El paisaje pastoral en la zona de la base Palmajim de la Fuerza Aérea de Israel, puede engañar. Ni el silencio entre sus caminos ni la calma que irradia el lugar, pueden hacer olvidar que aquí todos deben siempre estar muy alertas, como un resorte, para cualquier eventualidad.
Visitamos recientemente el lugar para realizar entrevistas sobre dos aspectos diferentes de la forma en que Israel se prepara para lidiar con los desafíos que le son impuestos por su complejo entorno. Hace unas semanas publicamos la conversación con el Coronel Tzvika Haimovich, Jefe de la Defensa Activa de Israel, que tiene a su cargo las baterías de misiles antimissiles «Jetz» (Flecha) y «Kipat Barzel» (Cúpula de Hierro).
Hoy compartimos con nuestros lectores un resumen de lo conversado con el «Mayor I.» (Por razones obvias, está prohibido publicar tanto el nombre complete como el rostro al descubierto de los pilotos de combate israelíes), quien a sus 35 años ya es un veterano oficial en una escuadrilla de helicópteros Cobra.
El Mayor I. es además lo que en el lenguaje interno en la Fuerza Aérea se conoce como un «piloto profesional», o sea el oficial que concentra toda la información que se va acumulando en la escuadrilla sobre los distintos aspectos de los operativos que se llevan a cabo, en los que se entrenan, que se estudian, y que permanece en su cargo largos años aunque los jefes de la escuadrilla se vayan cambiando. Es una especie de «archivo» central de dicho marco, por lo cual su rol es clave para el funcionamiento del mismo.
Como piloto de helicóptero de combate, su rol sería lidiar con amenazas sobre Israel de las fronteras inmediatas, no con un eventual ataque de misiles de Irán.
El Mayor I. es casado, tiene dos hijos pequeños, vive en la base misma con su familia y es hijo y nieto de otros destacados oficiales de la Fuerza Aérea. Su abuelo luchó en la Guerra de Independencia. «Era de los viejos de la guerra, de la época de los Migs», dice I. con una sonrisa.
Hoy está convencido de la importancia de que él siga adelante con el camino que ellos empezaron, pero lamenta que Israel tenga que vivir la realidad por la cual ello es imprescindible.
I. tiene títulos universitarios en Ciencias Políticas y Seguridad Nacional.
- ¿Cuál ha sido tu camino en las Fuerzas de Defensa de Israel hasta llegar al punto actual?
- Serví primero como miembro de la unidad terrestre de la Fuerza Aérea. Luego de siete años salí al curso de pilotos y para mí eso fue la realización de un sueño de niñez. Es que al principio no lograba entrar por un problema de audición; pero luché mucho por ello y lo logré. Desde que terminé el curso, estoy en la misma escuadrilla de helicópteros Cobra.
- ¿Sientes que llevas sobre tus hombros una gran responsabilidad?
- La responsabilidad la sentí como algo muy grande, en una unidad de combate, ya antes de ser piloto. También en tierra hay mucha responsabilidad; no es algo que se recibe sólo cuando uno se convierte en piloto.
- ¿Porque los desafíos son constantes, dado que Israel tiene que enfrentarse a asiduas situaciones de conflicto?
- Cada varios años hay una ronda de guerra; parece estar en los genes de todos. En cierto modo diría que casi nos acostumbramos porque vivimos en un entorno en el que no nos quieren.
- ¿Y eso se podría traducir ahora, a corto o mediano plazo, en un enfrentamiento con Irán? ¿Es algo que se siente aquí en Palmajim?
R: No lo sé. Es lo que dicen en los medios, que puede estar por pasar algo; pero no se trata sólo frente a Irán, sino algo que puede pasar todos los días; una vez frente a Gaza, otra frente a Líbano, terrorismo islámico…
- Y en medio de ese mosaico ¿has tenido que enfrentar personalmente situaciones especialmente complejas?
R: La verdad es que una de las situaciones más complejas en la que estuve, la viví no desde la cabina de piloto. Te cuento que luego de los dos o tres primeros años en la escuadrilla, todo piloto sale a desempeñar otro cargo sea en la Escuela de Entrenamiento o en el Cuartel Central de la Fuerza Aérea. A mí me tocó un cargo de enlace con las fuerzas de tierra y estaba allí cuando comenzó la Segunda Guerra en Líbano, en 2006. Ya había participado en diferentes operativos de vuelo pero en una constelación determinada, muy seria, me resultó difícil estar «abajo», no arriba en el helicóptero.
