Lo afirma el ex embajador de Israel en Egipto, Zví Mazel, hoy investigador en el Jerusalem Center for Contemporary Affairs, especializado en Oriente Medio, a raíz de la destitución por parte del nuevo presidente egipcio, Mohamed Mursi, del ministro de Defensa, el mariscal Muhamad Hussein Tantawi y del jefe del Estado Mayor del Ejército.
En una entrevista, el embajador Mazel explicó por qué era a su criterio cuestión de tiempo hasta que esto sucediese y por qué ve la situación con gran pesimismo.
- ¿Le sorprendió la destitución del mariscal Tantawi, ministro de Defensa egipcio, y del jefe del Estado Mayor del Ejército por parte del presidente Mohamed Mursi?
- ¡En absoluto! Desde que Mursi fue electo como presidente de Egipto dije que en no más de seis meses jubilará a todos y tomará control absoluto del país, como quería. Yo lo tenía claro de antemano. Los Hermanos Musulmanes no comparten el poder con nadie; vienen para gobernar solos y esa es su única opción. También tienen serias infraestructuras políticas y sociales en todos lados, así que no tendrán problemas. Era sólo cuestión de tiempo hasta que dieran el paso que acaban de dar, y parece que el reciente atentado en el Sinaí les dio la oportunidad, ya que el Ejército fracasó y se halla en una situación sumamente difícil. Hace unos días destituyó al jefe de Inteligencia y algunos otros generales, y ahora terminó la historia con la destitución del propio Tantawi. Tiene todo el poder en sus manos.
- ¿Pero no le sorprende el momento que eligió, justo ahora con lo del atentado?
- No; ¿por qué?
- Porque tiene que ocuparse seriamente de la crisis en el Sinaí.
- No. Él colocó a su gente y ellos se ocuparán. Si bien los que pone en lugar de los destituidos no serán necesariamente miembros de los Hermanos Musulmanes sino próximos al Islam, sí se ocuparán como Mursi diga de la situación, porque tienen que recibir su sueldo. Es Mursi quien dirige ahora todo. Estaba claro de antemano que el Ejército sería jubilado porque apenas hay un presidente con poderes puede dejar de lado todo lo que hizo el Ejército y poner fin a sus cargos. ¿Qué va a hacer el Ejército? ¿Acaso va a sacar tanques a la calle?
- ¿Usted no lo concibe?
- No. El mariscal Tantawi no es el presidente de Siria Bashar al-Assad, no es Saddam Hussein ni Gaddafi. Sabe que este es el destino del Ejército en Egipto. Ayudó a la revolución, pero termina sus días en su casa, retirado, porque le permitió a los Hermanos Musulmanes tomar control del país, un craso error por el que ahora paga un precio muy alto.
- Hubo muchos vaivenes desde que Mursi salió electo, con anuncios por parte del Ejército acerca de la limitación de sus poderes. Usted considera que eso estaba destinado a fracasar ¿verdad?
- Por supuesto. Usted recordará que llevó una semana hasta que se anunciaron los resultaron definitivos de las elecciones. La verdad es que hasta ahora no se sabe con plena certeza qué sucedió. Se supone que no estaba todo claro y que no sabían a quién darle la victoria, a Ahmed Shafiq o a Mohamed Mursi. Finalmente dijeron que Mursi había ganado. Puede ser que realmente él haya sido el victorioso. Pero lo que importa es que apenas él se convirtió en presidente, según la Constitución, tiene todos los poderes.
El Ejército intentó reservarse poderes a través de un anuncio especial que formuló. Cuando terminaron las elecciones anunció que se atribuye la autoridad de promulgar leyes ya que el Parlamento había sido dispersado.
- Pero el presidente canceló esa dispersión y convocó una reunión del Parlamento supuestamente dispersado...
- El Ejército le dijo que no lo puede hacer, anunció que se reserva todos los poderes respecto al inicio de una guerra, que el presidente no puede proclamar la guerra; anunció que todos los altos oficiales son nombrados por el propio Ejército y que el presupuesto militar es preparado por el Ejército sin intervención de nadie más; pero Mursi canceló todo eso, destituyó a seis generales y terminó toda la historia. Tomó control absoluto de la situación. ¿Y qué puede hacer el Ejército? Si tiene una división plenamente fiel, puede iniciar una guerra; pero el Ejército se rindió, comprendió la situación, y ya está. Egipto está en manos de los Hermanos Musulmanes y creo que eso es muy malo no sólo para Israel sino también para Egipto.
- Embajador Mazel, hay expertos en Oriente Medio que dicen otra cosa; que destacan las diferencias entre, por ejemplo, los yihadistas del Sinaí y los Hermanos Musulmanes...
- Son tonterías. Tienen los mismos objetivos.
- Pero los Hermanos Musulmanes tienen una agenda local egipcia…
- No. Esa es una mentira que arman. El jefe anterior de los Hermanos Musulmanes, que se fue hace un año y medio, dijo «que Egipto se vaya al diablo; lo que me importa es que el país sea musulmán, y por mí, que el presidente sea de Malasia». ¡Esa es la historia de los Hermanos Musulmanes!
- ¿Usted descarta que alguien como Mursi, desde el momento que tiene responsabilidad como presidente de Egipto y ve las cosas desde el sillón presidencial, no de la oposición, pueda actuar diferente? ¿Descarta que intente promover una agenda local egipcia?
- Intentará promover la economía, pero a su modo. No podrá tener más éxito en eso que Mubarak. En los últimos años Mubarak abrió a Egipto, hizo reformas financieras y el índice de crecimiento económico era de entre 5 y 7%. No creo que Mursi pueda hacerlo. La situación no es buena.
Además hay que recordar que Mursi no hace todo solo. Quien está dirigiendo todo es el así llamado ministerio de «Irshad» (en árabe), o sea de orientación, encabezado por Muhamad Badíe e Hirat a-Shater, el hombre fuerte, que era el primer candidato de la Hermandad. Ellos, junto con Mursi, toman las decisiones. Esa es la tradición de los Hermanos Musulmanes.
- ¿Hay al menos un cambio para bien en lo que respecta a la democratización? Las elecciones en las que Mursi salió electo fueron sin duda las más democráticas en la historia de Egipto...
- Yo le puedo decir que acaban de clausurar el periódico «A Dustur» acusando a su redactor principal de haber escrito negativamente sobre Mursi.
- Pero después del atentado de la semana pasada, se criticó a Mursi en la prensa como creo que nunca se habría osado criticar a Mubarak...
- Es que sí hubo un cambio en la actitud del pueblo, de la opinión pública. Es cierto que Mursi tendrá que lidiar con este problema. Antes, cuando había atentados, nadie decía nada porque no les importaba que extremistas islámicos ataquen a un régimen dictatorial. Pero ahora sienten que ellos lo eligieron, que el Ejército fracasó y entonces pueden criticar al presidente. Por eso Mursi temió ir al funeral de los soldados asesinados. Por eso mandó al primer ministro, que recibió zapatos de crítica.
La situación es preocupante. Mursi combatirá a los yihadistas para que no le hagan más problemas a él y no le compliquen la situación. Quiere terminar con la locura del Sinaí; pero por Egipto. A los que ataquen a Israel, ya se preocupará él de que no les falten armas.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay
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