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El placer de ganarle a Federer

Andy RamAndy Ram, el destacado tenista uruguayo-israelí, volvió de Londres sin medalla olímpica, pero con la satisfacción de haber derrotado, junto a su compañero Yoni Erlich, al suizo Roger Federer. Andy dice estar feliz con sus logros, pero también con el camino que recorre.

Andy Ram (32) nació en Montevideo y cuando tenía 5 años emigró a Israel junto a su madre, Diana, su padre adoptivo Ami Ram - que le dio su apellido - y su hermano Gustavo. En Israel nació pocos años después su hermana Maia.

Andy creció en Israel y representa al Estado en su exitosa carrera como tenista, siempre en dobles junto a Yoni Erlich. Al mismo tiempo, sigue manteniendo en su corazón un profundo vínculo con Uruguay, donde vive gran parte de la familia.

- Andy, acabas de volver de los Juegos Olímpicos en Londres. En los dobles masculinos, con tu compañero de juego y amigo Yoni Erlich estuvieron cerca de una medalla olímpica, que finalmente no alcanzaron. Pero derrotaron al suizo Roger Federer y eso seguramente es un logro importantísimo. ¿Cómo es tu evaluación de lo alcanzado?
- Fue sin duda una de las victorias más importantes que he tenido. Ya había logrado derrotar a muchos, a Nadal, Andy Murray, Novac  Djokovic, a todos los tenistas más grandes del mundo. Me faltaba para mi currículum ganarle a Federer. Ganarle en una cancha de césped en Wimbledon es lo más difícil del mundo. Es un fenómeno. Creo que es el mejor tenista del mundo y sin duda de los mejores deportistas que existen. Ha hecho cosas increíbles en tenis. Ante todo, fue una gran emoción jugar contra él. Y claro que ganarle fue para Yoni y para mí un gran motivo de celebración.

- Vuestra victoria tuvo un eco impresionante en Israel, con titulares que hablaban de «la sensación de último momento desde Londres».
- Es verdad. Sentimos que en Israel tuvo un gran impacto, y para nosotros fue algo muy grande. Nos llamaron para irrumpir a las transmisiones en directo; fue algo muy fuerte. Roger Federer realmente es algo distinto de todo el resto; jugar contra él fue algo especial. Y ganarle, ni hablar.

- ¿Sería exagerado decir que ganarle a él era casi más importante que traer una medalla olímpica?
- No. Son dos cosas separadas. Nuestro objetivo en Londres era volver con una medalla olímpica y nos decepcionamos mucho al no lograrlo. Jugamos contra la pareja considerada la mejor en dobles del mundo, los hermanos Bryan, y la verdad es que fue muy pegado y perdimos por muy poco. Pero sé que lo que se recordará es que en los cuartos de final perdimos. Nadie recordará que fue por poco.
Nadie nos quitará haberle ganado a Federer, pero por otro lado no ganamos una medalla olímpica y eso nos decepcionó.
La suerte es que en este deporte estamos tan acostumbrados a participar constantemente en competencias, a estar cada semana en otro lado, que sabemos salir bien tanto de las derrotas como de las grandes victorias. Después de ganarle a Federer, no tuvimos demasiado tiempo para celebrar. Al otro día ya fue el otro partido y perdimos. Es muy extrema esa situación. Nos sentíamos en el cielo y luego, en el piso.

- O sea que es bueno poder entusiasmarse con las victorias, pero tener también la madurez de comprender que no siempre se gana.
- Exactamente. Hemos vivido muchas cosas  en nuestra carrera hasta ahora. Yoni y yo somos de los más veteranos en los juegos de dobles. Creo que hemos pasado de todo. Hemos tenido momentos muy difíciles y también otros de los mejores a los que se puede llegar en tenis. Hemos ganado un Grand Slam, alcanzamos buenos logros en Copa Davis, tuvimos ambos lesiones por las que casi dejamos el tenis; o sea que nos tocó enfrentar situaciones extremas y diametralmente opuestas. También en términos medios hemos vivido mucho. Ganamos en diferentes juegos y competencias, perdimos; creo que con los años nos hemos «endurecido» en el sentido que sabemos lidiar con victorias y con derrotas.

- Y me imagino que al ser un deporte competitivo, por más que juegues, ante todo, porque te gusta mucho lo que haces, no hay más remedio que medir el éxito de acuerdo a las victorias en las competencias ¿no es así?
- Sí; en definitiva se evalúa a un deportista de acuerdo a sus logros y victorias. Al terminar tu carrera, cuando uno hace el resumen, te evaluarán según los resultados, no según si eres una persona simpática o un buen atleta. En deportes, eso está claro.