- ¿De qué se trataba?
- Fueron días difíciles. Hubo un incidente de disparos por parte de nuestras fuerzas hacia nuestros propios soldados. Luego cayó un helicóptero y murieron dos pilotos de una escuadrilla en la que yo sabía que había cinco amigos cercanos. En el primer momento claro que no sabía de quiénes se trataba y luego resultó que uno de los muertos era Tom Farkash que había estado conmigo en el curso de pilotos. Yo, como oficial de enlace, había dado las indicaciones de cómo actuar, qué hacer, y vi el helicóptero incinerado en tierra. No sabía todavía que Tom estaba allí. El mismo día en que tenía que llevarse a cabo el funeral, estalló un incidente muy grande en Bint Jbel; yo estba en tierra, pegado a mi silla, concentrándome en tratar de entender dónde están nuestras fuerzas, dónde está el enemigo. Había Hezbolá por todos lados; y yo allí sentí que no entendía qué hacía abajo cuando todo mi entrenamiento fue para ocuparme de la situación desde arriba. Sentía una frustración de locura por no estar arriba, viendo que desde abajo no podía controlar exactamente dónde tenía que pegar el misil; que por más que les indicara exactamente en qué casa está la célula de Hezbolá que están atacando, hacia qué ventana había que lanzar el misil; en qué piso estaban los terroristas. Sentí frustración por no ser yo el que tenía que dispararles el misil. Vi por los distintos medios a nuestra disposición que el misil dio en el blanco. Pero no pude dejar de pensar que era un oficial de combate, que luché para entrar al curso de pilotos, que estaba en la escuadrilla, tenía a mi cargo las operaciones; y he aquí que hay una gran batalla y yo estaba abajo. Fue una sensación de frustración terrible; pero se esfumó seis horas más tarde.
- ¿Cómo? ¿Por qué?
- Al terminar esa batalla, salí de la central cuando sacaron a los últimos heridos en helicópteros; y en ese momento ya sabía que cuatro horas más tarde sería el funeral de Tom Farkash. Terminé de dirigir el combate y recuerdo que salí de la comandancia ubicada en una localidad fronteriza, me tiré en el pasto, miré los árboles, respire hondo y capté que hay que viajar al funeral; tal como estaba; con uniforme de fajina; y después de una semana de no haber podido ducharme, llegué al funeral de un amigo. Luego entendí que era una estupidez sentirse frustrado; que lo de abajo es mucho más importante; ver el cuadro general, no sólo lanzar el misil; que pueda haber alguien que una el cielo con la tierra. Recordemos que en la práctica tiene que haber coordinación entre tropas terrestres y nosotros arriba.
- Me decías recién que desde abajo se indica disparar hacia determinada ventana, determinado edificio, donde se captó que están los terroristas. Claro está que no hay fuego indiscriminado hacia donde sea.
R: Por supuesto que no.
- Y tendrías que lidiar con los mismos desafíos en caso que vuelvan a calentarse las fronteras inmediatas, los frentes cercanos de Israel. ¿Podrías asegurar que siempre se actúa con extremo cuidado para que inocentes, gente no involucrada, no pague indebidamente? Sabemos que muchas veces han habido víctimas entre gente no involucrada.
- Puedo asegurar que Israel hace todo lo posible por garantizar que no involucrados no sean alcanzados por el fuego. Todos los encargados en las distintas secciones del sistema de determinar hacia dónde se dispara, controlan. La aspiración es no dañar
nunca a personas no involucradas. Nadie coloca la X del sistema en el que se dispara sobre alguien no involucrado. El hecho que el enemigo usa a civiles para protegerse a sí mismo nos coloca en dilemas. Yo mismo experimenté muchas situaciones en las que habíamos aprendido una misión y uno quiere concretarla, pero el comandante de la unidad de tierra y quien va al frente del cuerpo de aviones, saben que un momento antes de disparar, hay que volver a respirar hondo y ver dónde y sobre qué se dispara; si eso sirve al interés de la batalla, de las Fuerzas de Defensa de Israel, del país. Es algo que queda claro más que nada en la actividad de rutina; quizás menos en tiempos de guerra. Todos pueden equivocarse en guerra. Aquí es importante aclarar que el enemigo dispara hacia los civiles a propósito, no por error. Si nosotros disparamos y mueren o resultan heridos civiles, ello nunca es intencional.
- Una de vuestras misiones en los helicópteros de combate es de hecho tratar de impedir que los terroristas disparen, ¿verdad? O sea, si pueden destruir de antemano los lanzamisiles ya están aportando a la lucha antes de que ellos alcancen a disparar.
- Los terroristas seguro intentarán siempre disparar; pero nuestra misión es minimizar el daño lo más posible. La escuadrilla de Cobras es de ataque. Yo soy un pequeño tornillo. Si me encomiendan la misión de destruir de antemano lanzamisiles que fueron ubicados, haré lo máximo para tratar de destruirlos antes de que alcancen a disparar. Si no logro llegar a ellos antes de que disparen, y veo de dónde sale el humo, trataré de lidiar con la célula luego del disparo; todo esto suponiendo que se llega al lugar. Debemos saber dónde están los lanzamisiles para poder atacarlos. Para eso está el servicio de Inteligencia. Yo puedo recibir coordenadas de ataque y efectuar la misión según eso. No me corresponde a mí buscar los lanzamisiles. Claro que es clave tratar de destruir los lanzamisiles del enemigo lo más temprano posible. Así empezó la guerra en Líbano.
- Aunque lamentablemente tenían muchos más… Y así empezó también la Guerra de los Seis Días, destruyendo a la Fuerza Aérea egipcia en tierra…
- Así es. Con lo que queda hay que lidiar, pero no se puede interceptar todo.
- Se habla ahora de la posibilidad, en caso que Israel ataque las instalaciones nucleares de Irán, o inclusive si sólo Estados Unidos lo hace, de tener que lidiar con un ataque masivo de misiles a través de los aliados de Irán en Líbano y Gaza. ¿Sientes que Israel está pronto para lidiar con un desafío de grandes proporciones?
- Sí, sin duda. Hemos lidiado con una amenaza mucho mayor en 1948 cuando éramos un cúmulo de inmigrantes que no sabían hablar el mismo idioma pero podían conquistar un puesto militar. Sin duda que sí. Espero que no nos den la oportunidad. Si nos dan la oportunidad de demostrarlo, pues demostraremos que podemos. Si no, ellos seguirán viviendo en la incertidumbre. Tenemos que estar siempre alertas, no sólo por lo que se habla ahora de Irán.
- ¿Y el futuro? ¿Cómo crees que será el Israel en el que crecerán tus hijos?
R: Crecerán como yo crecí. Mis hijos son pequeños; el mayor tiene 3 años y medio y el menor 8 meses. Estamos en el Estado judío y tal cual ha sucedido siempre, también hoy estamos rodeados de enemigos. Nuestros valores sobre la vida aquí pasan de padre a hijo, de madre a hija. Cada uno tiene su forma de lidiar con todo esto. El servicio militar ayuda a madurar y a entender las cosas. Es nuestra situación; crecimos con esto; no nos resulta extraño. No pocos países del mundo viven en situaciones totalmente diferentes. Claro que puede pensarse que es extraño que haya un país en el que el ciudadano, desde que nace, puede sentir que alrededor hay quienes desean echarlo de donde está, hacerlo desaparecer hacia el mar. Pero quien nació con esto ya está acostumbrado.
- ¿Te parece que Israel está en peligro?
- No creo que el país esté en peligro, aunque está amenazado. Las amenazas nos persiguen y demostramos una y otra vez al otro lado, que de aquí no nos pueden sacar. A veces se olvidan; se lo volvemos a recordar; se calman unos años hasta que la memoria se les confunde un poco y volvemos a recordárselo. Yo creo que Israel tiene que lidiar con amenazas pero que su existencia no corre peligro. Nos encargaremos de ello.
- ¿Y de dónde viene la fuerza de seguir empujando hacia adelante? ¿Cómo lo sientes tú en lo personal?
- La fuerza de seguir empujando hacia adelante viene de valores que recibí en mi casa; de un curso muy especial que estudié en la universidad sobre Seguridad Nacional y la situación entre Israel y los árabes. Y de cuando nacieron mis hijos; de la necesidad de protegerlos a ellos y defender mi casa. Creo que todos tienen claro, aunque pasaron ya más de 60 años desde la creación del Estado, que si no estamos acá no estaremos en ningún otro lado.
- ¿Hay cosas en Israel que quisieras corregir?
- En todo ser humano, en toda entidad, en todo lugar, hay lo que corregir. Pero creo que debemos estar contentos de tener este país. Si no tenemos al Estado judío, nos veremos siempre perseguidos.
- ¿Qué dirías a los ciudadanos de Israel? ¿Pueden dormir tranquilos?
- Quiero creer que pueden dormir tranquilos; sentirse seguros. Yo creo que sí.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay