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Cuatro años después

Esta semana se cumplieron cuatro años de la Segunda Guerra del Líbano. Jana Beris conversó con Miki Glodwasser, cuyo hijo Udi Z"l fue uno de los soldados secuestrados y muertos por Hezbolá en la acción que dio inicio a las hostilidades.

12 de julio del 2006. Cientos de misiles Katyusha disparados desde territorio libanés hacían blanco directo en numerosas localidades civiles israelíes aledañas a la frontera con Lìbano. Eran parte de la ofensiva lanzada por Hezbolá, pero también una táctica destinada a intentar confundir y ocultar lo principal: un ataque que la organización chiíta pro iraní estaba ejecutando contra una patrulla del ejército israelí que recorría su lado de la frontera.

En esa acción fueron muertos dos soldados, otros resultaron heridos y otros dos fueron secuestrados y llevados a Líbano: Udi Goldwasser y Eldad Regev. Tiempo después, en base a los hallazgos en los restos del vehículo militar y a su detallado análisis, se informó que lo más probable era que hayan muerto en el momento de los disparos y la detonación de cargas explosivas a su paso.

Recién al concretarse la transacción entre Hezbolá e Israel, en cuyo marco fue excarcelado, entre otros, el terrorista Samir Kuntar (que años antes había asesinado a un israelí y a sus dos pequeños hijos  en la costa de Naharia), se supo la información exacta. Ni siquiera hubo un comunicado ordenado de Hezbolá, que hasta el último momento mantuvo en vilo a Israel y a las familias de los secuestrados. "Ya lo sabrán", decían. Y se supo cuando al abrirse el vehículo de la Cruz Roja, fueron sacados de su interior dos féretros cubiertos de negro; uno con los restos de Udi; el otro, con los restos de Eldad.


            Udi Goldwasser Z"l - "Fue una experiencia hermosísima tenerlo..."

Miki, la madre de Udi, su esposo Shlomo y su nuera  Karnit, que alcanzó a estar casada con Udi tan sólo diez meses, se convirtieron en símbolos. Muy especialmente las dos mujeres, cada una con su estilo. Lo único en lo que no había diferencias era en el profundo amor que profesaban hacia Udi; como madre una, como esposa la otra.

Pocos días después del secuestro, las entrevistamos a ambas en la casa de los padres de Karnit. Recordamos con estremecimiento las palabras de nostalgia y esperanza. Ahora, al cumplirse cuatro años de aquella nefasta guerra detonada por los secuestros , volvimos a conversar con Miki Goldwasser, que sigue luchando, pero sabiendo que a su hijo ya no lo puede recuperar.

Este es el diálogo que mantuvimos hace pocos días con Miki Goldwasser

- Miki, recuerdo nuestra primera conversación y la firmeza con la que, aunque embargada por el dolor, usted me dijo: "Sé que Udi está vivo". Lamentablemente eso no se confirmó, pero a pesar de la gran pérdida, usted sigue adelante, lucha ahora por la liberación de Guilad Shalit que se encuentra en manos de Hamás. ¿De dónde vienen las fuerzas?
- Es un escape; la acción, hacer cosas; es lo mejor. Así no me dejo caer. Lo más fácil sería acostarse en una cama y decir que de allí no salgo, dejarme hundir. Además, este es el legado de Udi. No hay mejor forma de perpetuar su memoria que estar activa y hacer cosas que aporten a los demás. Pero estar activa también es mi ancla, mi salvación.


      Miki y Shlomo - "Liberar a Guilad Shalit significa pagar precios muy altos"

-¿Porqué se ha sumado a la lucha por Guilad?
- Confio que la mayor parte del pueblo es cuerdo y comprende que, más allá de las pérdidas personales, hay un Estado que debe seguir adelante. Y ahora parecería que muchísima gente considera que ciertos valores y la preservación del Estado están por sobre otras cosas.

-¿Eso significa también que se debe pagar cualquier precio para devolver a Guilad Shalit?
- Significa también pagar precios muy altos con los que el Estado puede lidiar.

- Es una situación difícil la del primer ministro: si no paga lo exigido por Hamás, corre el riesgo de no recuperar a Guilad; y si paga, corre el riesgo de que los terroristas ex carcelados vuelvan a matar...
- Es indudable que la posición en la que se halla el primer ministro no es fácil; pero para eso quería ser líder. Yo no me postulé para primer ministro. Él sabia claramente que al ser jefe de gobierno tendría que tomar decisiones en muchos temas, algunos también sumamente difíciles. Yo no tengo que hacer sus consideraciones y pensar en su posición. Además, se habla ahora - en la discusión sobre si devolver o no a Guilad - de cuántos terroristas habría que liberar de prisión, cuántos podrían volver a perpetrar atentados y cuántos israelíes más podrían morir a causa de ellos. Pero si de los mil que liberan, cinco vuelven al terrorismo y uno de ellos hace un atentado en el que mueren cien, o si cincuenta vuelven al terrorismo y hacen atentados en los que mueren cinco ¿acaso podemos hacer comparaciones entre los distintos resultados y las consecuencias de tal o cual excarcelación?