- Primer lugar, segundo… eso es lo que determina todo.
- Bueno, sé que el público, en general, lo mira así. Personalmente, como deportista que se dedica al tenis desde los 5 años, miro el tema de forma un tanto distinta. Sé que he dado todo de mí y que eso es lo más importante. Si doy el brazo a torcer, es otra cosa. Pero no me perdono a mí mismo nunca; no renuncio a los juegos, a los entrenamientos. Siempre he sentido este amor por lo que hago y creo que mientras lo sienta, seguiré jugando al tenis. Eso es lo más importante. Cuando llegue el momento de resumir mi carrera, ya veré qué hice y qué no. Pero como soy optimista por naturaleza, siento que todo lo que hago trato de hacerlo bien, y que es para bien, que no hay que desesperarse nunca y siempre mirar hacia adelante.
En resumen, disfruto mucho. Disfruto más el camino que el resultado.

- Increíble. Me haces acordar al libro que el entrenador del seleccionado nacional de fútbol de Uruguay, el maestro Oscar Washington Tabárez, ha escrito: «La recompensa es el camino». Uno de los mensajes allí es que si bien se busca ganar, lo principal es todo lo que se hace para lograrlo, el camino que se recorre…
- Es que es así; creo que eso es lo más importante. Ese es mi modo de ver las cosas, mi visión personal. El resultado, claro que es importante y da mucho. Pero el levantarse todos los días a un entrenamiento, sacrificar muchas cosas, mucho tiempo, lo cual uno hace no porque alguien lo obligue sino porque uno quiere, porque considera que es importante y cree en eso, es algo grande.
Estar en esto significa viajar y estar fuera durante muchos meses al año, o sea no estar todo ese tiempo con la familia y cada vez es más difícil. Dejar a mi esposa, a mis dos hijos, es una locura. Comunicarme con ellos de diferentes formas, ver a los niños por Skype en la computadora, no es algo a lo que uno puede acostumbrarse. Cada vez es más difícil; a medida que los chicos van creciendo, saben expresar «papá, te extraño» y preguntar cuándo vuelvo; es dificilísimo. Me desgarra y no lo haría si no amara tanto el tenis.

- ¿Qué edades tienen hoy tus hijos?
- El mayorcito, el varón, tiene 3 años, y la chiquita un año y un mes.

- Eso sí que es difícil dejar. ¿Shiri, tu esposa, logra a veces viajar y acompañarte en el exterior?
- Sí; algunas veces lo ha hecho. Cuando había sólo un niño salió varias veces; ya con dos se dio en menos ocasiones. Pero por suerte lo ha podido hacer. Me acompañó en el Roland Garros, ha estado en Londres conmigo y vendrá con los niños cuando juegue en el U.S. Open. Intentamos maniobrar.

- Recuerdo una vez que hablé con tu mamá  cuando estabas por participar en el U.S. Open. ¿Ganaste alguna vez esa competencia?
- No; gané el Australia Open. U.S. Open es el único Grand Slam que me falta ganar. Gané Wimbledon, Roland Garros. Con Yoni ganamos en Australia Open y en U.S. Open llegamos a la semifinal.

- Siempre tiene que haber algún nuevo desafío en el camino. Y en lo que se refiere a Olimpiadas, si esta vez en Londres no obtuvieron medallas ¿ya está? ¿es el fin del camino en ese ámbito?
- Yoni dice que sí. Yo creo que es prematuro decirlo ahora, cuando apenas terminaron estos juegos. Hemos participado en tres olimpiadas, en Atenas, Beijing y ahora en Londres; y no sé todavía. Yo tengo ahora 32 años y soy relativamente joven para dobles. Hay tenistas en dobles de 39 y 40 años. Si realmente me guío por esas edades, tendría que estar pensando también en Estambul en 2020, no en 2016. Pero habrá que ver; dependerá  de muchas cosas, de dónde estemos Yoni y yo, de si logramos entrar a la categoría de los diez primeros del mundo, de volver a lo que habíamos hecho antes, algo que en los últimos años no se dio tanto, desde que Yoni se había lesionado. Si llego nuevamente a la cúpula, con Yoni, quizás lleguemos a Río. Pero si no, pues no. Depende de muchas cosas. En tenis es difícil planificar con mucha antelación. Vamos viendo a veces semana por semana.

