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Un testimonio desde la frontera con Gaza


Pablo Lefler, agricultor y miembro del kibutz Ein Hashloshá, hace su resumen del primer aniversario de la operación "Plomo fundido" llevada a cabo por Tzáhal en la Franja de Gaza.

Pablo (52), casado y padre de un hijo, llegó de Uruguay a Israel en enero de 1981 y se instaló en el kibutz Ein Hashloshá. Trabaja hace años en los campos lindantes con la Franja de Gaza, lo cual le ha hecho protagonizar varias situaciones complejas. Este es su testimonio.

- Pablo, este 27 de diciembre se ha cumplido un año desde el inicio de la guerra en Gaza, respuesta de Israel a ocho años de disparos de misiles desde allí hacia el sur del país en el cual vos vivís ¿Cuál es hoy tu resumen en esta fecha?
- Antes de la guerra, hacía varios años que nosotros sufríamos caídas de misiles Kassam y morteros en los campos del kibutz y cerca de las casas. En  la guerra misma y en el año anterior hubo caídas también dentro del kibutz y la gente estaba muy angustiada. En los días de la guerra hubo casas dañadas. Cayeron morteros en el tambo cuando estaban ordeñando vacas y en los campos teníamos el problema de francotiradores. Después de la guerra la situación se calmó. Hay caídas esporádicas de misiles, muy de vez en cuando. Por cualquier ruido fuerte la gente todavía  salta y mira para todos lados. Es suficiente un camión que salta en un bache en el camino y hace ruido como para que la gente levante la cabeza y vea qué está pasando, para que los niños se asusten. Pero la situación está bastante tranquila y en los campos trabajamos con relativa normalidad.

- ¿Qué quiere decir "relativa" normalidad? Entiendo que no es normalidad absoluta...
- Hace medio año que devolvimos los chalecos antibalas y los cascos. No sé dónde hay agricultores que salen a los campos con chalecos antibalas, pero esa era la situación acá en Ein Hashloshá.

- ¿Cómo era trabajar antes con esos chalecos y cascos?
- Para trabajar en todos los campos que están a un kilómetro de la frontera, primero había que avisar al ejército por lo menos un día antes, pedir permiso para ir a trabajar. O sea que de por sí, cada trabajo allí era problemático. Había que organizarse bien de antemano y si te daban un tiempo, de tal hora a tal hora, había que tratar de hacer todo en ese período que nos permitían. Salíamos al campo con chalecos antibalas. Hoy también seguimos en esos campos en contacto con el ejército, avisamos un día antes, pero todo aparenta ser menos peligroso. No hemos tenido problemas de que nos disparen. De todos modos, de vez en cuando, todavía se dispara en la zona.

- O sea que calma total no es...
- No, no es calma total, pero no ha habido incidentes de disparos directos hacia los agricultores. En el último año también recibimos tractores blindados. Dos meses antes de la guerra mandamos tractores a hacerles blindajes y vidrios antibalas, y más que nada nos organizamos para que en los campos donde puede ser problemático trabajar por la proximidad a la frontera, se salga sólo con los tractores blindados.

- Supongo que al lector promedio no le será fácil imaginar qué significa trabajar en el campo bajo fuego...
- Quiere decir que hay que planificar muy bien el trabajo de antemano y garantizar el contacto con la gente del ejército en la zona, aunque eso no garantiza que en el momento que quiera salir al campo pueda salir. En más de una ocasión sucedió que estábamos prontos con los equipos para salir y nos dijeron que teníamos que esperar, porque había disparos en la zona.

- Pero me refiero al momento mismo en que estás en el campo y empiezan los disparos...
- El problema es que por lo general, el que está en el tractor, no escucha nada, por lo cual, junto al tractor, estábamos uno o dos más en el coche de vigilantes, por las dudas.

- Para poder avisar...
-Sí, para estar alerta y poder avisar si pasa algo. Tratábamos de ir en horas que podían ser más cómodas, como al amanecer, cuando tenemos el sol a nuestras espaldas, lo cual significa que los palestinos en Gaza lo tienen enfrente, los encandila, y entonces es más difícil que nos disparen.

- Ya tienen todo analizado...
- Sí; aunque sería más propio de cowboys en el Lejano Oeste, no de agricultores en el campo. La indicación a todo el personal que trabajaba en el campo era que si escuchan disparos, dejen de inmediato lo que están haciendo y se acuesten debajo del tractor, en el piso, hasta que vengamos a sacarlos de allí. Pasó varias veces que tuvimos que ir de apuro a rescatar gente del campo.


                                    Pablo Lefler - Todos somos más escépticos

- Y eso fue lo que pasó justamente hace unos dos años cuando murió un voluntario ecuatoriano, Ramón Mosquera...
- Así es. Estábamos trabajando con tres tractores en un campo. Mientras el tractor está en movimiento , todo anda más o menos bien. Pero un tractor se atascó en el barro y fuimos con otro a tirarlo con una cadena; fue ahí que empezaron a dispararnos. Eramos un blanco fijo y por lo tanto más fácil. Pero estaba todo preparado porque los disparos de los francotiradores eran muy exactos. Además, vimos luego una filmación que los propios palestinos habían hecho de cómo nos disparaban. Y no éramos un blanco militar sino agricultores que sacábamos un tractor atascado en el barro.

- Resumiendo la situación: Cuando se publican los números de muertos y heridos de ambas partes, y es tan grande la diferencia entre el lado israelí y el palestino, Israel tiene un problema para explicar sus razones. ¿Cómo lo harías vos desde el terreno?
- En la época de la guerra, en las poblaciones de nuestra zona, alrededor de la Franja de Gaza, sacamos la mayor parte de las mujeres con los niños chicos a otros lugares más al centro del país. Sólo se quedaba aquél que realmente lo necesitaba para seguir manteniendo los trabajos del lugar. Eso pasó en todos lados y por eso hubo casas averiadas y daños materiales, pero muy pocas víctimas. En Ein Hashlosha no hubo muertos, aunque en otros lugares sí.
Pero hay otro elemento fundamental. Por desgracia, Hamás se esconde en barrios densamente poblados y dispara misiles desde ellos. Eso lo vio todo el mundo; los soldados tenían que meterse en barrios poblados para atacar a Hamás. El ejército israelí no viene aquí en ningún momento a disparar desde las instalaciones agrícolas o desde localidades cercanas a la Franja de Gaza.

- Pablo, recuerdo cuando en uno de nuestros diálogos, antes de la retirada israelí de la Franja de Gaza, me hablabas de las dudas, pero más que nada de las esperanzas de que llegue un futuro mejor, de paz. Sé también de la decepción que sentiste, al igual que muchos habitantes de la zona, al convertirse Gaza en reino de Hamás, en lugar de negociar la paz. A pesar de ello, dado que sé de dónde venís, de tu trasfondo como javer del Hanoar Hatzioni en Uruguay, del bagage con el que crearon los kibutzim quienes llegaron de los movimientos jalutzianos, te quisiera preguntar si a raíz de la guerra, al ver todo lo que pasó en Gaza, hay algo por lo que te sentís mal, incómodo...
- No; realmente no me quedé con la sensación de que Israel exageró. Desde nuestros campos se ve la Franja de Gaza. Vemos la ciudad de Gaza, vemos Khan Yunes. Vemos barrios en pie que siguen viviendo. Hoy en día, en el horizonte, la ciudad de Gaza es tan grande como Ashkelón, a sólo 10 kms una ciudad de la otra...

- Pero eso no significa que vivan bien. Todos los testimonios desde Gaza hablan de una situación sumamente difícil...
- Por un lado hay una situación difícil, porque la gente allí no tiene trabajo. Eso era desde antes. Recordemos que durante mucho tiempo miles de palestinos venían a trabajar en nuestra zona y en el centro del país. En los últimos diez años fueron reemplazados por tailandeses en la agricultura, por chinos en la construcción. Es una población que vive de la ayuda que recibe de afuera, de donaciones. Eso es, por un lado, lo que hace que haya problemas desesperantes.

- ¿Te parece que Israel tiene parte de la culpa por eso?
- Sinceramente, no. Justamente antes del estallido de las Intifadas, el nivel de vida en los territorios administrados por Israel era mucho más alto que el nivel de vida promedio en los países árabes limítrofes. Había un gran auge económico. En un momento, en la Franja de Gaza, hace diez años, habían instalado una gran base de hotelería y se estaban preparando para un futuro mejor. Con la intifada, todo lo que querían se les vino abajo.
Creo que la responsabilidad por lo que pasa en Gaza cae en manos palestinas. Israel salió de allí, con la desconexión. Ellos podrían haber tomado las riendas y haber hecho algo independiente si hubieran optado por otro camino.

- Ustedes tuvieron trabajadores de Gaza. ¿Tienen algún contacto con ellos?
- Cuando empezó la Intifada, de a poco dejaron de venir porque había muchos días que las fronteras estaban cerradas y empezaba a ser problemático. Yo estuve un tiempo en contacto con ellos. Pero cuando empezó a subir el fundamentalismo islámico, gente con la que estaba relacionado por si precisaban algo, me pidieron que deje de llamarlos porque si los vecinos los escuchaban hablando en hebreo, corrían peligro de vida.

- Ahora, combinando ese conocimiento personal de esos palestinos de Gaza, sabiendo qué vivieron ustedes allí en la frontera y siendo consciente de la situación y el rencor que hay hoy en Gaza ¿concebís la posibilidad de que se vuelva hacia atrás recuperándose la mutua confianza, de cara al logro de la paz.
- Yo realmente creo que todo depende del gobierno palestino, que quieran sentarse a tratar de normalizar la zona. Recordemos que en estos momentos, en Cisjordania, el gobierno israelí hizo un congelamiento casi total de nuevas construcciones de viviendas, pero parece que eso tampoco les alcanza como para sentarse a la mesa de negociaciones.

- La situación que vivieron allí volvió a la gente en general más escéptica ¿verdad? También a gente de izquierda...
- Sin duda. También gente de centro izquierda se volvió más escéptica. Por otro lado, el mundo es cada vez más chico y hay presiones de los dos lados, tanto de los norteamericanos a Israel como de los países árabes a los palestinos. Me supongo que en algún momento esas presiones harán efecto. Espero que así sea.