recuerdo, por su hija mayor Dana (38), que ya es madre de dos hijos, por su hijo menor Alón (35), por toda su familia y por la normalidad de la vida en el país en el que desde muy joven eligió como su hogar, Aarón no se deja caer. Está convencido de que tiene sentido seguir luchando.
Este es su mensaje:
- Aarón, eras muy activo en la Histadrut cuando la tragedia golpeó a tu puerta...
- Así es. Mi vida cambió totalmente de rumbo desde que mi hijo Noam cayó. Él era un muchacho muy especial. Estaba en una unidad voluntaria del ejército que era la encargada de remover minas del terreno. Es la unidad élite del Cuerpo de Ingeniería militar. Él cayó en el “Beaufort” y su personaje es una de las figuras principales de la película que lleva ese nombre.
- Cayó en el Líbano de donde quería salir...
- Sí... Cuando me contaron que llevaba en su uniforme un llamado a la paz, a la retirada del Líbano, me emocioné profundamente. Fueron sus compañeros de unidad quienes me lo contaron cuando vinieron a casa.
- Eso pegaba con la educación en la casa ¿verdad?
- Así es. Nosotros no éramos demasiado activistas pero sí tuvimos siempre una posición muy clara y muy firme en torno al proceso de paz, a cómo queremos ver a Israel. Eso lo recuerdo ya desde mis primeros años en el país.
Aarón con Khaled Abu-Awwad, Co-director palestino del Foro de Familias. Khaled perdió a dos hermanos (que no estaban implicados) en el conflicto. La foto fue tomada en Hamburgo durante una visita por la invitación de los Amigos locales del Foro.
- ¿Ese cambio de rumbo fue porque no eras capaz de seguir en lo que hacías, por el dolor o porque sentiste la necesidad de hacer algo para cumplir el deseo de Noam?
- Lo que te puedo decir es que al octavo día de su caída, yo estaba parado frente al Ministerio de Defensa con la misma llamada de Noam: “Salir en paz del Líbano”. Y ahí descubrí el peso que tenía en Israel el haber perdido a un ser querido, en este caso a mi hijo. Hasta ese entonces nadie tomaba en cuenta lo que yo decía sobre la necesidad de salir del Líbano. Pero a partir de ese momento, vi que todo el mundo estaba interesado. Noam fue la última víctima del 50º año del Estado de Israel, porque cayó el 12 de abril de 1999. En una de las notas más importantes de la televisión en Iom Haatzmaut, nos entrevistaron a todos en la familia. Nos transformamos en un santiamén en personajes que estaban hablando en ese momento en nombre del hijo muerto sobre la necesidad de irse del Líbano.
- Y de ese llamado personal pasaste rápidamente a activar en el Círculo de Padres, lo que se conoce hoy como el Foro de Familias...
- Fue algo casi inmediato... Muy poco tiempo después me encontré con Itzjak Frankental y decidí entrar al grupo.
- Frankental perdió a su hijo Arik, secuestrado y asesinado por Hamás...
- Así es. Yo me transformé de inmediato en un individuo muy activo en el grupo, trabajando especialmente en la cuestión educativa. En ese entonces hacíamos más que nada manifestaciones. En primer lugar tratamos de apoyar al entonces primer ministro Ehud Barak con una gran manifestación cuando fue a la cumbre de Camp David en el 2000. Hicimos en una carpa en pro de la paz para apoyarlo en las negociaciones con la OLP. Fue muy poco antes del estallido de la segunda intifada.
- Era una actividad política...
- Sí, en ese entonces el Foro tenía todavía el cariz político. Pero cuando comenzaron los contactos con las familias de caídos palestinos, al principio de Cisjordania y Jerusalén Este, el grupo descubrió que tenía un mensaje para transmitir mucho más importante que el meramente político. El Foro tomó ahí un cariz que yo no llamaría apolítico pero sí destacando el mensaje central: que la reconciliación es posible. Eso tiene un valor impresionante, porque vimos que cuando aparecemos ante cualquier tipo de auditorio, la gente queda muy sorprendida. Es que todos estaban acostumbrados al mensaje que los palestinos son totalmente opuestos a cualquier tipo de diálogo y que en realidad no hay con quién hablar del otro lado. Y de repente traemos familias de caídos, que hablan como nosotros. Eso tuvo un impacto tremendo y muchísima gente comienza a interesarse en nuestro mensaje. Lo que hacemos durante varios años es transmitir ese valor. En primer lugar, que se trata de seres humanos. En realidad, también cuando nos presentamos del lado palestino sucede lo mismo. El palestino descubre que el israelí no es sólo el soldado o el colono. Es una visión mucho más rica, mucho más humana... y más aún del lado israelí, que ha dejado de ver palestinos hace ya años, especialmente a la gente joven. Cuando nos presentamos con un palestino, el hombre habla y los israelíes ven quién es, como sufre, conocen de primera mano lo que pasa del otro lado, se genera una visión totalmente diferente del otro, una visión mucho más humanizada.
Aarón en un encuentro amistoso con Jalal Khudeiri, que perdió a su hermano menor (cuando niño). Aquí, en el Día Internacional de la Paz, en Talitha Kumi, Beth Jala, en el año 2006.
- Aarón, vuestra tragedia personal no fue en el frente palestino sino en el norte, en el Líbano, donde cayó Noam. Son circunstancias totalmente diferentes...
- Por supuesto...
- Quizás ni tengan identificado cuántos de los israelíes activos en el Foro de Familias, perdieron a sus seres queridos - hijos, hermanos - en ese frente. Pero me imagino que la mayoría están allí por lo sucedido en el frente palestino ¿verdad?
- No lo sé. En realidad vemos el conflicto como un conflicto total, Israel frente al mundo árabe. Y tenemos mucha gente cuyos hijos o hermanos han caído en circunstancias totalmente diferentes. No podría enumerar si han sido más las víctimas de los palestinos que de otros. Pero lo que vemos es que el conflicto es mucho más amplio y entendemos evidentemente que su solución tiene que comenzar concretamente con lo que tenemos ahora sobre el tapete, que es la negociación con los palestinos. Es una condición necesaria, no suficiente pero sí necesaria, para resolver el gran problema general. Resuelto el conflicto israelí-palestino probablemente desaparezcan las razones fundamentales para los conflictos que van más allá.
- Es problemático ese tema... Por un lado está claro que es imperioso resolver el conflicto con los palestinos. Por otra parte, no podemos perder la memoria - y siempre hay quien nos lo recuerda a cada rato - qué ha pasado aquí antes de que haya territorios ocupados y problema palestino. El conflicto empezó mucho antes que eso. ¿Creés realmente que resolviendo el tema palestino se terminarían los problemas?
- No, evidentemente el islamismo militante probablemente no se conforme con eso. Pero yo creo realmente en una dinámica. Si mirás para atrás, y ves lo que pasó en Khartoum en 1967, cuando proclamaron los “tres No” (no a reconocimiento de Israel, no a negociaciones con Israel, no a paz con Israel) y lo comparás con lo que los árabes declararon en el 2002, hay un cambio. Sé que lo del 2002 estaba motivado quizás principalmente por la presencia de Irán, es cierto. Pero es totalmente otra música la que sonó allí, cuando la Liga Árabe se comprometió a que una vez resuelto el problema palestino, habrá una normalización total de relaciones entre el mundo árabe e Israel. Yo lo veo como un cambio totalmente revolucionario. Evidente que fue sólo un pronunciamiento político, pero como estoy convencido de lo central que es el tema palestino, creo que si queda resuelto podremos avanzar mucho.
- Aarón, ojalá - ante todo - que así sea. Pero quisiera compartir contigo dudas que siento de mucha gente, inclusive gente que votó siempre del laborismo hacia la izquierda, y que en estos momentos ve todo con mucho especticismo. Ahora, al comenzar el proceso nuevamente, con la cita entre Netanyahu y Abbás en Washington, hubo instantes en los que se sentía que quizás esta vez sí podía funcionar algo; se irradiaba cierto optimismo. Pero apenas tres días después ya salieron declaraciones del presidente palestino aclarando que si lo presionan para cambiar posturas en temas “esenciales” para los palestinos, él se va de las negociaciones. ¿No te parece que hay motivos para sentirse desconfiado, escéptico?
- ¿Y lo que supura aquí Liberman, el ministro de Relaciones Exteriores?
Aarón con Ali Abu Awwad, portavoz palestino del Foro, medio hermano de Khaled. Perdió un hermano en el conflicto. La foto fue tomada en Suecia, donde fueron invitados por BILDA, una organización de educación de adultos.
- Dice a cada rato que de acá no sale nada y que un acuerdo no es posible por muchos años...
- Así es. La cosa se ve así de los dos lados; se ve muy mal. Hay una mecánica de negociaciones que es terrible. Todos conocemos de dónde parte cada uno. No está bien. No se ha creado un clima de confianza. Pero si nos basamos en declaraciones, te diré que Abbás anda con un miedo tremendo porque está amenazado. No cabe duda que él quiere presentar una cara ante su gente, como patriota. Creo que vale la pena recordar que si para alguien es urgente resolver el problema, es para nosotros, no para ellos. Ellos ya lo han dicho repetidamente. Somos nosotros los que estamos interesados en que haya un proceso de paz. Mientras no se entienda la urgencia que existe en Israel de llegar a una paz, nos vamos a seguir aferrando a tonterías, a cuestiones secundarias.
- ¿Por eso ustedes apoyaron ahora con rapidez el reinicio de las conversaciones directas enviando una carta de aliento y exhortación a las dos partes en nombre del Foro de Familias para que lleguen a un acuerdo?
- Sí. Enviamos la carta tanto al primer ministro de Israel como al presidente palestino. Creíamos que debíamos estar presentes en ese momento para recordarles que había otro precio que pagar si no consiguen un acuerdo: que otras familias perderán a sus seres queridos, como nosotros, en los próximos enfrentamientos. Creo que tenemos el derecho moral de decirlo.
- Justamente te iba a preguntar si considerás que ustedes tienen, quizás, más derecho que otros ciudadanos a exigir que se les oiga.
- Sí; a mi no me cabe la menor duda. Nosotros pagamos los platos rotos de las estupideces que hicieron los líderes. Y sólo por eso tenemos más derecho. O sea... tenemos más derecho a ser oídos. No tenemos más inteligencia que cualquier otro, pero tenemos el derecho que nos da el hecho que nuestras familias son las víctimas directas, en muchos casos, de torpezas de líderes que no lograron hacer la paz.
- ¿Y creés que es posible que esta vez salga algo diferente, que no quede todo en una mera foto festiva?
- La verdad es que no tiene sentido hacer todas estas especulaciones. Es un serio problema. Yo analizo del lado israelí porque es el mio, el que me importa, el que me toca más de cerca. Y puedo ser más crítico porque lo conozco mejor y me preocupa. Hay un problema cuando veo, por ejemplo, de dónde viene Netanyahu, cuál fue su formación. Es un problema de tipo psicológico porque ahora él realmente tiene que cruzar el Rubicón. Es algo muy difícil. Nosotros, en el Círculo de Padres, venimos generalmente de marcos de izquierda o cercanos. Los palestinos que están en el foro son en general gente que ya ha pasado ese Rubicón. Son personas cuyos familiares han muerto y han decidido pasar de una posición de hostilidad a una actitud diferente, que yo respeto mucho.
Barnea junto a Aziz Sarah en el Parlamento Europeo en Bruselas, donde se les otorgó el premio de SOLIDAR por su contribución a la reconciliación. Aziz perdió a su hermano. Quien otorga el premio es Simone Susskind. Detrás suyo, a la punta izquierda, un diputado francés.
