Ali Salem (76) es un hombre optimista por naturaleza. Tiende a aferrarse de las buenas señales que capta, aunque no es indiferente en absoluto ante los problemas que son motivos de lógico temor. A un año de la revolución en Egipto, cree que la democracia en su país es posible y está seguro de que la paz entre Egipto e Israel será respetada, aunque él quisiera que vaya más allá de un acuerdo formal entre ambos países y sea una relación plena de cooperación.
Salem es uno de los escritores y dramaturgos más conocidos de Egipto, aunque hhace ya años que no escribe teatro sino que pasó a desempeñarse como columnista en dos diarios de gran importancia, el «A Sharq el Awsat», que se publica en Londres y se lee en todo el mundo árabe, y «Al Masr el Yom», de gran circulación en Egipto.
Como abierto defensor del acuerdo de paz entre su país e Israel, Ali Salem ha tenido que lidiar con no pocos problemas. Fue expulsado de la Asociación de Escritores, se salvó de un atentado y ha tenido que rechazar serias presiones y críticas. Pero nunca se cansó ni cambió de opinión.
En conversación telefónica desde El Cairo, se lo oye lleno de esperanza respecto a la nueva etapa en su país. Al menos en esta entrevista, intenta minimizar las dudas y destacar el potencial.
- Sr. Salem, estamos hablando un día después de llevarse a cabo la primera sesión del nuevo Parlamento egipcio. ¿Cómo se siente con los cambios en su país?
- Creo que hemos comenzado a marchar por buen camino, que vamos en la dirección correcta. Hemos tenido la primera sesión del Parlamento y es una buena señal. Mi esperanza es que estemos en marcha hacia la libertad y la democracia. La gente disfruta por primera vez de cierta sensación de libertad, sin interferencias del gobierno, y eso es bueno. Por el bien de la paz y de su bienestar en la región, Egipto debe ser un país democrático. Es la única opción.
- Ya en la primera sesión hubo algún acorde chocante con parlamentarios de partidos islamistas.
- A mi me han enseñado a lidiar con la realidad. El pueblo egipcio ha elegido a estos parlamentarios para que los representen y yo lo respeto. Espero que lo hagan debidamente, por el bien de todos.
- ¿Le preocupan hechos como el protagonizado por el diputado Mamduh Ismail, que quiso prestar juramento sin apegarse al texto obligatorio del mismo, agregando palabras suyas en relación a Alá? Recordemos que dijo que jura respetar la Constitución «si con ello no viola los mandamientos de Alá».
- Estas tendencias extremistas religiosas quisieron manifestarse en la reunión, la primera del Parlamento, pero le aseguro que no son las primordiales en el Egipto de hoy. En todos los programas de televisión quienes actuaron así fueron criticados.
- O sea que usted es optimista.
- Sí, aunque hubo quienes intentaron arruinar la alegría, yo soy optimista.
- ¿Considera que los Hermanos Musulmanes sabrán ser pragmáticos?
- Sí; yo espero que los Hermanos Musulmanes sean totalmente prácticos.
- ¿Qué cree sobre el futuro del acuerdo de paz entre Egipto e Israel?
- No hay ningún tipo de amenaza al acuerdo de paz entre Egipto e Israel. Para nada. Por lo tanto, no abrigo temores sobre el futuro de las relaciones entre ambos países. Creo que está bastante claro que el tratado de paz ha sido beneficioso con los dos países, que ambos ganaron con él.
- ¿Sería correcto decir que inclusive si se comprende que hay que respetar el acuerdo de paz porque es bueno para Egipto, por otro lado puede haber una atmósfera hostil, que no corresponda realmente con el espíritu del acuerdo?
- Este tipo de tensiones existen, pero no afectarán la relación real entre los dos países. He leído en la prensa egipcia que en la nueva conferencia electrónica por la paz, participan 9 mil jóvenes egipcios. Esto es algo nuevo y alentador.
- ¿Qué es lo que el acuerdo de paz dio a Egipto? ¿Qué ganó Egipto con este tratado con Israel?
- Ah... ganó paz; la paz misma es ganacia. La paz es un objetivo en si mismo. Ganamos paz. No hemos tenido que vivir en hambre para luchar. Tenemos bastantes enemigos dentro de la sociedad a los que hay que combatir: enfermedades, ignorancia, problemas económicos; esos son los verdaderos enemigos.Y todos saben - creo que lo comprenden en Estados Unidos y en todas partes - que lo que pasa en Egipto puede reflejar en toda la región.
- Pero usted, en lo personal, ha tenido no pocos problemas por su apoyo a la paz con Israel...
- Sí; he tenido problemas. Pero creo que muchos escritores los han tenido. En Egipto si uno es un tanto diferente de la corriente, si uno piensa diferente, tiene problemas. Pero ahora estoy bien.
- ¿En qué se tradujeron concretamente esos problemas?