            Funeral de Udi Z"l - "Espero que Hezbolá haya aprendido la lección"

- Claro,el análisis numérico es complejo...
- No se puede estar seguro de nada. Yo creo que esa discusión no tiene sentido.

- ¿Cree que es posible llegar a la paz con los palestinos? Se lo pregunto a pesar de su tragedia personal, con el secuestro y la muerte de su hijo; los responsables fueron otros, Hezbolá...
- No creo que haya paz. Pero si no hay beligerancia y cada uno puede vivir tranquilo, eso me bastaría; que podamos estar unos junto a otros en paz, aunque no haya acuerdos. Creo que también el palestino promedio quiere vivir en paz, tranquilo. Israel no tiene más remedio, dado que está en el centro de Medio Oriente, que actuar de modo que imponga una fuerte capacidad de disuasión. Solo asi podrá haber paz.

- Cuando Israel estaba por retirarse de la Franja de Gaza, Ariel Sharón había dicho que no permitiría el disparo de un cohete... pero hubo miles y la disuasión de Israel, al menos hasta la guerra en Gaza, no se mantuvo.
- Justamente. Y lo mismo había pasado con Ehud Barak cuando sacó a Tzahal del sur libanés en el año 2000. Se dijo que Líbano ardería si después de la retirada continuaban atacando a Israel. Pero claro que atacaron; nos provocaban continuamente, y no se hizo nada. Asi pasó lo que pasó.


     Con Ehud Barak y Karnit - "Dijeron que Líbano ardería, pero no pasó nada" 

- Miki, usted y su familia viven en Naharia, a pocos kilómetros de la frontera con Líbano. Más allá de la tragedia personal que vivieron con el secuestro y la muerte de Udi ¿Cómo ve la situación en esa zona? Por un lado, desde la guerra hace cuatro años, todo está muy tranquilo, pero por otro, a menudo se dice que es sólo cuestión de tiempo hasta que haya otro conflicto armado. ¿Cómo lo ve usted?
- Espero que Hezbolá haya aprendido la lección. Además, hoy son parte del gobierno y no les será tan sencillo lanzarse a una guerra, cuando tienen claro que Israel responderá con fuerza si le atacan y que ellos serán responsables por lo que suceda en Líbano. Pero también espero que nosotros sepamos que no se puede quitar los ojos de allí ni un momento y que hay que estar atentos día y noche a los movimientos de Hezbolá en el territorio libanés. Creo que hoy se cuida mejor el lugar, que hay mayor estado de alerta. Yo me encuentro mucho con soldados y les digo que ellos tienen derecho a recibir lo que necesitan para cuidar su seguridad, y que si algo les falta, que hagan todo lo necesario para conseguirlo. No hay que olvidarse nunca que del otro lado está Hezbolá y que tiene su agenda  extremista, no de vida normal como nosotros queremos. Esa es la diferencia básica.

- ¿Cómo se combina el recuerdo con las fuerzas para seguir adelante?
- Hacer cosas, como ya dije, es mi salvación; eso ocupa la mayor parte de mi tiempo y mis pensamientos. Tengo a mis otros dos hijos, a los que me entrego plenamente. Ya dijimos que la vida es muy fuerte y continúa. Pero al mismo tiempo, se vive siempre con un agujero negro.


    "Todavía no he pasado el proceso del duelo. Cuando llegué, tendré que ver"

- Me ha pasado en diferentes entrevistas con gente que perdió a seres queridos en atentados, ver como muchos hablan de las distintas etapas de duelo que viven, cómo el duelo evoluciona. ¿También  a ustedes les sucedió?
- En realidad, creo que todavía no he pasado verdaderamente el proceso del duelo. Cuando eso llegue, tendré que ver. Por ahora, hay cosas a las que no puedo volver, como cantar y bailar. Pero me río, me hacen gracia chistes, no he perdido mi sentido del humor. Uno trata de maniobrar entre las múltiples cosas que componen la vida. Es muy personal.

-  ¿Què es lo que más tiene presente de Udi?
- ¿Cómo podría resumirlo? Todo. Fue una experiencia hermosísima tenerlo, criarlo, estar a su lado, recibir tanto de él; era una persona extraordinaria. Recuerdo todo, absolutamente todo.