La Dra. Mira Tzoreff, experta en estudios de Egipto, catedrática del Departamento de Historia de Oriente Medio en la Universidad de Tel Aviv, analiza los cruentos sucesos en la plaza Tahrir y vaticina: "Lo que vendrá, no será democracia".
La Dra. Tzoreff es también investigadora en el Centro Dayán para el Estudio de Oriente Medio y África .
- Dra. Tzoreff, Egipto vuelve a los titulares por eventos cruentos en la plaza Tahrir, símbolo de la revolución. El pueblo está decepcionado al comprender que lo que en enero algunos creían conducía a una vida mejor, no se concretó. ¿Cómo ve usted la situación?
- El último discurso del General Mohammed Hussein Tantawi, jefe del Consejo Militar Supremo, es un dejá vu de los pobres discursos de Husni Mubarak. Todo se dijo demasiado tarde y en una dosis demasiado baja. Ya no sirve a los deseos, sueños y esperanzas de los manifestantes en Tahrir. Y lo peor es que Tantawi salió a hablar ante el público luego de una serie de eventos que demostraron más que ninguna otra cosa que él está hecho de la misma materia que el régimen anterior. También el incidente de hace más de un mes, sumamente sangriento, entre musulmanes y coptos en Aswan, durante el cual no sólo que Tantawi no tomó una postura, no visitó a los coptos y no ofreció ningún tipo de ayuda para reinstaurar la calma entre las diferentes comunidades en Egipto, sino que también usó armas de fuego para calmar la situación, mostró que se actúa como en el régimen anterior. Asi actuaban en los tiempos de Mubarak.
Y ni hablo de que en la plaza Tahrir se apretó con mucha ligereza el gatillo. Y Tantawi recurrió a los mismos métodos sangrientos para sacar a los manifestantes de la plaza. Eso demostró a los manifestantes, más que cualquier otra cosa, que si dejan el régimen actual en su lugar, lo que vivían antes y viven hoy es lo que seguirán viviendo. Creo que este es el principal significado de lo que está ocurriendo estos días.
- Y esto refuerza por lo tanto la determinación de los manifestantes...
- Así es. Creo que la exigencia principal de esos jóvenes, a pesar de las muertes de manifestantes, a pesar del miedo y a pesar de la incomodidad de permanecer en la plaza, será justamente quedarse allí hasta que reciban del Consejo Militar Supremo una respuesta clara acerca de hasta cuándo habrá régimen militar.
- Se trata de dar la sensación de que se toman nuevas medidas. ¿Cree acertado incluir en ellas el nombramiento de un premier interino, el Dr. Mohammed el-Baradei, ex Director del Organismo Internacional de Energía Atómica?
- Creo que ha sido lamentable el nombramiento del Dr. Mohammed el Baradei como primer ministro interino. Recordemos que hace sólo dos semanas, a raíz del informe del OIEA, quedó claro que hubo colaboración entre El Baradei e Irán, que hizo la vista gorda ante el proceso iraní de adquisición de poderío nuclear, un proceso al que Egipto preocupa sobremanera. Esto, además del hecho que El Baradei es un candidato sumamente no popular, que aterrizó en Egipto en enero esperando que a pesar de una ausencia tan prolongada del país y su desconocimiento de su tan difícil situación socio-económica, sí goce de popularidad por sus posturas "liberales". Nombrar a una persona así que se sabe de acuerdo a todas las encuestas de opinión pública que carece totalmente de popularidad, es un paso realmente torpe.
- La responsabilidad al respecto es del General Tantawi ¿no es así?
- Por supuesto. Los nombramientos son suyos. Él decide. No es que hay aquí un Consejo que realmente funciona de acuerdo a parámetros democráticos. Hay una voz nueva pero los métodos son viejos; un nuevo vino en una botella vieja. Por eso, para los jóvenes, para los islamistas y para las nuevas fuerzas políticas, aquí hay no solamente una decepción sino una esperanza perdida.
- Aunque Tantawi era antes el ministro de Defensa de Egipto, se le vio como señal de que algo nuevo podía ocurrir y ahora se exige su renuncia...
- Se le dio crédito, se le dieron cien días para hacer las cosas; pero no los supo aprovechar.
- Usted mencionó a los jóvenes, a las nuevas fuerzas políticas y a los islamistas. Todos tienen el común denominador del deseo de cambiar las cosas y poner fin a lo anterior. Pero los islamistas tienen también otra agenda. ¿Cree que realmente les interesa algo que va más allá de la preocupación por la difícil situación social y económica interna?
- La agenda de los islamistas, a diferencia de la de otros partidos, se concentra justamente en estos temas internos. Es por eso que están tan insertados en los corazones de mucha gente. No tienen que demostrar qué harán. Tienen ya una "coartada". Tienen recibos por lo que ya han hecho cuando no eran todavía un movimiento político legítimo en Egipto pero funcionaban como un movimiento social y proporcionaban soluciones ad hoc en temas en los que el régimen no quería siquiera entrar.
- ¿Se puede hablar de "islamistas" en general como un bloque? Hay diversos matices entre ellos mismos...
- No; no son uniformes en absoluto. Hay muchos matices. Están por supuesto los Hermanos Musulmanes de los que salió un movimiento político, el Movimiento de la Justicia y el Desarrollo, que es el más interesado en llevar a cabo las elecciones en el momento pactado. Están organizados, tienen una plataforma desde 2007 que ajustan constantemente según las circunstancias. Su gran temor es que si las elecciones se postergan, ellos serán los principales perdedores, ya que eso dará tiempo a otros partidos más liberales para organizarse y presentar una fuerza alternativa a la de ellos, que ya están organizados. Por eso exhortaron a salir nuevamente a la plaza.
- La sensación era que la plaza había sido tomada por otra gente...
- Creo que quien alega que los rostros que se ven en la plaza Tahrir son otros, no los que vimos en enero, está equivocado. También ahora vemos a los jóvenes mitológicos de Tahrir con chaquetas de cuero, gel en el cabello y lentes de John Lennon. También ahora se manifiestan decepcionados y exigen la dimisión del General Tantawi. Y junto a ellos vimos a los jóvenes de los Hermanos Musulmanes. Lo que se nota, eso sí, es la confusión en la que se hallan los Hermanos Musulmanes. Hace unos días exhortaron a salir a la plaza pero ahora temen participar en otra manifestación porque piensan que quizás cometieron un error táctico, y que si la manifestación pierde el control, ello conduzca a la cancelación o postergación de las elecciones, a pesar de que Tantawi proclamó que serán en el momento planeado.
Pero eso no lo sabremos hasta la mañana del 28 de noviembre. Hasta último momento, no sabremos si las urnas se abren o no. Y los Hermanos Musulmanes comprenden que si hay un masivo desorden en la plaza, eso puede hacer que a último momento decidan postergar las elecciones. Eso no les sirve.
- Es interesante oir sobre sus dudas, cuando suele presentarse una imagen de Egipto como en camino casi a un control de los Hermanos Musulmanes.
- Es cierto. El mundo suele afirmar con certeza que los Hermanos Musulmanes tomarán el control e inclusive que el primer ministro vendrá de sus filas. No lo descarto. Pero creo que el zig zag que los caracteriza en los últimos días muestra que ellos también lidian con dudas. Es cierto que salieron como ganadores de esta revolución, pero también han sufrido golpes. En los últimos días han sucedido cosas que contradicen la posición de su líder. Algunas de sus figuras más conocidas, como Muhammad Habib y Abed el-Futuh, aunque había una prohibición explícita a presentar un candidato de los Hermanos Musulmanes, sí lo postularon. Los jóvenes de los Hermanos Musulmanes se separaron y crearon un movimiento propio, alegando que son mucho más liberales que los conservadores del movimiento original, y hallan más común denominador con los jóvenes de Tahrir que con su propio movimiento original.
- Qué mosaico....
- Variado; sin duda. Los salafistas también presentan dos movimientos separados. Y está Wasatía, un movimiento centrista islámico que sostiene que volviendo a las fuentes originales no se coloca al islam en el centro de la vivencia egipcia sino que se lo aleja. Es un movimiento moderado, de realpolitik, muy aceptado por los grupos que quieren algo más de islam, pero no fundamentalista que quiere una teocracia tipo Irán. También ellos están pues e influyen. Y el movimiento por la Justicia y el Desarrollo también tiene a veces pronunciamientos de este tipo, aunque claro está que la Sharía, la ley religiosa islámica, está de fondo como marco general, y que consideran que la dosis de islamismo en la educación debe ser mayor y la presencia general del islam en la sociedad debe aumentar.
- Hay pues mucha diversidad entre los propios islamistas...
- Así es. Por eso creo que la revolución que empezó en enero de este año no garantiza la victoria de los Hermanos Musulmanes sino que los desafía y los convence de que lo mejor para ellos será elecciones lo antes posible. O sea que también a los Hermanos Musulmanes hay que verlos en forma proporcionada.
- Cuanto estalló la revolución, los Hermanos Musulmanes procuraron cuidarse y no ser la voz dominante. ¿Qué cambió su enfoque como para que ahora hayan salido tan abiertamente a la plaza?
- Tengamos presente que tampoco ahora oímos expresiones que hablen de islamización de Egipto. Creo que no las oiremos, porque comprenden que eso será perjudicial para ellos. Al contrario. Cuando vemos los cambios que han sido introducidos en su plataforma, es notorio que sacaron el artículo que hablaba claramente de que ni una mujer ni un copto pueden ser presidentes de Egipto, algo que causó seria conmoción interna. Lo sacaron. Después de los cruentos disturbios en la iglesia de Alejandría, de la masacre de coptos, los Hermanos Musulmanes trataron de manifestar cierto acercamiento a los coptos. Dijeron que cualquier ciudadano egipcio, sin distinción de religión, raza o sexo, puede competir por cualquier puesto, inclusive el más alto, la presidencia. O sea que tienen su elasticidad y flexibilidad.
- ¿También en el tema de Israel? ¿Cree que si llegan al poder preservarán el acuerdo de paz entre ambos países?
- No puedo vaticinarlo. Pero sí puedo afirmar que en Egipto reconocen - lo veo en las plataformas de los partidos políticos, tanto los viejos como los nuevos - que el acuerdo de paz con Israel sirve a los intereses de Egipto. Claro que no es por amor a Israel. Pero con una economía en terrible estado, cuando Egipto necesita casi para su supervivencia el apoyo de los préstamos del Banco Mundial, no se puede permitir socavar el peso del acuerdo de paz con Israel. Debe preservarlo si quiere reforzar su vida. También los Hermanos Musulmanes son conscientes de ello. Al principio de la revolución dijeron que los egipcios deben resolver el tema en un plebiscito, decidir si quieren seguir con el acuerdo de paz o no. Pero comprendieron la situación, agregaron reservas a su propia situación y dijeron algo nuevo: que únicamente si Israel viola el acuerdo, también Egipto puede hacerlo.
- Usted suena mucho menos preocupada respecto a los Hermanos Musulmanes de lo que se desprende de algunos comentarios de políticos en Israel respecto a qué pasaría si ellos ganan las elecciones...
- Trato de reflejar lo que oigo en las voces que hablan en Egipto. Pero el rol de la Inteligencia israelí y de sus autoridades es tratar de presentar inclusive el escenario más difícil, el más apocalíptico y saber cómo actuar en un caso extremo. Y aclaremos que ese caso extremo podría llegar no sólo con los Hermanos Musulmanes sino también con otras fuerzas que son muy hostiles a Israel. El "Rad al Jadid" (el nuevo Mañana), tampoco es precisamente un amante de Israel...
- La pregunta es si entre esas voces que usted refleja, están las bases para que los políticos hablen de esos escenarios terribles o están interpretando mal las cosas...
- Lo que puedo asegurar es que la situación actual en Egipto es caótica. Una situación caótica en un país tan importante como Egipto, con el que tenemos frontera en común, da miedo. Hasta ahora, nuestro rol era observar sin hablar de más. Lo que sucede en Egipto es un vuelco histórico, por decirlo delicadamente. Es algo que la historia egipcia jamás ha conocido. Las propias autoridades no saben qué pasa. Claro que la situación no es simpática; la plaza arde y es también para nosotros motivo de preocupación. Es una situación que puede empeorar más aún si no hay sabiduría política. La deben mostrar tanto el Consejo como las autoridades religiosas, por ejemplo Al Azhar, que es tan clave en el islam egipcio. Pero se mantienen en silencio y creo que eso es una señal preocupante.
- ¿Qué recomendaciones tiene para el observador israelí de lo que pasa en Egipto?
- Conocer los diferentes colores y matices; no generalizar. No se puede hablar de los "islamistas" como si fueran todos iguales. No se puede colocar a todos juntos en un procesador y revolver. Tampoco hay que mirar a los liberales con lentes demasiado rosados; también entre ellos hay grupos muy complejos. Hay que estudiar todo eso y prepararse para diferentes escenarios posibles, inclusive un gran aumento de la fuerza del partido de los Hermanos Musulmanes. Y hay que observar todo eso conociendo lo singular de la sociedad egipcia, que es por cierto sumamente distinta de la iraní. Egipto no es Irán. Egipto teme influencias iraníes en su interior e intenta frenar tanto las inversiones de dinero como los intentos de infiltración hostil de Irán. En estos momentos, la situación es inestabilidad caótica.
- Con todo lo que está sucediendo ¿hay momentos en los que se pregunta si fue para ésto que se derribó a Mubarak?
- Nunca diré algo así ya que habiendo nacido y crecido en un régimen democrático del que disfruto también hoy, en mi calidad de quien disfruta libertad de expresión y de asociación, no podré decir jamás a un joven egipcio al que se le impide eso, que un régimen autocrático es mejor que otra cosa. Sé que tiene que recorrer su camino hacia la libertad. Y apenas comenzó la revolución, aún cuando cayó el régimen, se sabía que el camino hacia la libertad no es lineal sino que tiene altibajos. Así fue también en las mayores revoluciones del mundo y no hay motivos para pensar que la revolución en Egipto es un jardín de rosas. Y no creo que tampoco el régimen que venga será democracia pura.
- Eso es justamente lo que iba a preguntar; si cree que la democracia es posible en Egipto hoy en día.
- También durante la euforia del comienzo de la revolución dije que allí no habrá democracia, porque estos jóvenes nunca la experimentaron; sólo huelen su aroma. Por eso, en el mejor de los casos, habrá una autocracia con bordes más suaves y con mayor atención a las necesidades del pueblo. Si realmente se logra multipartidarismo y elecciones transparentes en las que cada uno puede postularse, con respeto a los derechos de los ciudadanos, eso ya será muchísimo.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay