El destacado escritor israelí A.B. Yehoshúa sigue con interés y preocupación la situación de su país, observando con angustia lo que podría ser la etapa previa a una guerra con la República Islámica de Irán. Es crítico del Gobierno israelí en lo relacionado al tema palestino, pero no cree que nadie vaya a lanzarse a aventuras irresponsables en el tema de Irán.
En esta entrevista, nos dio su opinión al respecto.
- Usted se ha manifestado en diversas ocasiones, junto a otros escritores, analizando situaciones difíciles que pasa Israel, criticando y abriendo juicio. Los intelectuales, en Israel, emiten su voz. ¿Qué le dice la suya en este momento, cuando de fondo está la amenaza iraní?
- Esto me resulta muy triste. Está claro que Irán provoca especialmente a Israel, sin fundamento alguno. No hay razón para que se nos tire encima. Las amenazas totales de Irán son lanzadas aunque jamás tomamos ni un centímetro de territorio iraní, aunque nunca hemos matado ni a un soldado de Irán. ¿Por qué les envuelve esta locura de odio contra nosotros? En el pasado teníamos relaciones diplomáticas. Les extendimos ayuda humanitaria luego de un fuerte terremoto allí. ¿Por qué sale de allí un odio desenfrenado, con una amenaza tan seria?
Quisiera que quede claro que no tomo a la ligera en absoluto su amenaza. Creo que es seria. Muy seria. No son Hitler porque no tienen la fuerza que tenía Hitler; los judíos no viven en su seno y claro que saben que si osan hacer algo contra nosotros, recibirán una respuesta muy fuerte. Pero es indudable que la amenaza es muy seria, concreta y no podemos subestimarla.
Los ayatolás, figuras fundamentalistas, convencidas de que Dios los mandó a concretar una misión pueden ser muy peligrosos con una bomba atómica en su poder. No aguanto cuando oigo a algunos intelectuales de izquierda quitando peso a esta amenaza. No lo puedo aceptar. Creo que es irresponsable hacerlo. Tenemos responsabilidad por nuestro destino y debemos ser conscientes de ello.
- ¿Y entonces? ¿qué se hace?
- Esta es la gran pregunta en este momento. En primer término, creo que tiene que estar claro que no podemos actuar solos. No podemos salir a una guerra sin Estados Unidos. Si ellos y Occidente prometieron que Irán no tendrá armas nucleares, tienen que hacerse cargo y cumplir con su misión. Debemos presionarlos para que lo hagan. Se han comprometido. Nosotros solos no podremos hacerlo. Sabemos de antemano que aunque los norteamericanos ataquen, nosotros recibiremos la respuesta, nos dispararán a nosotros, como ya ha sucedido.
- Pase lo que pase, si hay guerra, cree que se atacará a Israel...
- Pero hay otra cosa. Considero que hay que comenzar un proceso de paz serio con los palestinos. Estamos pagando el precio del estancamiento y la demora; de que se deje totalmente de lado el proceso de paz y se continúe con los asentamientos. Debemos hacerlo para, en cierta medida, quitar fuerza a las posiciones de Irán y lograr que los palestinos sean nuestros socios en la oposición a un Irán con armas nucleares.
- Eso, aunque claro está que este tema no cambiará la política de Irán... ¿Usted lo dice porque de esa forma Israel podrá lidiar mejor con la presión internacional?
- Ese también es un elemento a tener en cuenta, pero también como intento de presión sobre Irán. Si los palestinos le aclaran que si destruyen a Israel destruyen también a Palestina, quizás algo funcione. Si los palestinos sienten que somos serios, que queremos concretar el tema de los dos Estados, que detenemos los asentamientos y no nos demoramos, entonces tenemos un elemento moral de peso para discutir con sus amenazas.
- Pero los propios palestinos admiten que a Irán no le importa su causa, que no los ayudan con su postura…
- Pero si ellos tienen que lidiar con presiones de los palestinos, es otra cosa. Ahora amenazan y no pasa nada. Si los palestinos ven que hacemos algo, quizás pueden presionar ellos mismos a Irán.
- ¿Cómo siente usted que el pueblo de Israel está actuando en la situación actual? Hay quienes hablan de pánico y, por otro lado, se continúa con la vida normal. ¿Siente ambiente de guerra?
- Es difícil decirlo. Creo que sería una guerra muy extraña. No será una guerra entre ejércitos sino de misiles; si es que hay guerra. Los misiles pueden ser interceptados. No es una guerra atómica ni entre ejércitos; es una guerra de otro tipo; o sea que es difícil prepararse. Hay que preparar a la retaguardia y continuar con la vida normal.
- ¿Cómo palpa hoy usted el sentir del pueblo de Israel?
- Creo que la gente está ansiosa, preocupada; nadie quiere esta guerra. Veo con muy buenos ojos el hecho que hay un debate público, que también el Ejército habla; hay críticas importantes que impiden que alguien actúe en forma aventurera, que se tomen decisiones apresuradas.
- ¿Cree que la ciudadanía israelí está en buenas manos?
- Es un tema muy serio. El primer ministro Netanyahu y el ministro de Defensa Barak son figuras responsables; no se los puede presentar súbitamente como demonios aventureros. Recordemos que Barak fue primer ministro como jefe del Partido Laborista. Puedo tener de qué acusarlos en el tema palestino, pero creo que esto es otra cosa; y que no serán aventureros.
- ¿Y qué puede pasar si no se detiene a Irán?
- Una bomba atómica puede destruir a Israel; si mueren aquí 150.000 personas, ese será un golpe mortal para el sionismo.
- Pero quizás precisamente porque no hay alternativa, inclusive en una situación así la gente seguirá empujando y apostando a la vida para seguir adelante...
- Puede ser; todo es muy difícil; pero la amenaza es seria; hay que tomarla como tal, ya que nunca hemos estado en una situación así, lidiando con una amenaza tan terrible de parte de un país con el que no hemos tenido ningún conflicto. El mundo debe actuar con firmeza, aplicar las sanciones en la forma más estricta concebible, interrumpir todos los vuelos con Irán; y claro que hay que presionar a Rusia y China que apoyan a Irán; sin ellos, muchas cosas se detendrían.
- ¿Cómo prepararía al pueblo para esta situación? ¿Qué le diría a la ciudadanía israelí?
- Que si se lleva adelante el proceso de paz con los palestinos, se podrá lidiar mejor también con esta situación con las manos limpias. Eso nos dará no sólo el apoyo del mundo sino que el punto de hervor del extremismo y la locura de Irán no podrá ser el mismo de antes.
- ¿Cree que el estancamiento con los palestinos es culpa de Israel? El gobierno sostiene que los palestinos rehusaron volver a negociar...
- Ya lo sé, pero si se deja de construir en los asentamientos, eso ya es mucho, ya ayuda.
- Usted tiene nietos pequeños. ¿Cómo ve su futuro?
- La situación es muy dura, terrible, me duele; más que nada porque ya habíamos logrado estar en una posición mejor. Hubo guerras, luego se firmó la paz, Sadat vino a Israel, luego hubo un tratado de paz con Jordania, luego el Acuerdo de Oslo; habíamos avanzado en términos de legitimidad; ya íbamos por buen camino; y súbitamente, dar marcha atrás; es terrible.
- ¿Cree que la región en la que se halla Israel alienta la disposición a hacer las así llamadas «concesiones dolorosas»?
- No. Pero me pregunto si acaso por los 2.500 km² de Cisjordania vale la pena arriesgar la existencia de Israel. No. Tendríamos que decir que formaremos el Estado palestino, que éste se creará en el 95% del territorio y dejar de construir en los asentamientos, que son una gran provocación.
- ¿Cómo ve usted el entorno en el que vive Israel, con los cambios del último año?
- No lo sé. Son procesos complejos. No olvidemos que hubo dictaduras de muchos años. Esto me lleva a aclarar que nuestra lucha no es contra el islam. Ha habido terribles dictaduras civiles como las de Nasser y Saddam Hussein. No es una lucha entre el judaísmo y el islam. Claro que una dictadura tiene que irse; pero qué vendrá en su lugar, es otra pregunta. Qué se desarrollará del caos actual, no lo sé. También después de la revolución francesa llevó años hasta que se llegó a la democracia y el respeto a los derechos humanos. Pero en principio, estoy de acuerdo con esta «primavera árabe»; que haya cambios. Creo que esto dirige a las ciudadanías árabes hacia sus marcos internos; no creo que sea algo peligroso para Israel.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay