Bruce Maddy Weitzman, catedrático en el Departamento de Historia de Oriente Medio en la Universidad de Tel Aviv e investigador del Centro Dayán de Oriente Medio y África, analiza la situación actual en la región a raíz del ataque en Libia, en el que murieron el Embajador Christopher Stevens y otros tres diplomáticos de Estados Unidos, y la ola de protestas anti-norteamericanas en diferentes partes de la zona.
Weitzman ve dos explicaciones posibles a las violentas protestas: reacciones de islamistas a una película que presenta en forma ofensiva al profeta Mahoma o una venganza de Al Qaeda por un operativo de Estados Unidos en el que se dio muerte a una figura clave en la organización.
De todos modos, su convicción es que más allá de tal o cual incidente puntual, lo que cuenta es la ebullición en la región, el poderío de acción de grupos islamistas inclusive donde no necesariamente son mayoritarios y su capacidad de neutralizar las reacciones de autoridades locales.
- Oriente Medio parece estar en ebullición, con extremistas islámicos protestando contra Estados Unidos y culpándolo por la película «La inocencia de los musulmanes» y lo último fueron las declaraciones del jefe de Hezbolá llamando públicamente a protestas en Líbano por ello y a retirar de internet la película. ¿Cómo evaluaría la situación?
- Está claro que tanto Hezbolá como Al Qaeda se aprovechan de la situación e intentan hacer uso del momento creado para sus intereses. Esto es especialmente notorio en el caso de Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, que se halla en una situación difícil debido al apoyo que da a Bashar al-Assad, el presidente de Siria. Su situación se ha deteriorado mucho a raíz de ese apoyo a la represión de la revuelta en Siria y por eso trata de desviar la atención para crear la impresión de que el problema central en la zona es Estados Unidos. Suele hacer lo mismo con respecto a Israel.
- ¿Cree que tendrá éxito?
- Creo que el juego no le irá muy bien esta vez. Quizás los chiítas que lo apoyan salgan a manifestar respondiendo a su llamado y que eso de hecho empeore la situación interna entre las distintas comunidades dentro del Líbano. Pero hoy en día Nasrallah es casi «persona non grata» entre los sunitas, debido a su apoyo a Assad, y por eso trata de presentarse como defensor del Islam.
- Al observar las distintas protestas que se registran en algunas partes del mundo árabe ¿diría que hay quien las dirige o guía desde arriba?
- No creo que haya una mano que organiza todo. Está claro que diferentes movimientos islámicos en distintos países comprenden que este es el momento, que deben aprovechar la situación para protestar, y que esto se suma al hecho que desde abajo, lo sucedido con la película tocó un nervio sensible para los musulmanes. Claro que inclusive quienes no salen a manifestar ni son violentos, consideran que la película en cuestión es terrible, y que por ende es justificado protestar, aunque no necesariamente en forma violenta. Los movimientos islámicos lo saben, usan el tema y consideran que las multitudes en las calles estarán receptivas al respecto. Pero recordemos que no es que han salido decenas de miles a las calles a manifestar.
- ¿Cómo evalúa usted la reacción de los regímenes de gobierno en los países árabes en los que ha habido protestas?
- En parte hay cierta medida de empatía, quizás también falta de firmeza y de seguridad acerca de cómo hay que reaccionar. Por eso los norteamericanos se pusieron firmes y exigieron que actúen, dando a entender que su reacción a los ataques es una prueba. En este sentido, tienen a Egipto en la mira. Y en cierta medida, también a Túnez.
- ¿Qué opinión le merece la reacción de Estados Unidos a esta situación?
- Me parece que en cada lado están lidiando con la situación de acuerdo a las necesidades. El deterioro debería ser muy serio para que Estados Unidos decida dejar de estar involucrado con Egipto. El presidente Obama lo dijo hace unos días, en relación al nuevo gobierno egipcio: «no son nuestros aliados y no son nuestros enemigos». O sea que están viendo cómo evaluar la situación. Hay de por medio, recordemos, una importante suma de ayuda norteamericana a Egipto. Cuanto más empeore la situación en Egipto, más voces habrá en el Congreso contra esa ayuda.
- ¿Y cómo cree usted que los regímenes árabes, en la situación actual, ven la relación con Estados Unidos?
- Me parece que, por ejemplo, tanto Egipto como Túnez, van sobre una cuerda muy floja; caminan por una senda muy angosta. No quieren perder el apoyo de países occidentales que tanto necesitan y, por otro lado, tienen sus limitaciones internas, que en caso de líderes islamistas, también les inspiran por cierto una sensación de identificación. En Túnez hay una coalición y es interesante ver cómo reaccionan los elementos seculars en la misma. Un Sindicato professional tunecino, un marco secular y yo hasta diría de izquierda, organizó una manifestación importante en una de las ciudades, contra la propaganda anti-islámica, contra películas contra el Islam, pero pidiendo que las protestas sean pacíficas, a fin de no chocar con los musulmanes.