- ¿Hay estrellas del tenis mundial con las que es un desafío importante jugar pero que al mismo tiempo disuaden? ¿que dan como un poco de miedo enfrentarse? Y lo pregunto sin olvidar que  ustedes mismos son estrellas a ojos de otros tenistas.
- Claro que hay algunos que nos considerarán mejores que ellos y nos verán con aprecio; pero Roger Federer y los hermanos Bryan son otra cosa. Sus resultados hablan por si solos. En los últimos 14 años hemos estado arriba y seguro que hay gente que nos mira y nos aprecian, pero no creo que pueda llegar al nivel de los tenistas que mencioné. Al mismo tiempo, creo que es de destacar cuando hay logros viniendo de un país chico como Israel, parecido al estilo de Uruguay. Creo que salvo los hermanos Bryan, no hay otra pareja de dobles más conocidos que Yoni y yo en su país, porque escriben mucho sobre nosotros y nos dan palmaditas de aprecio. Es bueno que uno ve que con esto puede ejercer buena influencia sobre los niños. Ahora volvimos de Londres sin medalla, pero vamos por la calle y niños y mayores nos saludan y felicitan y esa es una gran satisfacción. Nos abrazan. Yo estaba amargado porque volvimos sin medalla, pero acá están todos felices porque les ganamos a Federer; eso es lo que recuerdan.

- Y les manifiestan mucho amor...
- Sin duda. Es una gran cosa. Y eso se da aunque en Israel no transmitieron el partido que tuvimos contra Federer, algo que nos enojó mucho. Creo que fue una vergüenza que el Canal 1, que transmitía en directo, no lo pasó; uno de los grandes momentos para Israel del deporte en estos juegos olímpicos. En lugar de transmitir ese partido, pasaron algo de ping pong o gimnasia, algo así. Sé que mucha gente les escribió protestando. Sí pasaron el partido de cuartos de final en el que perdimos, en el que creo que la gente vio que realmente luchamos con todas las ganas y que perdimos por poco. Pero como dije antes, lo que quedará de eso es que perdimos.
Sea como sea, el amor y aprecio que la gente nos demuestra en la calle, nos deja la sensación de que estamos haciendo las cosas bien, y eso es una alegría.

Andy pide interrumpir un minuto la grabación, porque tiene que sacar a la chiquita del cochecito. Le habla con gran ternura y evidentemente disfruta cada instante.

- Como papá, veo que cosechas sólo éxitos y victorias.
- Siempre. Shiri dice que cuando estoy en casa, soy el padre del año. Estoy todo el día intentando compensarlos por todo el tiempo que no estoy con ellos. De mañana hay una persona que cuida a la chiquita, mientras el mayor está en el jardín y yo en mis entrenamientos. Cuando el nene termina el jardín a las 4 de la tarde, ya nadie puede hablar conmigo, no amigos, nada. Estoy con ellos en forma total. Son cosas que no resultan sobreentendidas.

- En absoluto. Quizás tienes lo que se llama tiempo cualitativo mucho mejor con ellos que un padre que está todos los días en la casa...
- Exactamente; así lo siento. Me gusta. Alón sabe que a las 4 lo voy a buscar, juego con él, estoy con él, y está feliz. Y yo lo disfruto. No renuncio a eso.

- Y cuentas sin duda, cuando es necesario, con una ayuda invalorable, la de tu mamá, Diana, una abuela preciosa y juvenil.
- Por supuesto; es una abuela fuera de serie, nada común. Es algo extraordinario. Siempre dije que es mi modelo. A veces me preguntan quién es el modelo al que quiero imitar, pensando que diré el nombre de algún gran tenista, pero yo digo «mi mamá». Siempre lo fue, siempre lo será; es algo impresionante. Se mudó de Jerusalén a vivir cerca nuestro, y esa es una gran felicididad.

- Andy; volvamos al tenis. En Israel se habla de «Andioni», o sea Andy y Yoni; siempre juntos. ¿Hay «Andioni» para rato todavía? ¿Siempre juntos?
- Andy y Yoni ya es como una marca en Israel, porque hemos tenido éxito. Y cuando las cosas van bien, no se desarma el paquete. Hubo un intervalo cuando Yoni estuvo lesionado y yo jugué con otro compañero. Pero mientras ambos jugamos, siempre estamos juntos. Puede ser que por la graduación de los puntajes, Yoni decida terminar. No sé. Pero por ahora estamos juntos y espero que siga por mucho más. Es genial volar con Yoni a todos lados, porque es un amigo, alguien con quien crecí.

- Se conocen desde los 14 años ¿verdad?
- Desde los 14 años, cuando pasé al Instituto Wingate; estamos juntos en el internado. En realidad venía a casa a dormir ya años antes, cuando yo tenía 12 años, pero desde los 14 fue más intenso. Son muchos años de estar juntos, 20 desde que nos conocimos.

