Los "chicos malos" han asestado un duro golpe a todo el mundo árabe en los últimos meses; no sólo a Bin Laden y a Al Qaeda, sino también a todos los villanos dictadores, cuya intolerancia a las pocas expectativas de sus pueblos determinó que los mantuvieran rezagados.
Hay una sola cosa buena en el hecho de que Osama bin Laden haya sobrevivido durante casi 10 años luego de la masacre del World Trade Center y el Pentágono organizada por él. Y es que vivió lo suficiente para ser testigo del repudio a su ideología por parte de muchísimos jóvenes árabes. Vivió lo suficiente para ver a los árabes desde Túnez a Egipto y desde Yemen a Siria, sublevarse pacíficamente para ganar dignidad, justicia y autonomía, atributos que Bin Laden decidió que sólo podían obtenerse mediante la violencia criminal y un retorno al islam puritano.
Nosotros hicimos nuestra parte. Asesinamos a Bin Laden de un balazo. Ahora, los pueblos árabes y musulmanes tienen la oportunidad de hacer la suya: matar al "bin ladenismo" por medio del voto; es decir, con elecciones reales, con constituciones reales, verdaderos partidos políticos y verdaderas políticas progresistas.
Es cierto, los "chicos malos" han asestado un duro golpe a todo el mundo árabe en los últimos meses; no sólo a Al Qaeda, sino también a la completa galería de villanos dictadores, cuya suave intolerancia frente a las pocas expectativas de sus pueblos supieron mantenerlos rezagados. Sin embargo, la cuestión ahora es: ¿Pueden las fuerzas de la decencia organizarse, ser elegidas y empezar a construir un futuro diferente para los árabes? Esa es la pregunta fundamental. Todo lo demás es ruidoso palabrerío.
Para comprender cabalmente este desafío se debe recordar, una vez más, dónde se originó el "bin ladenismo". Surgió de un diabólico acuerdo entre los países consumidores de petróleo y los dictadores árabes. Todos - Europa, Norteamérica, India, China - consideraron al mundo árabe como una vasta colección de estaciones de servicio gigantes, y todos terminaron enviando el mismo mensaje básico a los petro-dictadores: Ocúpense de mantener el flujo de petróleo, los precios bajos, de no molestar demasiado a Israel, y serán libres de tratar a su gente como quieran, privadamente, donde no podamos ver. Bin Laden y sus seguidores fueron el producto de todas aquellas patologías que se dejó aflorar libremente en el inaccesible y oscuro ámbito de sus operaciones - déficits paralizantes de libertad, autonomía para las mujeres y educación en todo el mundo árabe.
Estos déficits han alimentado un profundo sentimiento de humillación en los árabes ante su gran atraso; un profundo anhelo de ser dueños de su futuro, y una penetrante sensación de injusticia en su vida cotidiana. Eso es lo que más llama la atención de las revueltas árabes en Egipto y Túnez, en particular. Fueron casi apolíticas. No se afirmaron en ninguna ideología. Fueron impulsadas por los más elementales anhelos humanos de dignidad, justicia y autonomía. Hay que recordar que una de las primeras cosas que hicieron los egipcios fue atacar sus propias estaciones de policía - los instrumentos de la injusticia del régimen. Y puesto que son millones de árabes quienes comparten tales anhelos de dignidad, justicia y libertad, estas revoluciones no van a desaparecer.
Sin embargo, durante décadas los líderes árabes fueron muy diestros para administrar esa ira que bullía en lo profundo y orientarla hacia Estados Unidos e Israel. No cabe duda de que a veces la propia conducta de Israel alimentó aquel sentimiento de humillación e impotencia entre los árabes, pero no fue la causa principal. No importa. Mientras que los autócratas chinos solían decir a su pueblo: "Los despojaremos de la libertad pero, a cambio, recibirán una educación y un nivel de vida cada vez más altos", los autócratas árabes decían, "Los despojaremos de la libertad y, a cambio, les daremos el conflicto árabe-israelí".
Tal fue el perjudicial "ámbito remoto e inaccesible" de donde surgió Bin Laden. Psicópata retorcido y falso mesías, predicó que sólo a través de la violencia - sólo mediante la destrucción de estos regímenes árabes y sus patrocinadores estadounidenses - el pueblo árabe podría poner fin a su humillación, restablecer la justicia y construir un mítico califato incorruptible.
Muy pocos árabes apoyaron activamente a Bin Laden, que inicialmente contó con un importante apoyo pasivo a su poder de acción frente a Estados Unidos, los regímenes árabes e Israel. Pero una vez que Al Qaeda se convirtió en prófugo de la justicia y decidió dedicar la mayor parte de sus esfuerzos a la eliminación de otros musulmanes reacios a acatar sus normas, incluso este apoyo desapareció; con la excepción de los insanos dirigentes de Hamás.
En ese vacío, sin ninguna esperanza de que alguien acuda en su rescate, parece -según el modo totalmente impredecible con que suelen suceder estas cosas -, que la opinión pública árabe de Túnez, Egipto, Yemen y otros lugares haya logrado deshacerse de sus temores, y que estos pueblos decidieran finalmente ser ellos mismos quienes transformen lo que acontece entre bambalinas ocupándose directamente de lo que sucede en el proscenio.
Y lo que resulta más impresionante aún es el hecho de que hayan decidido hacerlo bajo la bandera de una palabra de amplia circulación hoy en día entre los rebeldes de Siria: "Silmiyyah". Quiere decir, "pacífico": "Lo haremos pacíficamente". Y es todo lo contrario del "bin ladenismo". Se trata de los árabes proclamando a su manera: No queremos ser mártires de Bin Laden ni juguetes de Mubarak, Assad, Gadafi y todos los demás. Queremos ser "ciudadanos". No todos, por supuesto. Algunos prefieren identidades más religiosas y sectarias. Ese será el campo de batalla.
No podemos predecir el resultado. Todo lo que podemos esperar es que esta vez haya realmente una lucha de ideas; que en una región donde los extremistas actúan de modo realmente extremo y donde los moderados tienden simplemente a desaparecer, las cosas esta vez cambien.
Los moderados deberán actuar con la misma pasión y compromiso que los extremistas. Solamente así, tanto Bin Laden como el "bin ladenismo" descansarán en el fondo del mar.
Fuente: New York Times - 7.5.11
Traducción: www.argentina.co.il