- ¿A qué conclusiones a nivel regional llega en cuanto a la cantidad de ataques contra representaciones norteamericanas en diferentes partes de la zona?
- El ataque de cientos de manifestantes protestando contra la embajada norteamericana en Yemen, la continua violencia anti-estadounidense en Egipto y las protestas en por lo menos otros seis países, demuestran que grupos islamistas pueden movilizar gente para «defender al profeta», como alegan, y lo harán. Queda claro que Estados Unidos sigue siendo sumamente impopular en la zona y que se le acusa de gran parte de los problemas de la región.
- ¿Le sorprendió el ataque al consulado norteamericano en Bengasi, Libia, y el asesinato allì del Embajador Christopher Stevens y otros tres diplomáticos?
- Ya hemos visto en otras ocasiones que una película o comentarios contra el Islam, hacen que ciertos grupos salten presentándose como quienes tienen que defender al profeta y su religión. Desde este punto de vista, no es sorprendente. Recordamos todos cuántos muertos hubieron por el tema de las caricaturas sobre Mahoma en la prensa danesa. Gente que no actuó con inteligencia, en absoluto, les dio a estos grupos una excusa. Realmente no entiendo por qué sucedió esto ahora; si tengo entendido que la película en cuestión no es de ahora sino que tiene ya meses.
- Puede ser que los responsables del ataque ni hayan visto la película…
- Por supuesto. La verdad es que he visto fragmentos de la misma y realmente es vergonzosa. Quien tiene la cabeza bien puesta comprende enseguida que es caricaturesca. Pero en todos lados hay fundamentalistas. Lo que importa son las
derivaciones de este tipo de situaciones.
- Algunos medios publicaron que lo de la ofensa por el profeta fue una fachada para ocultar que de hecho estaba planeado ya un ataque en venganza por el operativo en el que Estados Unidos mató hace poco a una figura importante de Al Qaeda en Pakistán…
- No es de descartar. En efecto, hace pocos días se confirm la muerte de Abu Yahia al-Libi, que en Al Qaeda presentan como «el león de Libia» y Ayman al- Zawahiri declaró que «su sangre será vengada» y exhort a luchar «contra los asesinos y Cruzados». Ese podría ser el trasfondo. Pero lo sucedido demuestra que la situación en Oriente Medio es explosiva y ello da elementos a los extremistas para actuar y mostrar a quienes les apoyan que son fieles al Islam y sus valores.
- ¿A qué conclusiones se llega en cuanto a la situación general en Libia hoy?
- Lo sucedido demuestra que a Libia le falta mucho trecho por recorrer para convertirse en un país ordenado y con cierta cohesión. Se está dedicando mucho esfuerzo para tratar de construir algo nuevo, con mucho apoyo, con muchos consejos de afuera. Pero el problema es serio. La semana pasada un grupo salafista atacó una mezquita ubicada en el centro de la propia capital, Tripoli, porque servía también de sitio de oración por un santo de la orden de los sufís que parece que está sepultado allí. Los salafistas consideran que algo así equivale a sacrilegio contra el Islam. La policía no intervino; y su jefe dijo luego que no quiere poner en peligro al público y que por eso no interviene. Así no puede funcionar un país ordenado. Esto muestra cuán fuertes se sienten estos grupos, seguros de que pueden hacer lo que desean.
- Y justamente en un trasfondo así, atacan al consulado norteamericano en Bengasi y matan al embajador y a otros tres diplomáticos. ¿Qué podrá hacer ahora Estados Unidos?
- Estados Unidos exige que las autoridades libias se encarguen del tema y que detengan a los responsables, temiendo que esto se expanda a otros lados. Cabe mencionar que de parte oficial libia, la condena al ataque fue categórica. Dicho sea de paso, en Egipto no hubo ninguna reacción oficial al ataque a la embajada de Estados Unidos. Parecería que allí las autoridades quieren apaciguar a los salafistas, que así creerán que pueden hacer lo que quieran. En resumen, la situación es explosiva. Los grupos salafistas buscan un pretexto o un motivo para organizarse y hacerse oír. Hay todavía muchos problemas y no está claro que Estados Unidos lo comprende claramente. Tiene la tendencia a ser exageradamente optimista. Tambièn George W. Bush pensaba que podría imponer la democracia en el mundo árabe, pero ya sabemos que no funcionó. Y ahora, lo problemas aún son numerosos, no sólo los que pasan por el prisma del Islam.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay