Humorista de reconocido estilo, imitado por miles, agrimensor de la caricatura, la cual mide despacio en su tiempo y en su forma colorida, Mordillo, uno de los grandes maestros, visitó Israel por primera vez y conversó en exclusiva con Argentina.co.il sobre el humor y el amor necesarios para enfrentar problemas serios.
Autor argentino, hijo de españoles, 78 años cumplidos y dibujante desde los seis, Guillermo Mordillo Menéndez es una firma de reconocida fama internacional que constituye un notable ejemplo de humor y buen hacer. Emigrante desde muy joven, tuvo que ganarse la vida con la animación tanto en Nueva York como en París, siendo en esta ciudad - el segundo Buenos Aires - donde alcanzó un renombre mundial.
Su éxito se fundamentó en tres puntales: Un dibujo muy claro y muy gracioso, un color espectacular - basado en todo lo que aprendió durante su trabajo en los dibujos animados - y una imaginación prodigiosa.
"Mi pasión por el dibujo es un misterio, igual que Dios"
Mordillo llegó a Israel para participar como invitado de honor en "Animix", el décimo Festival Internacional de comics, dibujos animados y caricaturas que se lleva a cabo en la Cinemateca de Tel Aviv entre el 17 y 21 de Agosto. El evento está patrocinado por el Ministerio de Cultura, el Instituto Israelí de Cinematografía y la Municipalidad de Tel Aviv.
Argentina.co.il tuvo el placer y el lujo de conversar con él.
"Se necesita mucho tiempo y trabajo para crear un estilo propio"
- Usted y sus dibujos recorrieron el mundo... ¿Tardó bastante en llegar a Israel, no?
- Sí; me llevó 78 años llegar hasta aquí; pero estoy descubriendo minuto a minuto qué es Israel. Me sorprende cómo la gente aquí conoce mi trabajo, y al saber de qué se trata me conoce un poco a mí.
Cuando no se conoce a alguien es difícil suponer quién es esa persona; pero como yo hago un trabajo que es interpretado, entendido y apreciado, siempre tengo una ventaja, ya que la gente, por mi trabajo, se va dando cuenta más o menos de como soy; ese es un enorme privilegio.
"Me llevó 78 años llegar hasta aquí" - Con Danny Schwarz de Argentina.co.il
- ¿De dónde viene su pasión por el dibujo?
- Desde mi nacimiento. Considero que esa pasión es un misterio; tener ganas de hacer lo que hago - y lo que he hecho toda mi vida - es realmente un misterio; no sé de donde viene; no tengo la menor idea. Y como no soy una persona religiosa ni siquiera puedo decir gracias a Dios. Es un misterio; así como también Dios es un misterio. Comencé a dibujar desde que tengo memoria.
"El chiste mudo nació por necesidad... No sabía el idioma..."
- Ferro, Quintero, Divito, Lino Palacios, Oski y José Luis Salinas... ¿quién de ellos influyó en usted de forma determinante?
- Los conocí a casi todos; son mis maestros. En la profesión de dibujante humorístico no hay escuelas en el sentido pedagógico de la palabra; la verdadera escuela está en ver el trabajo de los demás. Pero aunque uno tenga vocación y ganas de meterse en eso, necesita de mucho tiempo y trabajo para llegar a crear lo que se llama un estilo propio.
"Si no tuviera miedo, el humor no me haría falta"
- ¿Qué tiene de especial el chiste mudo?
- El chiste mudo fue para mí una necesidad porque lo empecé a hacer cuando vivía en un país en el cual no hablaba el idioma. Hacía chistes sin palabras para poder publicarlos y así ganarme la vida; y parece que me salió bien, sino no estaría hoy aquí en Tel Aviv para tener que explicarlo.
"Por mi trabajo la gente se da cuenta como soy; es un privilegio"
- ¿Chaplín o Búster Keaton?
- Los dos; los dos son muy grandes. Tengo una leve preferencia por Keaton, pero los dos son mis ídolos y mis maestros, y no sólo como dibujante. A Chaplín llegue a conocerlo, el 11 de enero de 1967 nos dimos la mano; más tarde visité su tumba. Con Keaton no tuve el placer. Al final de sus carreras artísticas ambos hicieron películas habladas; considero que eso fue un error; tendrían que haberse detenido allí y no continuar en el cine sonoro. El mismo Chaplín dijo una vez que "el cine sonoro es la muerte del cine"; y tenía bastante razón, porque el cine es imagen antes que diálogo. Por ejemplo, una película de Woody Allen se puede escuchar por radio; los artistas no paran de hablar desde el principio hasta el final; es una verdadera delicia escuchar lo que dicen, pero es casi radial. En las películas de Allen la imagen acompaña a los diálogos; es exactamente lo contrario de Keaton y Chaplín.
"Chaplín y Keaton son mis ídolos. El cine es imagen antes que diálogo"
- ¿Qué lo proyectó a nivel mundial?
- Cuando empecé a trabajar en Francia recorría ediciones y editoriales con mis proyectos; tardé dos meses en publicar mi primer dibujo. A partir de ahí todo fue como una bola de nieve, vinieron las tiras en revistas y periódicos, empecé a publicar en varios países, y ya hace 44 años que hago esto, y no me va tan mal.
"El humor es una especie de antidepresivo y antisufrimiento"
- ¿Qué es para usted el humor?
- El humor es la ternura del miedo; exáctamente eso. Si yo no tuviera ningún miedo, el humor no me haría falta. Pero como estoy muy preocupado, especialmente en lugares como aquí en Israel, en esta parte del mundo de la que todos esperamos que un día la paz reine totalmente, y veo que hay catástrofes humanas y catástrofes naturales, todas esas cosas me llevan a defenderme; para mí es una especie de antidepresivo o de antisufrimiento.
"Dibujo sueños, cosas que no podrán existir ni serán posibles"
- Este es el país de los judíos... ¿qué opina del humor judío?
- Justamente; los judíos tienen mucho humor a causa de los temores. En parte, esa espada de Damocles que está sobre Israel, hace que los judíos se defiendan también con el humor. Hay grandes humoristas israelíes; ahora tuve el gusto de conocer a varios de ellos.
"Israel también se defiende con el humor" - Con el diputado Uri Orbach
- Para intentar solucionar nuestro conflicto con los palestinos ya intentamos casi todo... ¿El humor puede ayudar?
- Muchísimo. Muchísimo porque puede aportar a decir cosas serias y difíciles de otra manera. El humor contagia, penetra, es profundo, ayuda a entender mejor las cosas. Pude comprobar que muchos de mis colegas israelíes tienen una orientación pacifista; hay otros que no; pero los pacifistas están haciendo un trabajo enorme para crear caminos de entendimiento. Yo los admiro y apoyo.
"Humor debe hacerse con amor; son dos palabras muy próximas"
- Hace unos años se publicaron en Dinamarca caricaturas de Mahoma que provocaron mucho enojo en el mundo musulmán... ¿Qué le pareció?
- Lo que pasó en ese momento es muy particular. Allí no había ninguna intención pacifista. Lo que se hizo en ese caso fue una falta de respeto que provocó una reacción que no es la idónea, no es la que el humor tiene que provocar. El humor se tiene que hacer con humanidad y con respeto; mientras se haga así puede ser útil. Cuando se lo utiliza en forma irrespetuosa y agresiva se convierte en un arma de doble filo. El humor se tiene que hacer con amor. Amor y humor son dos palabras que están muy próximas. Es muy difícil hacerlo. Yo no soy ni israelí ni palestino; hago un tipo de humor que es universal; trato de reflejar un mundo que no existe, una especie de utopía. Ese es mi granito de arena para la paz mundial.
"No hago dibujo político; a veces me sale algo sin intención"
- ¿Cree que su estadía aquí le permitirá hacer caricaturas relacionadas con nuestra situación?
- Yo no hago dibujo humorístico político. Una vez sin darme cuenta hice uno con características políticas y resultó ser uno de mis dibujos más publicados. Se trata de una urbanización donde todas las casitas son iguales, del mismo color, y hay un señor que se le ocurre pintar su casa de un color diferente y lo llevan preso. Ese es un alegato contra el totalitarismo, pero cuando lo hice lo único que pretendí fue mostrar la virtud de poder ser distinto, sin intenciones políticas.
"El humor contagia, penetra, ayuda a entender mejor las cosas"
- ¿Qué es lo que más le agrada dibujar?
- Sueños, cosas que no podrán existir ni serán posibles. Yo dibujo sueños.
* Agradecemos a Ofira Botto y Silvia Golán que posibilitaron el encuentro.
Fotos: Argentina.co.il