- ¿Te parece que para un israelí, por idiosincracia, es más fácil que para ellos?
- No para cualquier israelí. Para Netanyahu no es nada fácil. Admito que es muy pero muy difícil. Él tiene que dar un salto mortal. Yo aprecio mucho a quien lo intenta, pero es sumamente difícil. Significa atravesar vallas ideológicas que se han creado para dar ese salto. También está claro eso en el caso de una familia de Ashdod que se sumó al Foro, y que me ha emocionado mucho. La hija de esa familia cayó en la última guerra en Gaza cuando un obús disparado desde allí impactó sobre su casa. Es un caso conmovedor. No era gente militante de izquierda ni del movimiento por la paz. Vinieron al foro y encontraron acá un lugar. Claro que podrían limitarse a echar pestes a los que tiraron el obús, pero optaron por otro camino.- Inevitablemente, vuelvo a la pregunta anterior: ¿sentís que funcionará esta vez el intento de paz?
- No quiero basarme en sensaciones. Hay que ayudar en lo posible a que eso suceda. Lo más importante es tratar de empujar a ambas partes para que sea posible. Hay tantas circunstancias, tantos elementos que no son racionales en todo ésto, que me parece un poco difícil ponerse a adivinar o hacer de profeta. Pero sin embargo hay cosas positivas y perspectivas. Creo que en la medida de lo posible hay que animar y decirle a la gente cuánto es lo que hay por ganar si se llega a un acuerdo de paz. ¡Es increíble!
- Basta con recordar otros buenos tiempos, antes de que todo volvió a caer...
- El repunte económico y social que hubo después de Oslo fue increíble. En Israel hay tantos problemas... Podríamos contribuir a resolverlos. La paz tiene una importancia tan pero tan radical para nuestro futuro que tenemos que hacer mucho esfuerzo para llegar a ella.
- ¿Podés entender a otras familias en situación igual a la tuya, que precisamente por haber vivido la tragedia de perder a un hijo no están dispuestos a más riesgos, o sea, quienes partiendo de la misma base llegan a una conclusión totalmente diferente?
- Lo puedo entender, evidentemente. He estado muchas veces en diálogo con gente así. Diría que es un tema no sólo de formación política e ideológica sino de enfoque hacia el mundo. Si uno piensa que hay fuerzas positivas y que las puede ayudar, creo que es positivo. Si de antemano asumimos que si se liberan presos palestinos a cambio de Guilad Shalit, todos ellos se van a movilizar para atacar nuevamente, me pregunto si no hay otra forma de pensar. ¿Por qué pensar enseguida así? Y te doy este ejemplo porque ha pasado, en concreto, que familias que perdimos a hijos en el conflicto, estuvimos divididas respecto a ese tema.
- Es verdad; hubo una gran discusión pública...
Justamente. ¿Porqué no pensar que podemos aportar a lanzar proyectos más positivos que en última instancia tengan una incidencia positiva en el futuro de nuestras familias y en el nivel de hostilidad que existe en la zona? Al fin de cuentas el hecho que hoy se pueda palpar un aumento muy importante en el nivel de vida del lado palestino, que se siente claramente en Ramallah o Hebrón, no incrementa la voluntad de la gente de tomar actitudes hostiles. Y es un proceso, que puede intensificarse.
Entiendo que gente que está tan dolida como nosotros, puede llegar a otras conclusiones. Pero creo que tenemos una responsabilidad con respecto a todos los demás para decirles: lo que estamos haciendo acá en Israel tiene perspectivas de paz. Sin paz, el proyecto sionista va a ser un desastre, un desastre total. No quiero ser más absoluto en esta aseveración. Pero creo que es cuestión de vida o muerte. Para mí, darle a Israel una perspectiva de paz, es esencial para su subsistencia.