Cuando recibimos la foto de ambos sonrientes, juntos, disfrutamos doblemente: de saber al joven israelí Gilad Shalit gozando de la vida en Barcelona - donde asistió al clásico entre el equipo que admira, el Barça, y Real Madrid - y de imaginar la emoción de Pilar Rahola que tanto había escrito por él.
Así nos cuenta Pilar, desde Barcelona, sobre ese encuentro tan significativo para ella.
- Pilar; habías escrito por él, por Gilad Shalit; y he aquí que lo conociste personalmente. ¿Qué significó para tí ese encuentro?
- El encuentro con Gilad fue, ante todo, emoción pura. Primero porque de golpe tenía cerca a la personita, al joven por el que tanto habíamos luchado, escrito; que tanto nos había hecho sufrir. Era como tocar de cerca a un anhelo, una emoción. Pero luego, cuando lo conocí, tan frágil y a la vez tan fuerte, con una vida interior que me pareció extraordinaria, la verdad es que me conmovió profundamente.
Creo que Gilad tiene que recorrer mucho camino para recoser una herida tan profunda como la que tiene dentro, pero, de todas formas, consigue salir adelante, nos emociona a todos. Su sinceridad está siempre a flor de piel. La verdad es que queda un poco extraño, pero sólo puedo decir maravillas.
En las dos cenas en las que estuve con él, especialmente la primera que fue muy privada, en la que me senté a su lado y estuvimos hablando de muchas cosas, a veces tenía la sensación de tener a mi lado a un hijo mío: jovencito, delgadito, vulnerable; y a la vez tenía la sensación de estar ante un héroe, que había logrado sobrevivir no sólo físicamente sino sobre todo mentalmente y emocionalmente, a un trauma tan brutal.
Era una suma de emociones: la vulnerabilidad y la fuerza; era el miedo y el vencer al miedo; era el riesgo de la muerte y el triunfo de la vida. Pues la verdad es que todo esto fue muy hermoso.
- Y hasta me parece simbólico que ese encuentro se haya dado en el marco de lo que sin duda es la realización de uno de sus sueños en lo que tanto ama, el deporte...
- Así es. Su viaje a Barcelona tenía un punto central que era el partido del Barça contra el Madrid. Nos explicó su fascinación por Messi y el hecho que en algún momento de su secuestro tan brutal, la única conexión con el exterior y con sus secuestradores era ese fascinación por el Barça y por Messi.
- Es interesante que tanto entre israelíes como entre palestinos el Barça es motivo de pasión.
- Es cierto. El Barça es punto de unión de muchas cosas. Pero en el caso de Israel y Palestina es extraordinario hasta qué punto en los dos lados hay una gran fascinación. Y fíjate que Gilad estaba secuestrado en manos de Hamás, una organización que lo considera un enemigo y con la que tenía la posibilidad de morir cada día, y el Barça unía en algo a dos jóvenes, ya que los secuestradores también eran jóvenes. Es muy fuerte lo que puede hacer el deporte. Es increíble.
Y para mí, que soy del Barça, todo esto fue muy emocionante. Gilad representó una causa por la que yo había luchado. Esa personita había sido mi causa durante mucho tiempo. Y al mismo tiempo su emoción por mi club de fútbol… y el hecho que estaba en mi ciudad… fue muy fuerte.
- Pilar; Gilad irradia una serena elocuencia, firmeza pero sencilla y silenciosa. Al hablar con él ¿sentías que estabas con una persona herida?
- Sentí que tiene una gran fuerza. Pero te diré que tengo la impresión de que Gilad tiene el alma muy herida. Es mi impresión, basada en la intuición. Pero así lo sentí por su manera de hablar, por sus gestos, por la manera insistente en la que busca a su amigo del alma que va con él a todas partes; por muchas cosas. Y es evidente... ¿quién no tendría el alma herida después de haber estado en un agujero durante cinco años, sin saber si vivirás o morirás? Le han robado la juventud a este chico.
Al mismo tiempo te debo decir que lo vi muy bien acompañado, rodeado de mucho amor. Y este joven tiene que tener una fuerza interior extraordinaria, porque cualquiera habría enloquecido. Y la verdad es que por mucha herida interior que pueda tener, lo vi muy entero, con la cabeza en su sitio, pisando fuerte en la vida. Y por lo tanto lo vi herido pero reconstruido, lo cual no es nada fácil. Si yo hubiera estado en su situación, no sé cómo habría salido de allí.
Y en Barcelona le hemos dado todo el amor que hemos podido, y más, a pesar de que hubo algún tonto de que quiso hacer algún boicot. Pero no han tenido ningún éxito porque en el Barça nadie lo molestó. Creo que se ha paseado por nuestra ciudad con muchísimo más cariño que otra cosa.
- Todos recordamos la dignidad que Gilad irradió hace un año, el día de la liberación de su cautiverio, cuando aún del otro lado fue entrevistado por una cronista de la televisión egipcia, mientras detrás suyo estaban parados encapuchados de Hamás. Ella le preguntó si ahora que él recuperaba su libertad, no quería aprovechar la ocasión para exhortar a su gobierno a liberar a todos los presos palestinos. Él, aún en esa situación, con esos encapuchados detrás suyo, no perdió el criterio y la responsabilidad, y con mucha altura, dijo - y esto no es una cita literal, sino un recuerdo del espíritu de su respuesta - que quisiera que nadie esté privado de su libertad, en ninguna de las partes, pero que también debe estar claro que no debe haber atentados ni violencia. Fue muy fuerte verlo tan centrado. ¿Tú pudiste hablar con él sobre temas de paz y guerra?
- Hablamos de muchas cosas. Él tenía mucho interés en conocer el tema del fenómeno islamista en Europa y en concreto en Barcelona, España. Alguien le comentó que en ese tema yo tenía un dominio importante y me hizo muchas preguntas sobre eso. No tanto sobre el conflicto entre Israel y Palestina sino en concreto sobre el reto islamista. En eso tuvo mucho interés.
En algún momento le pregunté sobre su experiencia, pero la verdad es que él no quiere hablar. Desde luego, a la segunda pregunta que vi que le incomodaba, inmediatamente me retiré y hablamos de otras cosas, de la vida…
- ¿No tocaron para nada el tema israelí-palestino?
- Sí; claro que surgió ese tema; y mi impresión fue que es muy ecuánime, que tiene muy claro que él es un israelí y que por lo tanto defiende a su país, pero al mismo tiempo anhela la paz y el entendimiento con sus vecinos. A mí me pareció un hombre tremendamente sensato, prudente, un joven que ha madurado muy de prisa probablemente, pero que al mismo tiempo creo que aunque tenga el alma herida; la cabeza la tiene en su sitio.
Las conversaciones que he tenido con él no han sido eminentemente políticas. Hacíamos bromas, también sobre chicas; más bien sobre la vida. Tuve fundamentalmente ganas de enviarle cariño y amor; de que sintiera que estamos todos con él y de que estábamos muy felices de tenerlo con nosotros. Reímos, hicimos bromas, así se dio.
- ¿Él sabía de tí Pilar; de lo que habías escrito; de tu lucha con tu pluma?
- Bueno; se ve que le explicaron, que le habrán contado, porque cuando nos presentaron vi que ya sabía. Y noté que tenía mucho interés en saber sobre el tema del Islam. No hubo ninguna afirmación de su parte, sino que fue él quien me planteó a mí muchas preguntas.
Y luego también estuvimos explicándole sobre un libro que acaba de publicarse, de un periodista de La Vanguardia que se llama Eduardo Martín Pozuelo, que demuestra después de muchos años de investigación, que Franco fue terrible con los judíos, a diferencia del mito que decía otra cosa. El libro presenta muchas pruebas y te deja encogido. Gilad también tuvo mucho interés en eso y le explicamos.
Pues como te decía recién, más que una conversación sobre Oriente Medio, fue una charla entre amigos. Y a mí Gilad me pareció en todo momento una persona equilibrada, que ama la paz, que está a favor del entendimiento entre los pueblos y que al mismo tiempo, evidentemente, tenía inequívocamente un compromiso y una identidad israelí.
- Pilar; para terminar; tú ya has escrito sobre la tormenta que estalló cuando surgió la posibilidad que Gilad vaya a presenciar el clásico en el Camp Nou. Imagino que tú, que tanto conoces la situación en España, que no te habrás sorprendido. ¿Cómo explicarías lo sucedido?
- Ante todo hay que decir, para que lo sepa todo el mundo, que los que intentaron el boicot contra Gilad Shalit eran cuatro imbéciles que no pintan nada. Ningún partido político. Nadie que fuera relevante en el país, se les sumó. Sólo había un par de webs, los mismos que hicieron el boicot a la cantante israelí Noa cuando estuvo en Barcelona, fueron a poner un grito en el cielo.
Esto no hubiera tenido ninguna repercusión si el diario «El País» no lo hubiera publicado como noticia grande, convirtiéndolo en algo «importante». A partir de ahí, todos los periódicos siguieron el tema.
La prueba de que no son nadie es que no conozco un solo gesto de alguien en contra de Gilad. Y yo he estado en el partido. No hubo ningún problema. Fue mucho ruido mediático más que otra cosa. Lo que ocurre es que esta gente que se presenta como solidaria de los pueblos, amante de la libertad y por lo tanto más de izquierda que nadie, por lo cual forman parte del progresismo ortodoxo, hicieron suya la reivindicación de Hamás, no de Al Fatah. Es decir: Mahmud Abbás dijo, cuando se habló de que Gilad es del Barça, que ojalá todos los soldados israelíes lo fueran. Luego están los integristas islámicos, unos tipos que persiguen a disidentes, que casan a niñas, que preparan bombas y tiran misiles; estos que son de lo peor de lo peor y aquí en Barcelona, gente de izquierda, en lugar de escuchar a la voz razonable, escuchan a la intolerante. Es una locura.
Pero además, el Barça tiene patrocinio de una dictadura brutal como es la de Qatar, donde las mujeres no tienen derechos, donde se puede aplicar la pena de muerte a los homosexuales, uno de cuyos «gurús» en la Fundación Qatar es Yusuf el-Qardawi, conocido como uno de los imanes del mal. Es inconcebible que nunca nadie haya planteado un boicot aunque el Barça es patrocinado por una dictadura, y en cambio hayan tratado de hacerlo con un chaval que ha sido víctima de un conflicto terrible. De todas formas, en este caso nadie siguió a esta gente, no hubo artículos a favor del boicot por parte de nadie y yo misma he recibido un monton de felicitaciones por haber estado con Gilad; por haber escrito por él; así que creo que el resultado fue muy positivo.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay