Danny Gal, cofundador del Hub de Tel Aviv, cree que existe una gran oportunidad para crear tecnologías con las que afrontar los problemas globales y obtener beneficios económicos al mismo tiempo.
En septiembre de 2011, un evento organizado por el Hub Tel Aviv como parte del Movimiento para la Justicia Social en Israel logró congregar en 40 ciudades del país a 10.000 personas que se reunieron, sentadas en torno a mil mesas redondas, para dialogar sobre cómo querían que fuese el futuro de su sociedad.
Este intento por revivir el ágora ateniense en Oriente Medio con herramientas del siglo XXI no surgió de la nada ni por casualidad. «Somos un centro para el emprendimiento social», explicó Gal, promotor de la iniciativa y cofundador del Hub Tel Aviv.
«Creemos que nuestro rol no es sólo protestar sino también hacer algo, llegar a soluciones, y el diálogo alrededor de mesas redondas es nuestro sistema operativo», aseguró.
Desde su creación, en 2009, este centro se convirtió en un caso de estudio de cómo debe ser un ecosistema donde prosperen las conexiones y los proyectos pioneros que puedan impactar positivamente el mundo. De él no sólo salieron iniciativas para organizar respuestas ciudadanas contra políticas gubernamentales, sino que se convirtió también en una red de soporte para nuevos negocios nacidos de ideas transformadoras.
Tal y como recuerda Gal, el Hub es un espacio habitado por innovadores tecnológicos y emprendedores sociales que comparten rutina de trabajo, hogar, comunidad, colaboración e inspiración y que brindó apoyo ya a más de 300 empresarios en el desarrollo de sus start-ups.
Gal fue previamente cofundador del Centro de Futuros Emergentes (CEF), una ONG dedicada a la creación de asociaciones y alianzas entre israelíes y palestinos, y acumula más de 20 años de experiencia en el desarrollo de organizaciones en las que el diálogo y la innovación son pilares fundamentales.
- Si el ecosistema emprendedor está compuesto por varias esferas: el capital humano, las políticas gubernamentales, el apoyo financiero, la cultura... ¿Crees que es especialmente sensible a la debilidad de alguna de ellas?
- Cada lugar tiene un conjunto diferente de esferas y pueden existir diferentes perfiles. Pero debes tenerlas todas para prosperar como ecosistema. Y luego, si estás buscando los secretos escondidos de los ecosistemas exitosos debes buscar diversión, un entorno atractivo, arte, música, comunidad gay. Los lugares liberales, frescos y modernos son los que crean las condiciones para los ecosistemas de start-ups exitosos. El Hub de Tel Aviv es un microcosmos de todo esto: es atractivo, divertido, acoge mucho contenido interesante, está diseñado físicamente para que la gente se conozca y trabaje junta. No tenemos salas. Yo que soy uno de los fundadores no tengo escritorio. Llego y me siento el primer lugar que está libre y si no hay ninguno me voy al balcón. La atmósfera es colaborativa, se siente que existe una comunidad, un hogar. No tenemos directores, sino anfitriones que te ayudan a conectar con otras personas si, por ejemplo, eres tímido y no tienes muchas habilidades sociales.
- ¿Por qué decidieron centrarse en innovación social y alta tecnología?
- Porque he visto innovaciones tecnológicas que no significan nada para nadie excepto por los dólares que llevan a los bolsillos de los fundadores. Y veo la concentración de talento en Israel y lo importante que es que esa gente piense cuál es el propósito de una start-up o de la tecnología que está desarrollando. Hay una oportunidad para que la gente cree tecnología con propósito social y para que, al mismo tiempo, también consiga un beneficio económico decente de ello. En pocos años, espero que en 10 o 20, no habrá proyectos sin propósitos sociales. La mayoría de los emprendimientos tendrán un propósito, un impacto positivo.
- ¿No habrá empresas que sólo quieran ganar dinero?
- La idea de qué es un negocio está cambiando. En el pasado, el objetivo final de una empresa era maximizar los beneficios de los accionistas. Ahora las empresas están cambiando sus propósitos para servir a los intereses de los diferentes grupos de interés del negocio, que no son sólo los propietarios o accionistas, son también los clientes, la comunidad, los proveedores, cualquiera que tenga interés en lo que esa empresa está haciendo. El reto es crear una fórmula que funcione para todos en una situación en que todos ganen y que al mismo tiempo permita seguir obteniendo dinero para hacerla sostenible.
-¿Qué es lo más importante que aporta el modelo del Hub a los emprendedores?
- Vemos cada día lo importante que es para un individuo con una buena idea tener una comunidad que le apoye. Cuando tienes una idea para solucionar un problema y la comentas a la gente, muchos de ellos te dirán que no es posible hacerlo. Entonces normalmente abandonas esa idea, desatiendes el problema y sigues viviendo. Eso es mediocridad, es aburrido, es no avanzar, no ser transformador. Aquí intentamos crear una atmósfera en la que las ideas no son equivocadas o locas. Te animamos a buscar soluciones a los problemas sociales que ves, a conectar tu talento tecnológico con tus preocupaciones sociales o medioambientales y crear una solución. Te apoyamos para que lleves la idea desde el sueño o fantasía a través de varios pasos prácticos hacia un plan de negocio, un análisis de mercado y todo lo que necesitas para convertirlo en una empresa exitosa. Y lo hacemos no como una escuela en la que hay alumnos y profesores, sino como una comunidad de compañeros e iguales. En lo que creo que el Hub es excelente y mejor que cualquier otra organización similar es en cómo acoge a la comunidad.
- ¿De qué proyectos que has visto te sientes más orgulloso?
- De aplicaciones como «Fooducate», que lee los códigos de los productos de alimentación y ofrece información y consejos sobre nutrición y hábitos saludables. O de «40 weeks», que ayuda a las mujeres embarazadas a hacer un seguimiento del periodo de gestación: en el momento adecuado van recibiendo información y vídeos sobre lo que está sucediendo en su cuerpo y tienen conexión directa con el médico lo que las anima a preguntar y tomar decisiones. Y esto son empresas, no organizaciones filantrópicas. Para solucionar los problemas sociales a los que nos enfrentamos a nivel nacional y global necesitamos más dinero, más inversiones y más talento y el dinero filantrópico no es suficiente. Necesitamos atraer los inversores y al capital riesgo para que apoyen iniciativas como estas.
- ¿Crees que los emprendedores y los inversores están centrándose en los problemas realmente importantes?
- No lo suficiente. En realidad estamos cerrando los ojos a los verdaderos problemas del mundo. Por ejemplo, en problemas de salud como el cáncer en los que el cuerpo está intentando sobreactuar, arreglar algo que no está funcionando. Hay muchas empresas intentando curar el cáncer, pero no suficientes que estén intentando cambiar la forma que tenemos de vivir que trae el cáncer. Hay muchas empresas que intentan ocuparse de la educación pero el sistema educativo es aún como una televisión en blanco y negro, no está preparado para lidiar con la dificultad para concentrarse de los niños que reciben multitud de estímulos, y muchos de ellos están tomando Ritalin como tratamiento para el trastorno por déficit de atención y la hiperactividad. Las empresas farmacéuticas están buscando una cura química para ayudar a los niños a concentrarse en lugar de buscar formas en las que los niños puedan aprender cómo quieren aprender por sí mismos. Como estos hay muchos ejemplos de que estamos intentando crear soluciones, pero no a los problemas adecuados. En el Hub estamos intentado pensar diferente sobre los problemas de raíz reales: en salud, educación, transporte y crear soluciones a esos problemas, no a los síntomas.
- ¿Qué podría aportar la tecnología y el Hub a la resolución del conflicto entre israelíes y palestinos?
- Organizamos un hackathon en el que reunimos a programadores israelíes y palestinos para crear aplicaciones conjuntas; no aplicaciones para la paz, simplemente negocios conjuntos. Apoyamos a emprendedores que desarrollan iniciativas que tienden puentes entre las personas, por ejemplo, a un productor que ha rodado la película sobre dos combatientes de diferentes bandos que llegaron a ser amigos tras perder a sus hijas en ataques terroristas. Seguimos buscando iniciativas que se ocupen del conflicto y las apoyamos con nuestra experiencia y también ayudándolos a crear negocios que sean económicamente viables. Si vas a la política es un callejón sin salida. Pero si construyes confianza entre seres humanos y les apoyas para construir asociaciones duraderas, no solo negocios, también empresas humanitarias u otros proyectos, entonces funciona mucho mejor.