- Recuerdo que vi una entrevista filmada con ustedes dos, en la que era notoria la buena onda cómica entre ambos, lo divertido que era verlos juntos. ¿Es esencial esa dinámica para seguir tanto tiempo juntos?
- No sé si es esencial, pero sin duda hace que todo sea más agradable, más fácil y divertido. Hay muchas parejas de dobles en el mundo que juegan juntos sólo como negocio, que vienen, juegan y luego cada uno vuelve a  su mundo. Pero Yoni y yo siempre viajamos juntos, nos acompañamos, así no estamos solos; siempre nos tenemos el uno al otro para hablar y asesorarnos. Es como jugar en un pequeño equipo. La interacción con otra gente es muy importante. A mi me gusta mucho el contacto con la gente, me gusta hablar con amigos. Quizás por eso, inconscientemente, elegí ir al tema de los dobles, porque me gusta estar con gente.

- No eres un solitario...
- Para nada. Es un deporte muy exigente. Quizás por eso los tenistas que juegan en dobles suelen retirarse más tarde que los que juegan solos. En dobles puede haber tenistas jugando a los 39, 40 años… pero en individuales, a los 30, 31...
P: Qué interesante… quizás realmente influye el estar solo lidiando con todo.

También uruguayo

- Andy; cuando jugaron en Londres, la victoria sobre Federer y Wawrinka tuvo un gran eco no sólo en Israel sino también en Uruguay. ¿Qué te significa eso?
- Mucho; por supuesto. Cuando recibo los mensajes de la familia que está en Uruguay, me calienta el corazón. Llegué a Israel a los 5 años de edad, soy israelí, aquí crecí y me eduqué y aquí comencé a jugar tenis, pero siempre digo que también soy uruguayo y que eso me da mucho orgullo. Además, está la familia, mi abuela Marta, mis tíos y tías; para mí es muy importante. Siempre disfruto de decirlo y de acercarme. Cuando veo deportistas uruguayos me emociono mucho. Recuerdo cuán identificado me sentí en el Mundial de fútbol con los logros de Uruguay.
De hecho puedo decir que sigo siendo uruguayo, que no soy 100% israelí; tengo en un rincón siempre el uruguayo que llevo adentro. Y cuando escriben sobre mí allá, cuando sale algo en los medios uruguayos, y la familia lo ve, se siente orgullosa, se emociona y me lo mandan, me da una gran felicidad.
Además, claro que esto permite a la familia seguir en la medida de lo posible lo que ando haciendo por el mundo. Esto le da unos momentos de satisfacción a mi abuela; y para mí es muy importante. Es muy lindo vivir eso.

- No te ha salido jugar nunca en Uruguay ¿no?
- Si me invitan, iré. Aún no se ha dado. Sería bueno poder tener alguna presentación, jugar allí; yo saltaría gustoso apenas surja la oportunidad. Es como un pequeño sueño para mí. De Brasil me invitaron a un juego exhibición, pero de Uruguay no. Espero que alguna vez se concrete.

- ¿Conoces al tenista uruguayo Pablo Cuevas?
- Sí; pero hace tiempo que no lo veo. Creo que estaba lesionado. Ya he jugado con él inclusive. Es un excelente jugador.

- ¿Estás en contacto con otros sudamericanos?
- Sí; con varios argentinos, con sudamericanos en general que conocen mi historia, saben que nací en Uruguay, saben qué vínculo siento con Uruguay; y así yo también he mantenido bien mi español. Y sin duda, es un vínculo fuerte. La familia está allí. Ya espero poder ir a Uruguay de vacaciones. La última vez que estuve allí fue en 2007, unos meses antes de lo que fue el mejor año de mi carrera. Y antes de eso fue en 2002, también unos meses antes de un gran salto que di. O sea que creo en mi buena suerte allí y tengo que viajar, quiero viajar.
En el futuro muy cercano mi agenda no me lo permite, y con dos niños chicos es difícil, pero iré. Yo sé que llegaré nuevamente a Uruguay.

El futuro

- Andy, para terminar, ¿cómo ves la continuación del camino? Y cuando dejes de jugar ¿seguirás vinculado al tenis?
- Es una pregunta excelente; pero para la que aún no tengo respuesta. Por ahora estoy en el tenis y no he pensado en otras opciones. Soy bueno en comunicaciones, soy bueno con gente; quizás en algún momento vaya a algo relacionado a eso; no sé;  televisión; no tengo respuesta todavía; pero es verdad que me planteo a veces esa pregunta porque ya no estoy al comienzo de mi carrera. Es momento de empezar a plantear la pregunta y de empezar a buscar la respuesta.
Pero quizás no hallo la respuesta porque inconscientemente pienso que eso me llevará a retirarme antes. Y en realidad, no me quiero retirar todavía.

- Pues que tengas fuerza por muchos años más;  y que sigas cosechando éxitos, disfrutando a lo largo de todo el camino.
- Muchas gracias.

* El reportaje fue hecho con el asesoramiento de Rubén Friedmann.

Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay

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