- He sentido soledad a mi alrededor a nivel intelectual. Pero por otro lado, eso me dio más libertad de escribir como yo quiero. Tengo una columna de opinión dos veces por semana en el periódico «A Sharq al–Awsat», que es el diario nacional del mundo árabe, y en «Al Masr el Yom», el diario más exitoso en Egipto. Así que no me quejo.
- ¿Y cree entonces que no hay lo que temer respecto al futuro de la paz entre Israel y Egipto?
- Al menos nadie está llamando a una guerra contra Israel. El gobierno, oficialmente, dice que respetará el acuerdo de paz y eso es muy importante.
- Aparte de lo que me ha contado sobre sus columnas semanales ¿cree que ha habido en Egipto un cambio en la actitud hacia usted?
- La gente sabe que yo considero que el acuerdo de paz debe ser algo que vaya más allá de lo formal. Tiene que ser un acuerdo en cuyo marco se implemente la cooperación entre los dos países. Hoy en día es difícil, pero creo que en el futuro cercano, la relación cambiará para bien.
- Ojalá.
- Ojalá, por supuesto.
- ¿Cree que se terminará lo que ocurría en los tiempos de Mubarak, como por ejemplo que si un egipcio iba a la embajada de Israel a pedir visa, lo amedrentaban los servicios secretos egipcios afuera, tratando de impedir así el libre movimiento entre los dos países?
- Recordemos que este es un momento tenso. Hay que tener paciencia. Tengo confianza en que las cosas cambien.
- ¿Considera que Egipto puede llegar a ser una democracia plena?
- Sí; porque sin democracia nos moriremos de hambre. La libertad es esencial para todos aquellos que quieren vivir y relacionarse con el mundo. La libertad no es una inscripción en una tumba, no es un poema, es la vida misma.
- ¿Y para que eso se concrete tiene que garantizarse que el ejército no cumpla un rol central?
- ¿El ejército egipcio?
- Sí; hay gente que protesta y sostiene que de la represión en tiempos de Mubarak, se pasó a la represión del ejército.
- Hay que recordar que el 25 de enero del año pasado, cuando estalló la revolución, el ejército impidió que miles de manifestantes sean asesinados en la plaza Tahrir. En el momento crucial, el ejército apoyó a los egipcios, no a Mubarak. Y creo que nadie tiene derecho a ignorar este hecho.
- Hace unos pocos años, en un aniversario redondo de la firma del acuerdo de paz, entrevisté a una joven diplomática israelí, que estaba realmente enamorada de Egipto. ¿Cuál es la magia de su país?
- Egipto, especialmente para un judío, es algo muy especial. Es un país en el que sus ancestros vivieron hace miles de años; el país en el cual nació Moisés.
- Y desde Egipto ¿cómo ve usted la situación en la región en general?
- Nadie está seguro, nadie puede estarlo acerca de lo que pasará. Estamos todos ansiosos por la situación en Siria, por el rol del gobierno iraní en el país y la región. Tenemos miedo y no sabemos qué deberemos esperar. Nadie puede realmente predecir lo que pasará. Son días de mucha tensión y muchos miedos.
- ¿Hay motivos para preocuparse por Siria e Irán?
- Sí; por supuesto.
- Ali, para terminar algo más personal. ¿No está escribiendo ahora nada nuevo, alguna nueva obra?
- (Risa) No; hora nada.
- ¿Por qué se ríe?
- Dos columnas semanales me bastan. Le cuento que mi última presentación fue en el 2007, en Qatar, hace ya cinco años.
- ¿Pero por qué dejó de escribir obras? Quizás ahora la democracia le puede servir de nueva fuente de inspiración.
- Quizás; puede ser. Los aficionados están haciendo nuevo teatro, pero yo diría que la creación teatral en general, estos días, es muy baja.
- Usted ha estado muchas veces en Israel ¿verdad?
- Por supuesto. Creo que más de doce veces. Escribí sobre eso mi libro «Viaje a Israel» que dentro de poco sale traducido al alemán.
- ¿Cómo se sintió estando en Israel?
- Me sentí como un vecino, con todo lo que significa la dimensión amplia de la palabra. No me hicieron sentir un extraño, sino entre amigos. Extremistas hay siempre, en todos lados y en todas las religiones, pero yo no he tenido ningún problema con nadie y me he sentido sumamente bien en Israel.
- Su último viaje fue hace tiempo...
- Es verdad. En 1994, todo parecía estar al alcance de nuestras manos, pero las cosas fueron mal desde entonces. Sin embargo, siento que he hecho algo bueno por las relaciones entre nuestras dos naciones, y eso es una gran cosa.
- Ha hecho, y mucho. Entonces ¿cuándo viene de vuelta a Israel?
- No en estos días. Ahora estoy ya muy mayor y no me resulta fácil el movimiento; pero cuando llegue el momento, iré de nuevo.
- No es mayor Ali; a los 76 seguro que usted todavía tiene muchas energías .Pero de todos modos, le deseo hasta los 120; con salud.
- (Risa) ¡Muchísimas gracias!
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay
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